"Un gozo", rodar el film de los Juegos Olímpicos de Londres: Mike Leight

lunes, 5 de marzo de 2012 · 19:01
GUADALAJARA, Jal. (apro).- El británico Mike Leigh, quien celebra 40 años como cineasta, fue invitado a realizar la película de Los Juegos Olímpicos de Londres, a celebrarse del 27 de julio al 12 de agosto próximos, y sobre el tema sostuvo que le gustó rodarla “porque para una persona no atlética es un gran gozo”. Para la parte cultural en el marco de los Juegos Olímpicos, le pidieron crear algunos cortos, junto con otros tres realizadores, y el resultado, a decir suyo, es una comedia de 33 minutos llamada Un salto corriente: “En inglés el título es una broma. Es una cinta ligera, muy divertida acerca de diferentes puntos del deporte. Me sentí cómodo”. Al ser abordado en los pasillos de la Expo de esta ciudad en el marco de la 27 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), donde se le rinde un homenaje, reveló que la cinta se proyectará en varios lugares de Reino Unido. Leigh, quien visita por primera vez México, ofrecerá una cátedra mañana en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y por ello se siente contento. Mientras, el FICG proyectará sus filmes, todos producidos de manera independiente. El también director de teatro dijo que él busca crear largometrajes trágico-cómicos con guiones muy precisos. Comenzó su carrera a los 28 años. Su primer trabajo fue Bleak Moments (1972), fiero relato de una joven londinense atrapada entre la rutina laboral y la obligación de cuidar a su hermana. Su ópera prima sufre una suerte extraña: gana en el Festival de Locarno, pero no logra una adecuada exhibición. Su segunda película tarda 16 años en ocurrir. La razón sustantiva es que su método, donde el guión está ausente, no puede ser financiado. La historia y los personajes se construyen durante el proceso creativo. En este sentido, High Hopes (1988) es un acontecimiento: es el triunfo de una forma peculiar de entender el cine y de postularlo como proceso colectivo de creación. Leigh imprime un nuevo tono: el de la ironía amarga. La propuesta de desarrollar una película sin guión tiene una serie de implicaciones. La más obvia es que la historia ocurre en un escenario contemporáneo y en una circunstancia política determinada; posiblemente, la parte más enriquecedora es aquella en la cual los actores deben desarrollar a sus personajes y construir sus matices; la parte más dura es la severa disciplina ante las tentaciones de la improvisación. Life is sweet (1990) es una comedia devastadora, su tono ácido destaca cuando se observa el cariño con el que observa a sus personajes. Naked (1993), su cuarta película en 21 años de carrera, obtiene el reconocimiento del Festival de Cannes. En Secretos y mentiras (1996) los alcances de su obra detonan en el corazón de la industria: obtiene cinco nominaciones al Oscar, la paradoja es que una de ellas es en la categoría mejor guión. Sueños y realidades (1997), Topsy-Turvy (1999) y All or nothing (2002) son visiones de un cineasta ya maduro, que ofrece lúcidas crónicas de seres cotidianos. En 2005 construye un personaje atado a un destino radical: Vera Drake, interpretado por Imelda Staunton, quien en el Londres de los años cincuenta del siglo pasado realiza abortos clandestinos. El trabajo de Leigh es tan inspirado, que la película contiene varias escenas en las que destaca siempre el rostro, el gesto de una mujer atrapada por sus circunstancias. Vera Drake es un film pleno de pequeños e imborrables momentos.

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