Análisis deportivo: Los secuestrables

sábado, 9 de octubre de 2004 · 01:00
* "Es triste que digan que la delincuencia se va a terminar, pero nada de nada Ahora le tocó a mi compañero, mañana, quizá a mí”: Joaquín Beltrán México, DF, 8 de octubre (apro)- La delincuencia se había tardado en ponerle el ojo a los futbolistas profesionales, entidad privilegiada en el país, donde el más "pobre" recibe sueldos de 50 a 70 mil pesos mensuales No son asalariados del promedio, sino trabajadores de escala alta, al nivel de funcionarios públicos, de empresarios o de luminarias del espectáculo Futbolistas que ganan entre 500 mil y un millón de pesos mensuales es increíble que cometan los descuidos inaceptables en un país con tal tasa de inseguridad En otros rincones del planeta (Argentina, Colombia, España, Brasil) los futbolistas tomaron precauciones hace tiempo y de sus millonarios sueldos destinaron una parte al cuidado personal y el de sus familias Hay que tomarlo seriamente en cuenta: el secuestro de Alberto Becerra Acco, el portero suplente del Puebla es un peligroso aviso de la delincuencia que viene Hace seis años se dio el primer caso cuando raptaron al padre de Jorge Campos mientras el portero se encontraba con la Selección Nacional en una gira por Asia, de donde tuvo que regresar de inmediato para negociar con los captores el monto del rescate "El Ñoño" Campos fue secuestrado el 17 de febrero de 1999 por un comando en una de las canchas de futbol de su rancho Plan de los Amates, a 12 kilómetros de Acapulco, donde Jorge tiene finos caballos cuarto de milla Díez días después los secuestradores, cobraron 631 mil pesos, cuando al principio pedían 10 millones También le llegó la delincuencia a Joel Sánchez, en ese tiempo defensor de las Chivas Un grupo de jóvenes secuestró a su hermana y pidió 70 mil pesos de rescate Se les entregaron y la mujer fue liberada El pasado lunes, el portero del Puebla, Alberto Becerra Acco fue obligado a conducir su propio auto hasta Tamaulipas y ahí fue liberado tres días después Había sido secuestrado el lunes pasado, cuando viajaba a Toluca, Estado de México El director técnico Juan Ignacio Palou García alertó a la comandancia de Reynosa de la Policía Federal Preventiva al informarles que Alberto Becerra había sido secuestrado y liberado en la carretera Un inspector de Reynosa, Alberto Navarro, encabezó el operativo de búsqueda y uno de sus operadores, el capitán Héctor Lechuga, encontró a Becerra, tres kilómetros antes de llegar a Reynosa Becerra estaba en un Oxxo, en la gasolinera La Granja, a la entrada al ejido La Retama El portero dijo que su pesadilla comenzó la tarde del lunes 4 de octubre, en la antigua caseta San Martín Texmelucan Iba en su auto Dodge Cirrus 2003, color negro, hacia la concentración del equipo, en Toluca, para las prácticas de entrenamiento A las cuatro de la tarde se le acercó un hombre de unos 35 años, robusto, de 172 metros de altura, usaba una playera color naranja y pantalón negro Bercerra narró el hecho: "Me puso la pistola en el cuerpo y me dijo súbete a tu coche, en el asiento del copiloto ya estaba otro sujeto, delgado, de unos 33 años, bastante moreno y bigote poblado, ninguno de ellos me golpeó Me dijo maneja, ese secuestrador ya estaba en el asiento trasero, ambos me dijeron que no hiciera nada, y sólo manejé, luego me dijeron que me desviara, a unos 80 kilómetros; adelante, me ordenaron detenerme, y el que iba de copiloto se pasó al asiento del conductor" Siguieron hasta Chimalhuacán, Estado de México Le quitaron el efectivo, 4 mil 500 pesos y una tarjeta de crédito Con ese dinero iban pagando casetas de cobro y combustible Los secuestradores condujeron el auto hasta Poza Rica, Veracruz, después a Tampico y estuvieron dando vueltas por la ciudad por espacio de unas seis horas, para entonces, ya estaba por amanecer el martes De ahí se trasladaron a Altamira y llegaron a Soto La Marina De nuevo hicieron tiempo, ya por la tarde comenzaron el viaje hacia San Fernando Encontraron un retén militar y le ordenaron no hacer algo que llamara la atención Los militares los bajaron del auto pero no los catearon, por lo que no pudieron encontrar las armas que llevaban debajo de sus camisas Dijeron que iba a Reynosa, de compras Pasado ese retén abandonaron a Becerra en un lugar solitario, de donde comenzó su caminata hasta llegar a una gasolinera, a media noche Allí encontró su auto, ya sin los secuestradores Rompió el vidrio trasero para sacar una tarjeta telefónica y así poder llamar a su entrenador, quien avisó a las autoridades Rubén Arredondo Sáenz, agente del Ministerio Público, recibió la denuncia y enseguida el portero acudió a Servicios Periciales para proporcionar sus datos y realizar retratos hablados de los secuestradores Aunque parece la narración de una película de suspenso, las autoridades tienen sus dudas porque los secuestradores no intentaron comunicarse con sus familiares para pedir un rescate En todo caso suponen que podría tratarse de otro tipo de delincuentes, pero no de secuestradores De cualquier manera, aunque Becerra ya concluyó su episodio aterrador, el aviso de la delincuencia es para tomarse en cuenta Los futbolistas mejor pagados en México, los dirigentes del futbol y los entrenadores, que habitan la burbuja de los millones, bien harían en poner atención a estos avisos de la delincuencia organizada

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