Ringo Starr... sus confesiones

miércoles, 2 de noviembre de 2011 · 13:01
MÉXICO, D.F.(apro).- Tras su exitoso comienzo de su gira latinoamericana con su conjunto All Starr Band durante una emotiva presentación en el Auditorio Nacional, el exbaterista de Los Beatles Ringo Starr viajará a Santiago de Chile, donde ofrecerá un concierto en la MoviStar Arena el 4 de noviembre y posteriormente actuará en Argentina y Brasil. Ringo no había visitado nuestro país en plan de cantante y músico, aunque aquí conoció a su segunda esposa la despampanante actriz neoyorquina Barbara Goldenbach (Queens, 1947), modelo Playboy y chamaca del agente 007 James Bondm durante la filmación de El cavernícola rodada a comienzos de 1980. Tres años antes, por agosto de 1977, el periodista estadunidense del programa radiofónico Inter-View Elliot Mintz (1942) realizó una larga entrevista con Ringo en su mansión de las colinas de Hollywood, donde preguntó cómo le gustaría ser recordado al morir. Nacido el 7 de julio de 1940 en Liverpool, Ringo soltó entonces uno de sus chuscos ringoísmos como los bautizó George Harrison: “Sinceramente me tiene muy sin cuidado lo que pudieran pensar o no… Una vez muerto ya todo carecerá de la menor importancia para mí pues voy a andar demasiado atareado en otros menesteres.” Hemos seleccionado fragmentos de aquella entretenida conversación, traducidos por el periodista Roberto Ponce, y que reproducimos para deleite de nuestros lectores de la agencia de noticias Apro, a continuación (www.beatlesinterviews.org). Pókar con Los Beatles --¿Fueron Los Beatles el primer grupo de rock que tocó en el club The Cavern de Liverpool? RINGO.- Sí. Cuando yo estaba con Rory Storm & The Hurricanes, Los Beatles no eran nadie, ni siquiera se habían formado aún. Ya después nos hicimos profesionales, yo había dejado de trabajar a los 20 años de edad y acudí al Campamento de Verano Butman para tocar en el Rockin’ Calypso. Normalmente había allí cada noche una banda con instrumentos de viento y resulta que aquella tarde cuando fuimos estaban John y Paul allí, enseñándole a Stuart Sutcliffe (Edimburgo, 1940-Hamburgo, 1962) cómo tocar el bajo eléctrico. “Nosotros éramos los profesionales y ellos eran novatos, por así decirlo, unos artistas en ciernes. Salíamos, tocábamos y regresábamos a Liverpool, así fue durante dos años y entonces viajamos a Alemania, allá conocí a Los Beatles. De vuelta en Liverpool, una tarde que me hallaba acostado en la cama pues dormíamos todo el día porque de noche nos manteníamos despiertos, ¡uy!, que llega su representante Brian Epstein (1934-1967) y me pregunta: ‘¿Podrías tocar en lugar del baterista de Los Beatles? Pete Best (India, 1941) no se siente bien’. Tuve que levantarme y él me llevó hasta allá manejando en su carrazo. “Toqué por la tarde y luego en su otro show de Southport; durante aquella primera sesión hicimos esa pieza del ‘Club Cocodrilo’ o como se llame y pasamos la tarde entera enloquecidos con licor que era lo que se acostumbraba, fuimos a Southport para el otro espectáculo y todo salió de perlas: ‘Gracias, Ringo, aquí tienes tu dinero’, nos llegamos a conocer mejor. De manera vaga me propusieron entrar al grupo: ‘¿Qué piensas? ¿Te gustaría?’, y yo contesté: ‘Sí, claro que me gustaría’. “Ellos eran famosísimos en Liverpool cuando llegué yo y la gente les gritaba: ‘¡Cómo se atreven a correr del conjunto a Pete...!’ Yo también tenía mi buena reputación y la mitad del público estaba a mi favor, había intercambios de un par de arengas mientras intentábamos tocar: ‘¡Pete es mejor, Ringo es el peor!’ y al revés, ‘Ringo es mejor, Pete es el peor!’ A George le pusieron un ojo moro por mi causa, un chavo lo golpeó debido a que yo había entrado a la banda (ríe), era el principal responsable pues a George le gustaba mucho como yo tocaba.” Influencia de Elvis y del country --¿Cómo fue para Los Beatles el encuentro en Hollywood con su ídolo Elvis Presley (Tupelo, 1935-Memphis, 1977) en el verano de 1964? RINGO.- Bastante raro. Se trataba de El rey y él me había descocado. Siempre le agradeceré por haber nacido ya que yo andaba en la onda de Johnny Ray (Oregon, 1927-L.A., 1990) y apareció Elvis, el primer rocanrolero adolescente para mí. Ya una vez coronados Los Fab Four, conocimos a Elvis y todos allí nos pusimos muy nerviosos, nos presentamos y estaba tocando el bajo frente al televisor (ríe)… Probablemente sólo era un modo de calmar su nerviosismo… --¿Fue Elvis la fuerza musical de mayor significado para tu vida? RINGO.- No. Hubo muchas otras, pero la más importante era Gene Autrey (Texas, 1907-California, 1998). Sonará a broma pero fue mi primera influencia musical, me puso la carne de gallina cuando con un pie sobre la cabalgadura de su potro Champion cantó “South of the border, down Mexico way” (“Al sur de la frontera”, 1939) en la película con ese título, ¿verdad? Se quedó grabada en mi cabeza. (…) Quería seguir con Los Beatles --George Harrison dijo que la razón por la cual él se salió del grupo durante Déjalo ser (1970) fue por sentir que Los Beatles habían adoptado a un quinto miembro: Yoko Ono (Tokio, 1933). RINGO.- En parte, para todos nosotros ella constituyó uno de los motivos. Recuerdo que a mí Yoko me friqueaba… Yo llegué a darme cuenta de que en cierto modo habíamos sido bastante posesivos los unos con los otros. Las esposas o las novias nunca iban a los estudios de grabación y en eso llegó Yoko, nosotros la recibimos bien por andar con John; pero luego ya estaba en el estudio sentada encima del amplificador de John, entonces todos comenzamos a sentir vibras algo raras. “Y recuerdo que un día yo le dije a John: ‘Oye, ¿qué sucede aquí? Ustedes se la viven pegados y ya me están sacando de onda, ¿qué pasa?’ Me explicó lo que ambos anhelaban crear artísticamente, me sentí mejor y ya pude relajarme más con Yoko. George estaba adquiriendo bastante independencia personal por aquellos días, componía más y quería las cosas a su modo cuando, básicamente, al comenzar todo era conforme al modo de John y de Paul quienes componían… “George se fue tras una amarga discusión con Paul, quien se puso en plan de: ‘Mira, yo escribí la canción y quiero que la toques a mi modo’, cuando antes era: ‘Yo escribí la canción, dame lo que puedas aportar’. Y también: todos estábamos ya casados, con familia, y cada uno quería hacer diferentes cosas, yo me moría por salir en películas, por ejemplo, de ahí que no creo que haya sido sólo Yoko la que separó al conjunto… No puedo acusar con el dedo ningún argumento único para la ruptura, pero yo hubiera preferido permanecer en el conjunto... Ambicionaba realizar cosas por mi lado, pero mi ánimo era menor comparado con el suyo propio.” Liz Taylor, su adoración --¿Cómo fue tu relación con Elizabeth Taylor? RINGO.- Muy buena, fue más allá del decir “Hola, qué tal”, pero nunca me llevé a la cama a Elizabeth (ríe). Elizabeth y yo la pasamos de maravilla. Además, ¡ella siempre andaba casándose con Richard Burton! No hubo nada de nada, pero pienso que ella es una de las mujeres más encantadoras del mundo… Y no que lo piense yo, sino que todo mundo así lo cree, bueno, la mitad del mundo entero si no es que tres cuartas partes. “Me entristece que la gente algunas veces se exprese mal de ella. Posee una personalidad extraordinaria, un corazón inmenso. Ella te daría lo que fuera… Elizabeth había sido una luminaria desde niña así que no acostumbra jugar con truquitos de fama. Es muy sutil (suaviza la voz): ‘Vas, recoges mi automóvil, me lo traes y de paso, por favor, ¡consígueme unos cuantos diamantes!’ (ríe)… Es una mujer que avanza a grandes saltos, cuando llega a cualquier sitio no sólo entra, sino que ella irrumpe cual huracán. Tú sabes que Liz se encuentra allí y es formidable. En otro sentido ella es una persona de generosidad infinita. Y como sea, yo la adoro (se acerca al micrófono), ¡te amo, Elizabeth!’” Nacida el 27 de febrero de 1932 en Londres, Liz Taylor falleció el pasado 23 de marzo en Los Ángeles de paro cardíaco (“Un pináculo rutilante del Hollywood glamoroso”, revista Proceso número 1795, 27 de marzo 2011, ver: http://es.scribd.com/doc/51720783/Proceso-1795). Una vez Beatle, siempre Beatle --¿Qué tan feliz te ubicas con tu música desde la separación? RINGO.- Bien, cada vez estoy más feliz lo cual resulta bastante bonito. Como todos sabemos, primero saqué el álbum Jornada sentimental (marzo 1970) porque no sabía qué hacer y decidí echar a trabajar mi culo en alguna labor, pensé: “Voy a hacer todas estas piezas de puros standards conocidos” con canciones que siempre me habían gustado, son parte de mí mismo. No soy de los que niegan su pasado ni sus influencias musicales… “Y después, el álbum de temas campiranos Beaucoups Of Blues (septiembre 1970) porque me sigue atrayendo la música country & western. Tocábamos para el triple LP de George (Todas las cosas deben morir) y Pete Drake (Georgia, 1932-Tennessee, 1988) se encontraba allí, le había prestado mi auto y se dio cuenta que tenía aquellas cintas entre las de rock y otras. ‘¡Ah, con que te gusta el country!’, le respondí ‘Sí, de veras que me late’, y dijo: ‘Pues tienes que ir a Nashville para grabar un disco’ y yo: ‘No creo poder permanecer tres meses en Nashville”, a lo que él respondió: ‘¿De qué me hablas? ¡Nosotros hacemos un álbum en siete días!’… “Por entonces saqué discos sencillos con George… Puedo comenzar miles de canciones, pero me cuesta mucho trabajo terminarlas... Nada más me sé tres acordes pero hice los discos sencillos ‘Boogaloo' o 'No viene fácil' (1972), lo cual me cayó bastante bien." --¿Qué hay del álbum intitulado Ringo? (1973)? RINGO.- Todo el disco se dio como el álbum de country, casi por accidente. Yo trabajaba con Harry Nilsson (Brooklyn, 1941-California, 1994) en Londres para el LP Hijo de Schmilsson (1972) con el productor Richard Perry (NYC, 1935), Harry y yo fuimos invitados a la ceremonia de los premios Grammy y no paraba: “Acuérdense de lo que estuvieron duro y duro insistiéndome la otra noche en el bar, ¿en serio quieren grabar un álbum? Luego de los Grammys, ¿por qué no vienen a Los Ángeles y se quedan una semana?” Salió a pedir de boca, en 10 días grabamos 8 tracks, encarrillados ya nada nos frenó. Pedí a John que me compusiera algo (“Soy el más grande”), a Paul (“Seis de la mañana”) y a George (“Fotografía”)…Amo gran parte del disco, aunque como álbum Buenas noches Viena (1974) es superior.” --¿Y de los filmes donde has actuado, cuál prefieres? RINGO.- Ese será el día (That'll Be The Day, 1973), de Claude Whatham… Actué como el Papa en Lisztomanía (1975) de Ken Russell, pero hasta la fecha nunca la he visto… Cuando filmé El mago cristiano (1969) de Peter Sellers, y Candy (1968) de Christian Marquand con Richard Burton, donde por cierto conocí a Elizabeth Taylor y Marlon Brando, me vi rodeado de personas magníficas quienes considero me brindaron un óptimo aprendizaje... --¿Llegará un día que cuando deambules por las calles de Estados Unidos o de cualquier urbe gigante del planeta y la gente no piense en ti como un ex Beatle? ¿Tendrás que cargar con aquel acecho hasta el final? RINGO.- Acecho no es la palabra correcta. “La mitad de las personas ya no te reconocen por eso… Hay un mundo de personas que están demasiado jóvenes para acordarse de aquello o de plano, que nunca les gustó toda esa onda (ríe). Siempre habrá entre las multitudes quien te señale como uno de Los Beatles.” --¿Te molesta? RINGO.- No tanto. Hay días que digo: “¡Ay, carajo, cómo me gustaría hacer este rollo por méritos propios y no porque fui un ex Beatle! Cuando cumplamos 95 años de edad y nos empujen a los cuatro sentados en nuestras sillas de ruedas rumbo al teatro a ver la cinta Esas fueron sus vidas, me presentarán: “¡Y con ustedes, el ex Beatle… Ringo Starr! “Alguien vaticinó tan pronto cuando Los Beatles rompieron que nuestras carreras irían de picada porque ninguno lograría individualmente jamás lo que conseguimos juntos como cuarteto. Considero que la frase es célebre. No por despreciativo ni nada por el estilo, en realidad la considero una verdad de la existencia.” --Cuando todo acabe, Ringo, cuando tú ya no estés aquí, ¿cómo te gustaría ser recordado? RINGO.- Sinceramente no me preocupa lo que se piense de mí. He intentado por todos los medios ser una persona razonablemente buena. Desde luego, he enlodado a dos que tres cuates pero no lo hice a propósito. Jamás me perdí por senderos como para desatar los odios de nadie… “Quiero decir que me vale lo que se llegue a pensar sobre mi persona. Una vez que yo haya muerto, todo aquello ya no será importante para mí. Voy a estar demasiado atareado atendiendo otros muy distintos menesteres.”

Comentarios