Cofetel: Calderón perdió... para ganar *

jueves, 8 de julio de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 8 de julio (Proceso).- En el ping pong de imputaciones entre Purificación Carpinteyro y sus acusadores, la última jugada le habría costado el puesto al titular de la Cofetel: la exsubsecretaria demostró que ella no espió a Luis Téllez y que las grabaciones que ocasionaron su salida de Comunicaciones y Transportes vinieron del lado de Héctor Osuna. Y dijo más Carpinteyro: que Osuna fue obligado a renunciar por el gobierno de Calderón a cambio de no ser procesado por falsedad de declaraciones. Además, Los Pinos obtiene con ello el control de la Cofetel.

El más reciente capítulo de la guerra sucia en las telecomunicaciones se escribió la semana antepasada con la renuncia anticipada de Héctor Osuna a la presidencia de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) y la designación, el pasado 30 de junio, de Mony de Swaan Addati, incondicional del titular de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, como el sustituto para presidir un organismo cuya autonomía está en su punto más débil, ante la presión del gobierno de Felipe Calderón y los intereses de los grandes consorcios de un sector que genera más de 10 mil millones de dólares anuales.

La dimisión de Osuna ocurrió días después de que la exsubsecretaria de Comunicaciones Purificación Carpinteyro presentara en su defensa el intercambio de mensajes vía celular que confirman que fue el propio Osuna quien le entregó las grabaciones de conversaciones de Luis Téllez, enemigo de ambos, cuando éste fungía como secretario de Comunicaciones y Transportes.

Opuesta a la versión de Osuna, Carpinteyro dice a Proceso que la renuncia tiene “todo que ver” con la demanda penal en contra de ella, pues la PGR la acusa por la supuesta divulgación de grabaciones e intercepción de llamadas telefónicas.

Para Carpinteyro, Osuna fue obligado a renunciar por el gobierno de Calderón a cambio de no ser procesado por falsedad de declaraciones. Al mismo tiempo, Los Pinos obtiene el control de la Cofetel.

Sólo dos de los cinco comisionados del organismo regulador –Rafael del Villar y Gonzalo Martínez Pous– responden a los intereses del calderonismo; los otros tres son herencia del foxismo. Con el nombramiento de Mony de Swaan, excoordinador de asesores de Molinar Horcasitas, Calderón tendrá mayoría en la comisión.

Las reacciones al nombramiento de Mony de Swaan fueron negativas. El coordinador de los senadores priistas, Manlio Fabio Beltrones, acusó al gobierno federal de vulnerar la autonomía de la Cofetel, mientras que el senador perredista Carlos Sotelo señaló que Calderón busca así garantizar la autorización de su nuevo canal gubernamental, anunciado el 30 de marzo.

En medio de ese panorama, la subsecretaria de Comunicaciones, Gabriela Hernández, anunció su renuncia al cargo en el que sustituyó a Carpinteyro. Un escueto comunicado de la SCT indicó que su dimisión fue “por razones personales”. Hernández fue una de las aspirantes a integrarse a la Cofetel.

El conflicto en el sector va más allá de las diferencias entre Téllez, Carpinteyro y Osuna. La exfuncionaria revela a Proceso que la serie de “intrigas” en su contra se inició en diciembre de 2007, cuando impidió –en una reunión en Los Pinos– la realización de un negocio de “miles de millones de dólares” defendido por Téllez, Javier Lozano y Gerardo Ruiz Mateos.

La animadversión se acrecentó cuando Téllez impidió la publicación de las bases para licitar las bandas de 1.7 y 1.9 GHz para telefonía móvil, en diciembre de 2008, con condiciones muy distintas a las actuales y que “fueron diseñadas para beneficiar a Televisa”, sostiene Carpinteyro.

Las bases de licitación de esas bandas venían acompañadas de un “plan de acción” –elaborado por la entonces subsecretaria Carpinteyro– que proponía crear una tercera y una cuarta cadenas de televisión, permitir el cambio de título de concesión de Telmex para que participara en la televisión restringida (propuesta rechazada por Televisa y las cableras), crear un paquete de concesiones sobre derechos de vía para que se licitara la instalación de fibra óptica en los ductos al lado de las carreteras federales (propuesta distinta a la licitación de la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad, que fue entregada al consorcio formado por Televisa, Megacable y Telefónica), así como establecer una nueva política satelital y consolidar las oficinas de Telecom y Correos de México para crear 2 mil 200 oficinas de comunicación en todo el país.

“Ese fue el plan que presenté. Implicaba un gran cambio, poner a competir a Telmex con Televisa. Por lo menos en dos puntos estábamos muy avanzados, como en el cambio de título de concesión de Telmex y la licitación de las bandas de 1.7, 1.9 y 2.5 GHz”, afirma Carpinteyro.

–¿Ese plan de acción la convirtieron en incómoda?

–Innegable. Tenemos que entender que existe un sistema que se protege a sí mismo. Todo mundo trata de defender los privilegios o incrementarlos. En la medida en que hay un elemento disruptor, que va contra el establishment, hacen todo para eliminar a ese elemento, que era yo. ¿Cómo hacerlo? Hay mil maneras. Por ejemplo, esas intrigas que fueron creadas e impulsaron mi salida del sector.

–¿No sólo era una fobia personal entre Luis Téllez y usted?

–No, hay mil factores más. Todos sabemos que Luis Téllez forma parte de ese sistema, incluso moriría si no fuera parte de él. Tiene que sentirse parte de la oligarquía mexicana y no estar ahí lo convertiría en un paria.

–Entonces Luis Téllez va ganando la partida. Ya eliminó a Purificación Carpinteyro y a Héctor Osuna en la Cofetel, sus dos adversarios.

–Evidentemente. Y tiene el cargo de presidente de la Bolsa Mexicana de Valores. En este proceso Téllez no se ha visto perjudicado. Continúa con una posición dentro de la oligarquía, es una posición importante. Yo no sólo estoy fuera de los sectores público y privado, estoy siendo denostada y sujeta a un litigio penal y con la espada de Damocles, porque ese proceso puede ser ampliado.

Carpinteyro va más allá y advierte que las actuales licitaciones de fibra óptica y de telefonía móvil son violatorias del dictamen de la Suprema Corte de Justicia contra la llamada Ley Televisa.

“Los ministros establecieron que en las licitaciones del espectro no puede prevalecer sólo el interés económico, sino también el interés social, de cobertura, etcétera. Entonces, las licitaciones que yo había diseñado partían de quién iba a abarcar más población. Ese era el diseño y no este proceso que es completamente violatorio de la decisión de la Suprema Corte”, argumenta la abogada.

–¿Incluyendo la licitación de la fibra óptica?

–Incluyendo el de la fibra óptica. Éste iba a ser un proceso que se iba a asignar como ganador al que cobrara menos por el tránsito de las comunicaciones al consumidor final.

 

Osuna y los “titiriteros”

 

Proceso pregunta a Purificación Carpinteyro sobre la renuncia anticipada de Osuna: ¿Era un elemento incómodo a este establishment?

“Osuna había sido víctima de las intrigas de Téllez frente al presidente de la República, quien por lo menos en dos ocasiones le pidió la renuncia. Los Pinos sentía que no tenía el control de la Cofetel. Sólo había podido asignar a dos de los cinco comisionados. La salida de Osuna para el gobierno representa tener el control de la Cofetel, que no había tenido. Con un nuevo integrante va a pasar de dos a tres comisionados leales. Es una carambola doble. Sacan a Osuna y recuperan una vacante que les permite tener el control.”

–Pero las críticas a la falta de independencia de Osuna eran muchas. Se le acusó de estar cercano a los intereses de Televisa –insiste el reportero.

–Los intereses de Televisa van a ser defendidos por el gobierno federal. La captura de Televisa no nada más es en torno al órgano regulador per se. Todo mundo trata de quedar bien con Televisa porque todos estos privilegios y prebendas que ha conseguido, incluso más de lo que esperaban, no vienen de la Cofetel, vienen del gobierno federal.

–¿La disputa es ver quién controla la negociación con Televisa?

–El titiritero a fin de cuentas puede mover al títere o hacer que alguien más lo mueva. Es el caso, sobre todo frente a los procesos electorales, como los que vivimos y más en vías de 2012, donde ellos quieren influir.

La renuncia de Osuna sorprendió a todo el sector. Apenas el 3 de junio declaró a El Universal que pensaba reelegirse para un periodo más como presidente de la Cofetel. Contra la idea de autonomía, Osuna anunció su renuncia acompañado por el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, y negó que hubiera beneficiado a Televisa en sus decisiones.

“Decido presentar mi renuncia anticipada para dedicar tiempo a asuntos políticos en Baja California; me voy satisfecho por haber cumplido con las responsabilidades asignadas y los logros obtenidos”, afirmó Osuna.

Su dimisión ocurrió la misma semana en que el juez que lleva el caso de Carpinteyro lo citó a comparecer, el día 21, al mismo tiempo que a Luis Téllez y al director jurídico de la SCT, Gerardo Sánchez Henkel. Ninguno se presentó a declarar.

Carpinteyro logró acreditar ante un dictamen pericial de grafoscopía que el anónimo con amenazas a Téllez no era de su autoría. El perito determinó que hubo una “intención fraudulenta” de imitar la letra de la exfuncionaria.

La exsubsecretaria solicitó otras pruebas de descargo: por ejemplo el video de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) de una cámara de vigilancia frente al Starbucks del hotel Marriott de Polanco, donde se acredita que Héctor Osuna le entregó al chofer de Carpinteyro una copia de las grabaciones. La SSPDF respondió que ya no tenía esos videos porque sólo los mantenían seis días.

Para defenderse de la acusación de ser la autora del espionaje, Carpinteyro presentó el intercambio de mensajes en su Blackberry entre ella y Osuna. Este diálogo acreditaba que el extitular de la Cofetel fue quien le ofreció las grabaciones a Carpinteyro.

“Era muy reticente a entregar ese intercambio, porque mi percepción era que al entregarlo le daba al gobierno las cartas para llamar a Héctor Osuna. Originalmente él negó ante la PGR haberme entregado las grabaciones. Sus abogados nunca imaginaron que yo tenía ese intercambio de mensajes.

“Para el gobierno federal fue muy fácil decirle: ‘Aquí tenemos las pruebas de que tú entregaste las grabaciones. Como menos te podemos acusar de falsedad de declaraciones. Y como ya mentiste una vez, pueden ser dos o tres veces, entonces te podemos acusar de haber grabado. Tú sabes: o te vas a la cárcel o te vas a tu casa tranquilamente’”, reconstruye Carpinteyro.

“Con esta renuncia yo quedo en una situación de vulnerabilidad total”, señala.

 

El escándalo y la venganza

 

Osuna se vio implicado en el escándalo de espionaje de la SCT a raíz de la divulgación de grabaciones de llamadas telefónicas donde Téllez revela una serie de maniobras para emprender acciones contra Carpinteyro.

En esas grabaciones, además, el exsecretario expresa su desprecio por los integrantes de la Cofetel y le ordena al director jurídico de la Presidencia, Miguel Alessio Robles, que niegue la existencia de un amparo otorgado a favor de la empresa Axtel, de Tomás Milmo, y presuntamente violado por la Secretaría de Comunicaciones.

En una reunión en Los Pinos, el 20 de enero de 2009, Carpinteyro le entregó a Felipe Calderón una copia de esas llamadas. Téllez, presente en ese encuentro, la acusó de haber ordenado ese espionaje y de haberlo divulgado en varios medios de comunicación. Calderón le ordenó al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, que analizara las llamadas y las consecuencias jurídicas.

El 30 de enero, Carpinteyro presentó su renuncia a la subsecretaría. Gómez Mont le ofreció, como “salida digna”, dos puestos: cónsul en Río de Janeiro o directora general de RTC. Carpinteyro rechazó ambas ofertas argumentando que si ya había perdido la confianza del presidente, no tenía caso seguir en su gobierno.

El 13 de febrero, la revista electrónica Reporte Índigo divulgó la transcripción de las grabaciones. Entre el 19 y el 20 de febrero aparecieron otras pistas de una guerra sucia a partir de anónimos y de “filtraciones” contra Téllez (Proceso 1686).

Desde entonces, la Procuraduría General de la República acusó a Carpinteyro de ser la autora de las “filtraciones” y, luego, de ser la responsable del espionaje y amenazas contra Téllez.

A un año y medio de distancia, ella compara la actuación “por consigna” contra ella con el reciente escándalo de la divulgación de las grabaciones contra los gobernadores priistas Fidel Herrera, Ulises Ruiz y Mario Marín, presumida por el dirigente nacional panista César Nava.

“Nava comete el delito de flagrancia, anuncia incluso que tiene más grabaciones, pero la PGR no lo consigna. Lo que comprueba que en mi caso es un acto de venganza contra quienes han caído en desgracia del sistema”, subraya.

–¿Por qué se inició esa serie de intrigas?

–Los conflictos con Luis Téllez no comenzaron cuando yo asumí la Subsecretaría de Comunicaciones. Vinieron mucho antes. Tenía la propuesta original desde inicios de la administración de Felipe Calderón de ocupar la Subsecretaría. Téllez se opuso. Me ofreció la Dirección Jurídica de la SCT. Decliné diciendo que no me sentía capacitada para ese cargo y que mi intención era aportar mis conocimientos en donde sí tenía experiencia.

Carpinteyro relata que siendo directora del Servicio Postal Mexicano (Sepomex), Calderón la invitó a participar en varios debates relacionados con el tema de telecomunicaciones.

“En un debate en particular, en diciembre de 2007, sin necesidad de revelar la empresa, porque es parte de la confidencialidad, Téllez le hizo una presentación al presidente en relación con las bondades de un proyecto, pero no le estaba contando toda la verdad. En esa ocasión expliqué lo que yo veía desde mi perspectiva, lo que hizo que cambiara la perspectiva de Calderón y se suspendiera el proyecto”.

–¿Qué tan grave era?

–Era una decisión muy trascendente para el desarrollo de las telecomunicaciones y la apertura del sector. Era muy relevante, muy significativo. Haberme quedado callada no lo hubiera aceptado.

–¿Quiénes estaban presentes?

–Estaban presentes Javier Lozano, que apoyó al principio a Téllez, el ya difunto Juan Camilo Mouriño, queridísimo, y que me apoyó, y me parece que estaba Gerardo Ruiz Mateos. Por supuesto estaba Calderón.

–¿Ahí comenzó la animadversión entre usted y Téllez?

–Es indudable. En el momento en que contradije al secretario de Comunicaciones y Transportes y lo puse en evidencia frente al presidente, me gané su desagrado.

–¿Afectó intereses?

–Sin la menor duda. Había intereses en juego que defendía Luis Téllez. Muchos miles de millones de dólares estaban involucrados.

–A usted la han acusado también de defender a Telmex. ¿Era cierta esa posición?

–Defiendo y seguiré defendiendo que para poder crear competencia en el sector hay que poner a los dos tigres a pelear (Telmex y Televisa). Sabemos que hay un gigante de las telecomunicaciones y un gigante de la televisión que no sólo tiene el control de los canales de mayor rating, sino también de las empresas de televisión por cable y a través de Sky, de la televisión satelital.

“Se le permite a Televisa entrar a competir con sus empresas a telecomunicaciones, pero no se le permite a Telmex entrar a competir en el mercado de la televisión de paga. Lo único que vamos a tener es el agigantamiento de uno solo, que es Televisa, a la que se le está otorgando todo lo que quiere, y más.

*Este reportaje se publicó en la edición 1757 de la revista Proceso, actualmente en circulación

 

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