"¡Soy Frida, soy libre!"

martes, 13 de marzo de 2012 · 13:32
MÉXICO D.F., a 12 de marzo (apro).- Una de las figuras más explotadas por el teatro mexicano contemporáneo es sin duda la de la pintora Frida Kahlo y su complicada vida que transitó de la aventura del arte al dolor físico extremo, marcada también por una compleja y disímbola relación amorosa con Diego Rivera. Pareciera difícil decir algo nuevo en escena en torno a esta polémica figura que se ha convertido en un fenómeno mundial, icono de la mexicanidad, y más difícil hacerlo a través de un género como el monólogo, incluso calificado por algunos de sus detractores como antiteatro. No obstante, el prolífico dramaturgo Tomás Urtusástegui encuentra una inteligente y atractiva estructura en su obra ¡Soy Frida, soy libre!, monólogo que a su vez contiene siete monólogos breves a través de los cuales, en una combinación de datos biográficos y ficción, el personaje habla de sus percepciones y vivencias en torno al amor, el sexo, la política, el arte, la libertad, lo mexicano y su muy personal relación con el dolor. Marta Aura, dirigida por María Muro, en plena madurez histriónica hace una auténtica creación y recreación de Frida Kahlo, sin necesidad de caracterizarse del todo. Para ello se apoya en el diseño escenográfico e iluminación de Simón Guevara y el diseño de vestuario de Yolanda Reyes. A través de estos elementos se construye un espacio escénico atemporal que es al mismo tiempo la habitación de Frida y el escenario que evoca diferentes momentos y personajes importantes en su vida. Ataviada con un vestido blanco, Marta Aura entra y sale del personaje en diferentes momentos de su vida: su infancia, el accidente que la dejara estéril, su relación de amor-odio con Diego Rivera, su atracción por las mujeres, etc. En el escenario hay diversos objetos como una silla de ruedas, un corsé ortopédico, pinceles, un overol de Diego y diversos atuendos característicos de Frida como su conocido tocado istmeño, con los que la actriz interactúa y juega para evocar distintos aspectos de la personalidad de Frida, transitando por una gama de emociones que van de la euforia y la irreverencia hasta el dolor más profundo. Marta Aura, con una trayectoria de más de 45 años en los escenarios, refrenda su calidad actoral al evocar una serie de atmósferas requeridas por el texto de Urtusástegui y mantiene el ritmo que requiere este espectáculo unipersonal para mantener la atención y el interés del público. Para redondear la propuesta, diversas canciones interpretadas por Chavela Vargas, como su célebre Macorina, sirven como puentes musicales entre cada uno de los diferentes monólogos de Aura, que durante más de tres años fueron presentados como lecturas dramatizadas, ganaron el primer lugar en la categoría de Radiodrama otorgado por la Red de Radiodifusoras Estatales y Culturales de México y el pasado 2 de marzo celebró sus primeras 50 representaciones con la develación de una placa en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Comentarios