ADELANTO DE LIBROS: "Otras sílabas sobre Gonzalo Rojas", de Fabienne Braud

lunes, 1 de julio de 2002 · 01:00
México, D F (apro)- Nacida en Francia, pero bien avecindada en México desde 1976, Fabienne Bradu, autora de "Señas particulares: escritora", "Ecos de Páramo", "Antonieta" y un estudio sobre mujeres prominentes de los años 30, "Damas de corazón", se entrega ahora a una apasionante aventura: seguir los pasos del gran poeta chileno Gonzalo Rojas Para ello no sólo va a adentrarse en su obra entera, sino a meterse de lleno en su tierra: la ciudad natal de Rojas, Lebu De manera que este libro que entrega ahora el Fondo de Cultura Económica en su colección Tierra Firme, es un recorrido por el país del poeta para encontrarlo Pero que sea Bradu quien nos lo explique, a través del Preámbulo: "Este libro es el resultado de un proyecto fracasado A fines de 1999, le había propuesto a Gonzalo Rojas escribir, con su colaboración, una bibliografía que surgiría de sus poemas Una intuición originada por un viaje anterior a Chile, a raíz del homenaje que le rindiera la Universidad de Concepción (octubre de 1998), me decía que gran parte de su poesía debía tomarse en un sentido mucho más literal que lo que acostumbraba a hacer la crítica Así, quiero subrayar que su poesía nace de experiencias vividas y que Gonzalo Rojas puede asegurar con Nietzsche: ?Siempre he puesto en mis escritos toda mi vida y toda mi persona Desconozco lo que pueden ser los problemas puramente intelectuales? El lado más oscuro de dicha intuición me dejaba entrever un apretado nudo entre una vida y obra, como trenza de sentidos que, hasta ahora, pocos se habían atareado en precisar "Durante un almuerzo en la Feria del Libro en Guadalajara, en octubre de 1999, Gonzalo Rojas escuchó mi propuesta y la aceptó con gran entusiasmo, mitigado por una sonrisa maliciosa que parecía significar: ?inténtalo si quieres, a ver si lo logras? Partí a Chillán de Chile en diciembre, con el propósito de concretar el proyecto bajo la forma de conversaciones que el verano propiciaba inmejorablemente Me quedé en Chile hasta fines de enero y regresé a México con la certeza de que el libro no podía ser como lo había ideado Reducir la poesía de Gonzalo Rojas a una mera sucesión de anécdotas jamás revelaría la alquimia entre vida y obra De haber sido posible, contar la circunstancia subyacente en cada poema hubiera acabado en un envilecimiento tanto de los episodios como de la poesía "Entre todas las lecciones que me ofreció el verano chileno, la esencial consistió en observar detenidamente al poeta Por supuesto, leímos juntos muchos poemas suyos, hablamos de poseía y de poetas, de otras vidas y de la vida Pero al transcribir las cintas grabadas me di cuenta de que Gonzalo Rojas me había proporcionado pocas claves para descifrar tanto su vida como su obra Todo estaba por comenzar o por comenzar de nuevo Durante unos meses, favorecidos por un año sabático, me extravié en las lecturas, pensaba, me ofrecerían unas llaves para abrir las puertas de los poemas más crípticos de Gonzalo Rojas Me indigesté, me embrutecí, me harté de tanto buscar lejos de su obra lo que finalmente estaba ahí: en su poesía Luego viajé más lejos, me distraje con otros paisajes, pero todo me regresaba a la misma obsesión Entonces regresé al escritorio y al punto de partida, e intenté redactar mis intuiciones originales "La estancia en Chillán no resultó vana, aunque principalmente sirviera para desvanecer mis ilusiones ?Sólo se aprende de los propios errores", asienta con razón el poema ?El espejo? de Gonzalo Rojas Lo que aprendí no quedó grabado en ninguna cinta A la distancia me doy cuenta de que lo que pudo haberme enseñado Gonzalo Rojas consiste tan sólo en señalamientos, es decir, en ejercer el sentido más literal del verbo ?enseñar? Mientras leíamos sus poemas, Gonzalo Rojas me señalaba, aquí y allá, una palabra, una construcción sintáctica que, según él, era elocuente si bien casi inadvertida para un lector apresurado Me escuchaba especular sobre sus versos A veces hasta me festejaba alguna frase Pero casi nunca salía de sus poemas, casi nunca extrapolaba más allá de las palabras que concurrían a construir determinado poema A ratos resultaba desesperante, pero ése era el tenor de la lección de lectura: todo lo que había querido decir estaba dicho en estas palabras suficientes y necesarias "Pocos rastros de los días chilenos quedaron en este libro, a pesar de que fueron determinantes para concebirlo tal y como se presenta Un solo consejo me dio Gonzalo Rojas a la hora de partir, cuando le refrendaba mi decisión de arriesgar el intento: ?Y cuando escribas no mires lo que escribas, piensa en el sol??, evocando su poema ?Las sílabas? Así procuré hacerlo, pensando solamente en el sol que irradia el contagio de su persona y de su obra Aun así, el libro podrá parecer caótico, disperso o confuso a algunos lectores De lo que estoy segura es de que no pude escribirlo de otra manera, de que esta construcción me la exigía tanto la obra de Rojas como lo que yo pretendía iluminar de ella con mis limitadas luces Confío en que los atentos lectores de la poesía de Gonzalo Rojas sabrán acompañarme en mis recorridos dentro del laberinto, en ?Concierto? con otras voces poéticas y críticas que ya habían pensado las mismas cosas que yo quería decir en una forma que no podía mejorar "¿Cómo concluir este preámbulo que se ha alargado en demasía? Quizá diciendo que el punto final del libro es absolutamente arbitrario, que lo puse con el sentimiento de no haber dicho nada o muy poco, y que quedan tantas cosas por mostrar Gonzalo Rojas dice que los grandes poetas nunca se terminan de leer, que siempre hay que estar leyéndolos para que quede tinta en el tintero y venga otro y siga diciendo: ?Rojas y más Rojas?"

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