México, D F (apro)- En medio del horror de la destrucción y de la ignominia de los “aliados”, el mundo parece sobrevivir a duras penas Una buena parte de las actividades culturales han pasado a segundo plano frente al abominable espectáculo montado sobre el territorio iraquí Así las cosas, la danza en México parece moverse lentamente pero sin un verdadero sentido Es un tiempo donde dedicarse a bailar implica un doble esfuerzo: por un lado, la lucha existencial versus la situación de violencia internacional contra los árabes, y por el otro, la inmovilidad de la política cultural nacional que al día de hoy ha impuesto un freno injustificable a los proyectos e instituciones culturales --agrupaciones dancísticas como el Ballet Teatro del Espacio no han recibido aún su presupuesto para iniciar el 2003 Dentro de este panorama, la obtención del Premio José Limón por parte de Jaime Blanc estuvo bastante ensombrecida Considerado como una de las piezas clave del Ballet Nacional de México, fundado y dirigido por Guillermina Bravo, Blanc tiene más de 30 años de dedicarse a la creación coreográfica y a la interpretación Maestro especializado en la técnica Graham, ha desarrollado su labor bajo la protección de esa compañía y ha sustentado la mayor parte de su lenguaje dentro de lo más estricto de la nomenclatura grahamiana No obstante, Blanc ha experimentado con el teatro, con las danzas de la India, y ha buscado en autores como Genet y Shakespeare el botón detonante para otro tipo de propuestas Sin duda alguna, la trayectoria de Blanc merece reconocimiento, pero pareciera que este año el José Limón no alcanzó los niveles que se necesitan para un premio que pretende ser el más importante de su categoría Integrado por Aurora Agüeria, exbailarina de Danza Libre Universitaria y del Taller Coreográfico de la UNAM; Gustavo Emilio Rosales, crítico de danza de la revista “Tiempo Libre” e investigador del Cenidi-Danza, y el juvenil Mauricio Nava, coreógrafo que se ha destacado por su interés en la investigación coreográfica, el jurado de esta edición del José Limón sólo recibió tres propuestas, una de las cuales no cumplía con la convocatoria Además, el monto de 30 mil pesos realmente es muy pequeño para la relevancia que se pretende tener Todo luce como parte de los mismo: las instituciones no consiguen recursos, la comunidad dancística ha perdido interés en sus propios concursos, las grandes figuras de la danza han ido quedando en el olvido poco a poco, y se cuentan con los dedos de una mano los funcionarios culturales que tienen memoria de lo que se hacía hace 20 o 30 años El José Limón otorgado por el gobierno de Sinaloa a las más importantes figuras de la danza nacional, merece un apoyo más digno