COLUMNA/AJEDREZ: El talento ajedrecístico, ¿se puede medir?

martes, 7 de enero de 2003 · 01:00
México, D F (apro)- De unos meses a la fecha, la Asociación Nacional de Padres de Ajedrecistas (ANPA), se ha visto muy combativa Luchan porque sus hijos tengan condiciones aceptables en los torneos, porque exista la posibilidad de que se les asignen recursos (por parte de la Federación Nacional de Ajedrez) para conseguir uno o varios entrenadores que guíen a sus hijos en sus pasos por el complejo mundo del tablero Igualmente buscan que sus pequeños vayan a competencias internacionales y por motivos que no son el tema de este artículo, han sido bloqueados de una o de otra manera La gota que derramó el vaso fue el abandono de los niños en París, después de los festivales infantiles y juveniles llevados a cabo en Grecia pero, repito, esto es historia aparte El punto que me interesa ahondar es el del talento ajedrecístico Es claro que para todos los padres de ajedrecistas, sus hijos deben ser talentosos Pero como dicho talento es algo tan subjetivo, me he propuesto analizarlo desde la base en la cual fui entrenado por años: la ciencia, particularmente, algunos elementos fundamentales de la estadística y el álgebra Nada del otro mundo como se verá más adelante La intención de fondo es hallar algún parámetro más objetivo y así medir cuáles son las potencialidades de los individuos que juegan al ajedrez y cuál es su posible éxito en el futuro Desde luego, y lo aclaro de una buena vez, no estoy en favor o en contra de nadie No estoy sesgando mi postura por afanes y cariños personales Busco, en todo caso, que mis hipótesis de trabajo no se sesguen por gustos o preferencias de mi parte Para entender mejor el talento del ajedrecista, empecemos por revisar algunos de los fenómenos ajedrecistas más conocidos por todos nosotros Tenemos el caso de Fischer Gran Maestro Internacional a la edad de 15 años, cuyo rating calculado (en el libro de Arpad Elo, de manera retroactiva, puesto que los ratings empezaron a calcularse en los setentas), era de 2580 puntos Kaspárov, en Banja Luka, en su primer torneo internacional, el cual arrasara con 25 puntos por encima de sus rivales, incluyendo al excampeón del mundo Petrosian, logró un desempeño calculado en 2595 puntos Es decir, Kaspárov, a la edad de 14 años ya estaba prácticamente en la lista de los jugadores con 2600 puntos Elo A los 11 años Peter Leko tenía alrededor de 2200 puntos de rating Karjakin, el GM más joven de la historia tiene un elo arriba de los 2500 puntos en la última lista FIDE (julio 2002) Radjávob, 2245 a la edad de diez años Bacrot, a los 14 años tenía 2565 puntos Elo Desde luego que estos casos son extraordinarios, pero a partir de ellos podemos empezar a formar algunos criterios numéricos elementales Consideremos la razón rating/edad, a la cual llamaremos TP (talento potencial) Es solamente un letrero para expresarnos con precisión y, desde luego, está a discusión si dicha fórmula elemental puede reflejar algo tan complejo como el talento ajedrecístico De acuerdo con esto, encontramos que el TP de jugadores con un talento demostrado (todos llegaron a GM al menos e incluso tenemos a dos campeones del mundo), es de mínimo 170 y máximo 208 Fischer 15 2580 172 Kasparov 14 2595 1853571 Radjabov 10 2245 2245 Leko 11 2200 200 Karjakin 12 2500 2083333 Polgar, Judit 15 2550 170 Bacrot 14 2565 1832143 Evidentemente esta información debe tomarse con cautela Nadie puede establecer de manera contundente el talento de un ajedrecista y menos a partir de una fórmula tan sencilla No obstante, es claro que la fórmula pesa en relación a la edad, lo cual describe perfectamente las posibilidades de un jugador (en términos potenciales) Dicho de otra manera, mientras más pequeño es el jugador y más alto rating posee, en esa medida es más talentoso en términos potenciales ¿Por qué potenciales? Porque se necesita el desarrollo del ajedrecista en lo que se refiere a estudio y trabajo constante dentro del juego Fuera de los extraordinarios talentos, como Karjakin, que aclara que “el ajedrez siempre me ha sido fácil” Esto quiere decir que el mejor de los talentos, mal encauzado, es una pérdida irremediable para el ulterior desarrollo del jugador Así, en la detección de estas potencialidades hace falta ver cómo hacer para que puedan ser desarrolladas para sacar el mayor provecho a las mismas Igualmente, el mejor de los talentos potenciales debe adquirir el gusto por el juego Si no le tiene amor al tablero, es difícil que progrese, a pesar del gran talento que pueda poseer Una disciplina sobre cómo estudiar, cómo comportarse en el tablero, cómo atacar los problemas en la partida, son fundamentales para el progreso del joven ajedrecista Vi ahora en el Carlos Torre a dos o tres chamaquitos con gran potencial Uno de ellos de Costa Rica, el cual con menos de 14 años toma el ajedrez en serio Lo tienen que ver concentrado, pensando, desarrollando sus ideas en el tablero Es, en mi opinión, un talento potencial Aunque siempre es conveniente pensar en que el niño/joven talento ajedrecista tendrá las mejores posibilidades para desarrollar sus habilidades, es evidente que muchas veces no se puede No hay entrenadores disponibles, cobran demasiado, o bien, simplemente no hay acceso a ellos ¿Qué hacer? Bueno, el ajedrez es en muchos casos un trabajo autodidacta Los jugadores estudian solos muchas veces Hasta donde yo sé, nuestro GM Gilberto Hernández nunca tuvo un entrenador Fischer se hizo solo, Radjábov y Karjakin, al contrario, son producto de una escuela de trabajo profundo y cuidadoso Así, tenemos ambas experiencias y resultados notables de ajedrecistas magistrales Un entrenador es una buena idea, y lo que han hecho en Yucatán con el MI Huerta Soris y el MI José González, demuestran que el trabajo intenso puede crear una buena cantidad de jóvenes entusiastas y talentosos Pero como sea, lo importante aquí en el fondo no es que generemos campeones mundiales (quizás siempre deseable como país), sino que hagamos de nuestros hijos hombres de bien A mí en lo particular no me hace sentido tener grandes jugadores de ajedrez pero gente sin cultura, sin alegría, sin ganas de compartir y de ser felices Si el ajedrez no hace felices a los hombres, será mejor dejar de jugarlo

Comentarios