Sudán del Sur: los retos de un país nuevo

viernes, 22 de julio de 2011 · 20:01
MÉXICO, D.F. (apro).- A pesar del optimismo generalizado que causó la independencia de Sudán del Sur, el recién formado país tiene todavía difíciles pendientes derivados de sus dos guerras civiles. El documental Sudán del Sur, la pelea por el corazón del sur, producido por Clover Films y transmitido por la cadena de noticias Al-Jazeera, muestra a ministros de Estado, artistas, periodistas y activistas que reflexionan sobre el problema: “Sudán del Sur es un animal que camina sobre cuatro patas rotas”, dijo ante las cámaras el Secretario de Cultura sur-sudanés vuelto del exilio, Jok Madut Juk. “La primera es el problema con los militares, el gasto de seguridad; la segunda es la débil sociedad civil que sólo puede dedicarse a cuestiones asistenciales. “La tercera es la falta de infraestructura: es muy difícil dar escuela, agua y desarrollar mercados, y la cuarta es la falta de unidad política que tuvimos antes del referéndum pero que ahora se ha esfumado”. Laura Jones, analista de Enough Project, una ONG dedicada a erradicar el genocidio y los crímenes contra la humanidad, reveló a Apro que todos los problemas del país están entrelazados: “Durante décadas de guerra, una gran parte de la población permaneció sin educación y sin habilidades que pudieran aplicarse en tiempos de paz”, explica, “y esto es muy problemático cuando tratas de construir un gobierno”. Estos problemas tienen un aspecto mucho más trágico cuando se traducen en las condiciones de vida de la población. De acuerdo con la base de datos CIA Worldfactbook, el nuevo país tiene el sexto lugar mundial en mortalidad infantil, sólo 27% de la población está alfabetizada y 90% vive en pobreza. Además, dos millones de personas han muerto durante las dos guerras civiles (la primera, librada de 1955 a 1972, y la segunda, librada de 1983 al 2005) y cuatro millones de personas fueron desplazadas a la capital del Norte, Jartum, y al extranjero: Etiopía, Uganda y Kenia. De acuerdo con el Comité de Rescate Internacional, una organización de apoyo humanitario, cerca de 300 mil personas han regresado ya a Sudán del Sur y se estima que un número igual retorne en los próximos meses después de la independencia. Lugares como el pueblo de Akobo, cercano a la frontera con Etiopía y ubicado en la zona con la peor crisis alimentaria del mundo de acuerdo con Naciones Unidas (ONU), tendrá que solventar las necesidades de una población que se duplicará en los próximos meses. De acuerdo con el documental La lucha por el corazón del sur, el nuevo país es casi del tamaño de Francia (619 mil 745 km2) y tiene una de las tierras más fértiles de la región. Sin embargo, estas tierras fueron abandonadas por los campesinos durante la guerra civil. Actualmente, la mitad de los sursudaneses depende de la ayuda internacional y es difícil comenzar proyectos en un campo sembrado con cerca de dos millones de minas antipersonales. De acuerdo con el informe de Amnistía Internacional (AI), Sudán del Sur: Las víctimas silenciosas, publicado el 12 de julio, los niños y las mujeres son los grupos más vulnerables del país, pues enfrentan violencia intrafamiliar, además de que son directamente afectados por las consecuencias de la guerra. AI y Human Rights Watch (HWR) lanzaron un comunicado titulado Sudán del Sur: una agenda de derechos humanos. En el documento, publicado diez días antes de la independencia del país, las dos organizaciones denuncian el abuso policial, así como de otras fuerzas de seguridad sursudanesas. También exigen frenar las detenciones ilegales de civiles, la destrucción de propiedad y los asesinatos que cometen el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLA) y las milicias que se le oponen. “Tenemos una sociedad que ha conocido la guerra por un largo tiempo, cuyo legado es la extensión de armas de fuego: un terreno fértil para futuros conflictos”, dice Jon Madut Jok para el documental de Al-Jazeera. Sin embargo, Susan Purdin, directora del Comité Internacional de Rescate en Juba, capital de Sudán del Sur, sentencia que si tomó generaciones ganar la lucha por la independencia, tardará generaciones conseguir que los beneficios de la paz, el progreso y el desarrollo se manifiesten. Entrevistada por Apro, resalta que la construcción de un país es un proceso lento, pero que Sudán del Sur tiene una oportunidad: “Con el tiempo, las comunidades se darán cuenta de que recurrir a las armas retrasa el progreso de su tribu en vez de servir a un propósito positivo. Cuando esto sea alcanzado, las peleas acabarán”. “Trascendiendo el tribalismo” La guerra civil sudanesa terminó oficialmente en enero de 2005, cuando el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA) y el gobierno de Sudán afincado en la ciudad árabe de Jartum, firmaron un acuerdo de paz. Pero desde el 2006, el país vive lo que el documental de Al Jazeera llama “una guerra contra sí mismo”. Sudán del Sur se divide en diez estados, en ellos hay más de 40 tribus diferentes. La mayor parte de las tribus participó en el SPLA, aunque la tribu dinka ejerció siempre un papel dominante. Actualmente, el presidente de Sudán del Sur, Kiir Mayardit, es dinka, así como el padre de la independencia, John Garang, y la mayor parte del gabinete presidencial. Según el perfil que la BBC de Londres tiene sobre Kiir Mayardit, tras la firma de los acuerdos de paz, las tribus nuer, azande y shilluk ven con resentimiento la predominancia de los dinka. Algunos han formado sus propias milicias extendiendo la guerra a nueve de los diez estados del país. En el artículo Sudán: trascendiendo el tribalismo, publicado por Al-Jazeera el 7 de julio, se narra cómo el SPLA dejó de ejercer su papel de movimiento liberador para violar, devastar y arrasar a otros grupos étnicos, especialmente el reino de los shilluk. El artículo menciona que la CIA calificó a Sudán del Sur como el siguiente país donde podría haber una “limpieza étnica”. Y aunque el presidente Salva Kiir Mayardit anunció el día de la independencia una “amnistía general” para todos los que se han alzado contra el gobierno, las milicias no han respondido al llamado. “Si no eres dinka y viene el SPLA, hay un gran problema. Si encuentran que eres nuer, te matan”, dice un joven en el documental La lucha por el corazón del Sur. “Durante la guerra, tu sabías: éste es mi enemigo. Pero ahora, no sabes quién es tu enemigo. Porque un hombre de tribu, un sureño como tú, te considera más enemigo que un árabe”, relata en el documental el profesor Aban Rapahel. Para Laura Jones, el gobierno de Sudán del Sur no encuentra todavía la forma de ligar la cuestión de la seguridad con otros temas urgentes: “El gobierno necesita darse cuenta que una mayor atención en el desarrollo puede ayudar a sus problemas de seguridad”, dice a Apro, “más escuelas y clínicas pueden combatir el sentimiento en algunas áreas de que el gobierno es prodinka y que hay una distribución equitativa del bienestar. “Sudán del Sur es más que su identidad relacionada con el norte, es un Estado hecho de culturas ricas y personas diversas, y debe tratar de unificarse adentro de esa identidad para construir una nación apta para vivir en el estado nuevo”, dice. ¿Qué nos hará estar juntos ahora? De acuerdo con el documental La lucha por el corazón del Sur, el gobierno de Sudán del Sur necesita 10 mil millones de dólares para electrificar todo el territorio y la misma cantidad para conectar a todas las capitales del país. Con ingreso anual de apenas 2 mil millones de dólares al año (90% de estas ganancias viene del petróleo), los gobernantes conducen lujosas camionetas Toyota y construyen pudientes vecindarios en medio de caminos rurales. En 2010, el Índice de Percepción de la Corrupción de la organización Transparencia Internacional puso a Sudán como el séptimo país más corrupto del mundo. Las denuncias por la corrupción han llevado a diversos periodistas a correr riesgos. El periódico The Citizen, dirigido por Nhial Bol, denunció el caso de cuatro ministros acusados por el desvío de dos mil millones de dólares para tiendas de granos. Tras publicar la historia, Bol fue encarcelado en marzo. En abril, el medio electrónico independiente Sudanvotes.com publicó varios artículos sobre la libertad de expresión amenazada por la prohibición de los periódicos en lengua árabe Al-Masir y Al-Isqlal y la confiscación del periódico bisemanal The Juba Post por publicar un artículo sobre un líder rebelde. “Todo el dinero se va a sus bolsillos, por eso vemos grandes casas en medio de tanta miseria”, dice en el documental el activista John Mac Acek, antiguo niño soldado y hoy activista por los derechos de las personas sin hogar. “Creo que mucho de nuestros hermanos se han olvidado de la razón por al cual peleamos durante tantos años”, dice Mac Acek. En junio, Amnistía y HRW pidieron al gobierno de Sudán del Sur proteger a los periodistas, aplazar las penas de muerte que tienen declaradas, liberar a los detenidos sin causa justificada y ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres; pero el gobierno no ha respondido. “Lo que nos unía era el deseo de independizarnos del norte. Ahora que no está, que se ha ido. ¿Qué nos hará estar juntos?” dice ante las cámaras el director de The Citizen. Susan Purdin, del Comité Internacional de Rescate, relata a Apro que el pueblo de Sudán del Sur no se quedará así. “El gobierno fue establecido como una democracia; y si no la hay, los ciudadanos están preparados para movilizar su poder colectivo para llamar a cuentas a sus gobernantes”. Laura Jones, de Enough Project, relata a Apro que la corrupción en Sudán necesita ser combatida “ruidosamente”, ya que el hecho de que los representantes se llenen los bolsillos hará que los donantes dejen de aportar la ayuda humanitaria que dan, como ya lo advirtieron en junio. Sin embargo, cuando se le pregunta a la activista acerca del posible fracaso de Sudán del Sur como nación y su conversión en un Estado fallido, responde optimista: “Creo que vale la pena recordar que este pueblo peleó por décadas para alcanzar su libertad del Norte, y no van a dejar ir lo que lograron tan fácilmente”, dice.

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