Análisis deportivo: Descarrilamiento
* "Yo soy el único responsable": Luis Fernando Tena
México, D F, 13 de septiembre (apro)- Manejado desde siempre como un negocio familiar, Cruz Azul ha vivido dos etapas bajo el apellido Álvarez La primera, de 1964 a 1974, gloriosa, con Guillermo Álvarez Macías en la que se ganaron cinco campeonatos de liga en apenas 10 años, lo que situó al equipo en los niveles de grandeza de los viejos y tradicionales ganadores de las ligas mexicanas: Guadalajara, América y Pumas
La otra etapa, la terrible etapa azul fue con los hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, de 1980 a 2004, en la que apenas se pudo conseguir un campeonato de liga Y la etapa intermedia, la de sucesión, cuando Cruz Azul logró el bicampeonato a fines de los setenta
Inicios de torneos como el actual permiten suponer que en Cruz Azul ocurrió algo que carcomió la filosofía de siempre: Los jugadores se han vuelto unos vividores de una institución modelo, que paga bien y a tiempo, que hace ricos a muchos veinteañeros, que llegan a entrenar en camión urbano y dos torneos después de debutar lo hacen en un BMW último modelo
La institución les mata rápido las dos hambres del futbolista: la de comer y la de la fama
Es una institución que, ciertamente, por el perfil social que manejan como cooperativa, hacen partícipe al futbolista de los beneficios de pertenecer a esa organización
El hoyo negro de la institución es no haber encontrado el mecanismo de exigencia para que los altos salarios tengan congruencia con el alto rendimiento y, por tanto, con las grandes conquistas a las que siempre aspira el equipo
Esa parte, la de llenar los bolsillos sin vaciar el alma ni la ambición deportiva de los futblistas es la que tiene al Cruz Azul en un profundo agujero de identidad con la camiseta que representan
Estos futbolistas actuales usurpan la fama bien ganada de los Miguel Marín, Alberto Quintano, Eladio Vera, Horacio López Salgado, Fernando Bustos o de Carlos Hermosillo, que dieron títulos a la institución y dejaron sus nombres en la gloria deportiva de Cruz Azul
Ha surgido de la cantera una generación de perdedores, de futbolistas sin brillo propio ni colectivo, muchos de los cuales se fueron sin dejar huella y otros siguen ahí, lucrando con la gloria de sus antecesores
En ese grupo están los José Alberto Hernández, Juan Carlos Cacho, Víctor Gutiérrez, Tomás Campos, Marvin Cabrera, Pablo Campos, Mario Ortiz, Alejandro Corona o Adrián Cortés, una generación sin brillo, que participa de los beneficios pero cuya cuota de aportación deportiva se puede enviar sin revisar al archivo muerto
Cruz Azul se ha convertido en una especie de aparato eléctrico chino, al que ningún técnico le encuentra arreglo Vienen entrenadores cotizados del exterior, firman a los mejores del país y los inicios de los últimos torneos avecinan un cierre agobiado, en el que por la vía del "panzazo" suelen pasar al "repechaje" y con eso cubren como cortina de humo los fracasos en números
Nada más claro para hablar de los últimos cinco torneos es la posición 15 de Cruz Azul en la tabla de porcentaje Es real su amenaza de descenso porque ha conseguido apenas 102 puntos en los últimos 80 partidos
La realidad es que la máquina descarrilada se encuentra en la vía 15 entre los que están con riesgo de irse al infierno Cruz Azul sólo supera al Puebla, Tecos y Culiacán
He ahí una buena oportunidad institucional para que la organización de Cruz Azul, no el equipo de futbol, sino la cooperativa en general, haga un examen concienzudo a las relaciones entre el presidente Guillermo Álvarez Cuevas y el promotor Carlos (Martínez) Hurtado, quien desde Miami sigue provocando huracanes en el medio futbolístico mexicano