México, D F (apro)- Este poema está extraído de “Espacio Hierro Medio siglo de creación poética”, publicado en España hace un mes y que permanece inédito en México
“Prólogo”
Hace ya mucho tiempo que yo sentí estas cosas
tan naturales que hoy os cuento
Eran brotes de vida, no cuajaron en rosas,
fueron cortadas por el viento
Yo veía en mi tierra una bestia peluda
--ojos de mar y verde vello--
que se me aparecía cada día desnuda
y acariciaba mi cabello
Mamé la leche amarga de sus ubres Sentía
la vida ardiendo por mis venas
y en lugar de expresarla, como correspondía,
tirando lejos mis cadenas
En vez de responder a su melancolía
con mi pasión de animal joven,
recordaba ante el campo quieto la sinfonía
sexta, de Ludwing van Beethoven
Ahora ya es imposible interpretar la vida
viviendo todos sus instantes
Se ha endurecido el alma, se ha cerrado la herida;
ya no sangramos como antes
Y llega como un sueño que no se le desea
nuestro pasado hecho pedazos
Como no fruto podrido que arroja la marea
salado y frío en nuestros brazos
Sabemos vagamente que bebíamos sedientos
la primavera, el campo, el río
Y un día quedó todo atrás Ibamos lentos
Por la llanura del estío
Qué lejano parece, visto desde la cumbre
árida y seca del presente
Sol que ya no calienta, aunque vemos su lumbre
dorada y grave en el poniente
Y antes de que se oculte, tembloroso y vencido,
reverdezcamos nuestros ramos
Busquemos nuestra estela, midamos lo perdido
Vamos a ver si recordamos 23/12/02