Loaiza: El resurgimiento inesperado

sábado, 13 de septiembre de 2003 · 01:00
* Un mes antes, el serpentinero era un desempleado más en Grandes Ligas, ahora es la sensación de la gran carpa México, D F, 12 de septiembre (apro)- A la luz del día, Esteban Loaiza bien puede ser confundido por un ranchero más de Chicago con sus jeans y su inseparable gorra que le cubre la incipiente calva; pero cuando cae la tarde se calza su deslumbrante uniforme blanco y tras santiguarse antes de subir a la lomita de lanzamientos, se convierte en el pitcher sensación de las Grandes Ligas El tijuanense estuvo en la cuerda floja; era un desempleado de la gran carpa un mes antes del arranque de los entrenamientos de pretemporada En cierto modo, Esteban Loaiza no existía en ese momento para la ligas mayores No lo querían, es la verdad Y sus estadísticas, aunque regulares, no parecían convencer a nadie: nueve victorias, 10 derrotas y 571 en carreras limpias admitidas para los seis millones de dólares que cobraba por temporada con los Azulejos de Toronto La vida en general también le había tratado mal en sus últimos años con los Blue Jays de Toronto: a los reproches de los medios de comunicación por su bajo rendimiento se sumó la parálisis temporal sufrida por su novia en pleno parto por problemas en la médula espinal; y para colmo, su equipo prescindió de sus servicios Así que sin chamba, el mexicano tenía pocos números en su favor para ganarse una plaza en Grandes Ligas Medias Blancas de Chicago le abrió una luz de esperanza al ofrecerle la oportunidad de entrenarse en sus campos, en Tucson, Arizona, como uno de los cuatro peloteros invitados sin más compromisos que el de ganarse la quinta plaza en la rotación de abridores Desanimado y solitario, Loaiza se sumó a la lista de peloteros venidos a menos que han aceptado sueldos muy por debajo (firmó por 500 mil dólares) de sus contratos anteriores para demostrar que son algo más que una bonita estampa en technicolor Para el serpentinero de 31 años, 191 metros de estatura y 98 kilos de peso, era una forma de darle un nuevo giro a su vida Y la fama le llegó tan repentinamente de la misma manera que también se alejaron los problemas: A mediados de mayo --a casi tres meses de haber iniciado la pretemporada--, ya estaba convertido en uno de los mejores lanzadores de ligas mayores "Realmente nuestras expectativas estaban fijadas en un quinto abridor El aporte de Loaiza es algo inesperado, pero muy positivo Al finalizar la pretemporada lo único que deseábamos de Esteban era que fuese un lanzador con porcentaje de 500, pero sin mayores expectativas", comentó aquella ocasión el manager de los Medias Blancas, Jerry Manuel Esteban Loaiza vio la primera luz en Tijuana, Baja California, el 31 de diciembre de 1971 Con el sueño americano impregnado en la piel y en las ilusiones, la familia entera junto a sus tres hermanos emigró a San Diego, California, en busca de las oportunidades negadas en su país natal Y fue en esa ciudad donde el lanzador derecho incursionó por vez primera en el llamado "Rey de los Deportes" La liga de beisbol infantil de San Diego compone parte de una biografía que este año, sobre todo, ha completado un sin fin de capítulos --entre ellos el de pitcher abridor en el Juego de Estrellas 2003, el pasado 15 de julio-- y cuya historia podría redondearse este jueves cuando enfrente a Los Mellizos de Minnesota en busca de la cifra mágica de las 20 victorias en Grandes Ligas, un registro que le puede acercar al premio Cy Young y a la mejor marca de un lanzador mexicano en la gran carpa --Fernando Valenzuela--, de 21 triunfos, o a los 20 de Teodoro Higuera, ambas impuestas en 1986 En la pasada 74 edición del Juego de Estrellas fue la segunda ocasión en la historia que un lanzador mexicano abrió el clásico desde Valenzuela en 1981, en los tiempos de la "Fernandomanía" con los Dodgers de Los Ángeles, con la que ganó esa temporada el Cy Young y el Novato del Año Loaiza lanzó dos entradas, colgó siete ceros, ponchó a uno y sólo un corredor avanzó a la segunda almohadilla, el mexicano Karim García En 1991, Loaiza llegó a México a los 20 años de edad cuando intentaba abrirse paso en estos menesteres, y Diablos Rojos del México lo acogió en sus filas Tiempo después fue descubierto por el buscador de talentos de los Piratas de Pittsburgh, Ángel Figueroa De la mano del cazatalentos, Esteban pasó a Los Piratas Su debut ocurrió en 1995, donde jugó los siguientes tres años Los Rangers de Texas fueron su segundo equipo en Grandes Ligas, de 1998 al 2000, año en que pasó al Toronto De su trajín por estos clubes hablan los números: únicamente en la campaña 1999 culminó con un récord triunfal: nueve triunfos y cinco derrotas Hoy que la vida deportiva le sonríe, Loaiza suma 19 ganados por sólo seis perdidos y ha ponchado a la friolera de 176 bateadores en 1992 entradas lanzadas en la Liga Americana Pero su imborrable actuación del 26 de agosto cuando maniató en un hit a los Yankees, en el mismísimo Yankee Stadium --superó en el duelo desde la loma al legendario Roger Clemens, ganador de seis Cy Young-- le incrementó los bonos como serio aspirante a conquistar por segunda vez para el beisbol mexicano el codiciado Cy Young Para ello deberá contender nada menos que ante un lanzador de su anterior novena, Roy Halladay, con el que mantiene una cerrada lucha por el liderato de más victorias en la temporada, ambos con 19 Hábil para colocar la esférica en zona de strike, el repertorio del tijuanense incluye veloces lanzamientos entre 88 y 92 millas por hora, slider que generalmente llega a las 84 millas, lo mismo que sus cambios de velocidad; pero lo mejor ha sido el lanzamiento de la recta-cortada que agregó este año "Me lo enseñó el año pasado Gil Patterson, en Toronto Después, todo lo que hice fue aprender a perfeccionarlo práctica tras práctica, y me funciona muy bien", se ufana el serpentinero Sandy Alomar, receptor de los Medias Blancas, reveló el secreto de la recta cortada de Esteban: "Se le mueve mucho Viene como una recta ordinaria y de pronto, a última hora, toma otro rumbo Para que uno la pueda recibir tiene que seguir muy bien la pelota Y le da lo mismo: la tira igual en la esquina de adentro que en la de afuera Loaiza es otro pitcher porque desde que comienza a moverse en la lomita, hasta que suelta la bola, parece como si fuera parte de un ballet en lugar de un pelotero solitario allá arriba "No podría decir que estoy asombrado He estado trabajando duro La recta cortada es uno de esos lanzamientos que si sabes ejecutarlos bien en la esquina de adentro a los bateadores diestros y a la zona de strike a los zurdos realmente será muy difícil que la agarren y le peguen Hasta ahora todo me ha salido muy bien Ese es mi único secreto", expresó el mexicano que este año impresiona a todos por su forma de trabajar a los contrincantes Desde el montículo, Loaiza es esa máquina de lanzamientos que alguna vez soñó ser cuando experimentó por primera ocasión la idea de convertirse en beisbolista en aquella liga infantil de San Diego

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