Falta de quórum y apatía de diputados opacan debut de Meade

miércoles, 21 de septiembre de 2011 · 22:55
MÉXICO, D.F. (apro).- Triste debut el de José Antonio Meade Kuribreña, el flamante secretario de Hacienda y Crédito Público, que cumple apenas 12 días en el cargo, en el pleno de la Cámara de Diputados. Comparecía para hacer la glosa del V Informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón y, también, para defender la propuesta económica oficial para 2012, sobre todo en sus vertientes fundamentales de ingresos y gasto públicos. Pero la abulia y el desinterés de los legisladores –actitudes que hoy se expresaron en grado superlativo– acabaron con el quórum necesario y la comparecencia debió interrumpirse, levantarse la sesión y declararse desahogada la comparecencia. Faltaba todavía una ronda completa de preguntas de los diputados, respuestas del secretario y réplica de los legisladores. Y, normalmente, es esa tercera ronda –porque el formato es el mismo desde hace años– la más interesante, donde hay preguntas y críticas puntuales que, con frecuencia dan pie a agarrones entre las distintas bancadas y, cuando se decide, hasta el propio compareciente le entra. Hoy todo fue aburrido y plano, con posicionamientos retóricos e ideologizados de los partidos que no llevaban a nada y una intervención inicial del secretario que no ofrecía discursivamente nada nuevo. El inicio mismo de la sesión apuntaba al vacío. Empezó 40 minutos tarde y sólo pasaron lista 326 de los 499 diputados (pues había que descontar al asesinado Moisés Villanueva). Pero apenas iban los preámbulos de la sesión y empezó la desbandada; al principio, muy al estilo de las hormigas, uno tras otro; pero muy pronto, el cinismo y la desfachatez los hacía huir en grupos. Antes de que terminara la segunda ronda –primera de preguntas y respuestas–, la sala de plenos estaba vacía: ni siquiera 80 diputados había, y de los que estaban, algunos dormitaban, otros leían; algunos en los pasillos, en grupos, ni caso hacían de lo que se hablaba en tribuna; muchos, de plano, probando sus destrezas en sus famosas tablets. La economía del país, las necesidades presupuestarias, las soluciones a la pobreza… bien, gracias. Esta era la presentación en sociedad del nuevo secretario de Hacienda, aunque ya es viejo conocido en los recintos parlamentarios, pues primero fue coordinador de asesores de Agustín Carstens, el primer secretario de Hacienda de Felipe Calderón; luego, con el mismo, subsecretario de Ingresos y después subsecretario de Hacienda. Le tocó, pues, participar activamente en las negociaciones presupuestarias de todos los años que van del calderonismo. Tablas no le faltaban. Preparación técnica, tampoco. Conocimiento de los intríngulis parlamentarios, menos. Pero no pudo, aunque tampoco quiso, ganarse los reflectores, brillar, destacarse, o mostrar diferencia. Pudo remontar el formato, pero prefirió guardar las formas, no acelerar ánimos, pero hasta tibio se vio. Su voz tan baja y sin convicción, desesperaban. Aun cuando han sido ríspidas las negociaciones presupuestarias, y reconocido por el gobierno el freno que la Cámara de Diputados le ha impuesto a muchas iniciativas y decisiones del Ejecutivo, José Antono Meade llegó con un discurso de concordia. “El Ejecutivo y el Congreso hemos forjado, en la responsabilidad, una política de Estado. Durante los últimos años se han aprobado iniciativas que nos han permitido avanzar”, dijo. En semanas y días previos a la comparecencia, el PRI había sido insistente en que cambiaría todo al paquete económico del gobierno para darle más recursos a los estados. El PRD, por su parte, también insistía en que por la vía de un mayor gasto el gobierno tenía que ser un decidido impulsor de la economía nacional. Cualquiera de las dos ideas necesariamente lleva a un mayor déficit público, es decir, a un mayor endeudamiento, toda vez que los ingresos, los tributarios y los petroleros, no alcanzan.   Los consensos   Meade llamó entonces a la unidad y a los consensos. “El paquete económico 2012 se inscribe en un ambiente macroeconómico mundial de gran incertidumbre y volatilidad”. Por ello, dijo, el gobierno hace una “propuesta objetiva, responsable, con visión de largo plazo y comprometida con el bienestar de las familias mexicanas”. Es necesario, entonces, “mantener la estabilidad económica, la responsabilidad fiscal y volver a demostrar que aquí (gobierno y legisladores) somos capaces de construir consensos”. Fue lo único. El resto de su presentación fue el discurso de siempre: todo, en todas las materias que tengan que ver con el manejo de la economía, va viento en popa. Y después tuvo que “aguantar vara” con los posicionamientos de los partidos, que acribillaron en todas las formas posibles no sólo al paquete económico sino a los gobiernos del PAN. Según el formato, luego de esos posicionamientos seguía la primera ronda de preguntas. Pero antes el secretario no podía hacer uso de la palabra para fijar su postura frente a las de los partidos. Le fue como en feria. En fila los cuestionamientos.   “Caros y malos”, los gobierno del PAN: PRI   El diputado priista Alfonso Navarrete Prida denunció el manejo desastroso de la economía: “El PAN recibió en el año 2000 una economía creciendo a 6% anual; 10 años después la desplomó a 1.7% anual.” En 11 años, agregó, el PAN tuvo los mayores excedentes presupuestarios de la historia, que no supo traducir en crecimiento económico y desarrollo humano, “pero sí en deuda y gasto corriente, que creció 100 mil millones de pesos por año. En eso utilizaron el IETU y el punto del IVA. “Los gobiernos del PAN son caros y malos”, dijo Navarrete, quien calificó la propuesta económica para el próximo año de recesiva, centralista, generadora de pobreza y con un tinte eminentemente electoral. La panista Ruth Esperanza Lugo Martínez siguió en el turno. Obligada a la defensa de los gobiernos encabezados por su partido, arremetió contra el PRI con el discurso de siempre: Setenta años de “malos gobiernos” del PRI desperdiciaron el crecimiento y el potencial económico del país, dijo. Pero ahora que no están al frente del gobierno federal, sugirió, siguen haciendo lo mismo que antes en las entidades que gobiernan: “Qué pena que hayan comprometido el recurso de todas, muchas más generaciones, a mediano y a muy largo plazo, y tenemos ahí el ejemplo de Coahuila, donde aumentó su deuda de 320 millones a 32 mil millones de pesos, ¿y para qué se utilizó, díganme ustedes? Eso es lo peor, porque no se sabe dónde quedó la bolita, dónde quedó la supuesta inversión. Eso es lo que nosotros queremos saber.”   “Electorero”, el Presupuesto 2012: PRD   Al micrófono José Narro Céspedes, del PRD, soltó sin ambages: “El paquete económico nos pareció tan malo como los que hizo el PRI; o sea, parecía un paquete económico del PRI. El PRI tiene la mayoría legislativa, el PAN pretende incrementar el IVA, el PRI la aumentó, compañeros, votaron a favor del IVA. Eso no se nos puede olvidar a los mexicanos.” En la parte del Presupuesto de Egresos, dijo Narro, “sentimos que hay una falta de respeto cuando nos mandan una propuesta donde saben que no cumple los mínimos requerimientos que requiere este país para salir adelante de los enormes rezagos que tenemos como país. “Bajan los presupuestos donde saben que esta Cámara va a buscar incrementarlos. Es verdaderamente criminal bajar el presupuesto al campo; bajar a las universidades estatales; bajar el presupuesto para la soberanía alimentaria; bajar el presupuesto en términos reales de la educación y únicamente fortalecer el presupuesto de los programas clientelares electorales que tiene la Federación.” Los posicionamientos de los demás partidos pasaron igual, sin pena ni gloria. Con los excesos de un discurso ideológico ya rebasado. De acuerdo con el formato, siguió la primera ronda de preguntas y respuestas. El secretario Meade nada pudo decir de las críticas y cuestionamientos previos. Pero en la sesión de preguntas, que se presumirían producto de una lectura detenida de los documentos del paquete económico, transcurrieron igual. Poca concreción y mucha retórica. De nueva cuenta los diputados evidenciaron lo poco que entienden de temas específicos y técnicos, a los que Meade respondió, selectivamente, y siempre mostrando –ahora sí– un mejor y más amplio conocimiento de los temas. Pero su tecnicismo dejó igual a la mayoría de los diputados, que siguieron sin entender.

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