¿Genio o farsante?

viernes, 6 de mayo de 2011 · 01:00

MÉXICO, D.F., 4 de mayo (apro).- Hace apenas un par de días, la página alemana de ajedrez, Chessbase (www.chessbase.com), mostró el artículo de un profesor de Ucrania que aseguraba tener una memoria fenomenal. Entre sus proezas, ha dicho que guarda en su memoria unos 22,000 libros de texto y que recuerda hasta 30 millones de cifras del número Pi. Además, se decía en dicho artículo que el profesor en cuestión le habría ganado un match (a dos partidas) a Rybka, uno de los programas de ajedrez más poderosos del planeta y no sólo eso. El personaje en cuestión había jugado a ciegas.

El asunto me recuerda al cuento de Borges, el de Funes el memorioso. De acuerdo con la Wikipedia, dicho texto apareció en Ficciones, una colección de cuentos y relatos publicada en 1944.

Según Borges, se trata de “una larga metáfora del insomnio”. El protagonista sufre de hipermnesia un síntoma del síndrome del sabio y, si consideramos el sueño (en su primera fase) como un depurador de recuerdos (sólo quedan en nuestra mente lo importante o lo más impresionante que nos haya sucedido), al no dormir no eliminamos recuerdos, es decir, no tenemos la capacidad de olvidar muchas cosas con las que no podríamos vivir.

Muchos críticos han visto en este relato una referencia a los postulados del filósofo inglés John Locke, y de manera menos directa, a la obra de Friedrich Nietzsche. Para otros, en esta narración hay un “velado reconocimiento y homenaje a su mentor” y amigo, el escritor mexicano Alfonso Reyes Ochoa.

El cuento narra el encuentro de un estudiante porteño con Ireneo Funes, un joven de Fray Bentos, Uruguay, con rarezas como la de no darse con nadie y la de saber siempre la hora, como un reloj.

Luego, postrado como consecuencia de un accidente que tuvo a los 19 años, primero perdió el conocimiento y luego, al recobrarlo, puede recordar toda memoria con preciso detalle, a pesar de su antigüedad. Si antes podía saber la hora sin ver el reloj, ahora Funes había afinado sus asombrosas capacidades: lo recuerda todo, y cada percepción que tiene es, para él, una característica única e inolvidable.

No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico 'perro' abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente).

Funes decía:

“Más recuerdos tengo yo que los que habrá tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo.

“Mi memoria es como vaciadero de basuras.”

Funes había creado un sistema complicadísimo y absurdo de numeración en el que a cada número le atribuía una cosa, pero que luego había rechazado por su característica de ser una labor interminable. El autor sostiene que, a fin de cuentas, Funes carecía de la capacidad del pensamiento:

Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.

Ireneo Funes murió en 1889, de una congestión pulmonar.

¿Será cierto que este personaje de Ucrania tiene una memoria casi como la que se describía en el cuento de Borges? Este tipo de situaciones siempre se ponen en duda pero pareciera que algo hay de real en ello, pues un charlatán en este sentido reprobaría la primera prueba que se le pusiese (con cierto grado de dificultad). El profesor ucraniano dice que tiene un método para que cualquiera pueda desarrollar la memoria de esa manera ¿será cierto?

Según entendí, la gente de Chessbase invitó al académico a un pequeño match contra Rybka, en las oficinas de la empresa alemana, pero parece ser que el nuevo Funes rechazó la invitación.

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