2006-2012: el viraje en la campaña de López Obrador

sábado, 26 de mayo de 2012 · 20:03
Recibida con escepticismo, la imagen conciliadora que Andrés Manuel López Obrador proyecta en su actual campaña al parecer le permite mantener su voto duro y le ha valido el apoyo de personas y sectores que no conectaron con él en su campaña por la presidencia en 2006, especialmente los empresarios. Para lograrlo, el hoy candidato de la izquierda a ocupar Los Pinos tuvo que abandonar su estrategia basada en su propia persona, su discurso duro y sus posiciones radicales. Hoy va de la mano con empresarios, jerarcas religiosos, estudiantes de universidades privadas… En 2006, durante su primera campaña por la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador desdeñó reunirse con empresarios, religiosos y estudiantes de universidades privadas. Confió en su popularidad, en las encuestas y en sí mismo. Declaró “primero los pobres” sin pensar en otros estratos sociales. La realidad lo sacudió. Muchos analistas políticos le atribuyeron altos costos de impopularidad a decisiones como la de responder “¡Cállate, chachalaca!” a las intromisiones del presidente Vicente Fox en las campañas, y a la de promover el plantón por el que consideró un fraude electoral. Después de casi 50 días de plantón y de crear la Convención Nacional Democrática (CND) que lo declaró “presidente legítimo”, López Obrador dedicó cinco años a realizar una labor silenciosa para reforzar su imagen y conseguir la segunda candidatura presidencial. Ya lo hizo. Pero en esta segunda oportunidad el tabasqueño cambió su estrategia. No sólo mira hacia los pobres, sino también a los sectores empresariales y conservadores de Monterrey, Guadalajara, Guanajuato. “Les extiendo mi mano franca en señal de amistad y reconciliación”, expresó ante empresarios como Alfonso Romo, el examigo de Fox, así como a la sociedad conservadora de estas regiones que acudió a escuchar sus propuestas. Pero sobre todo, con el pragmatismo que lo caracteriza, López Obrador dejó de ser él mismo la estrategia para que un equipo de políticos, asesores e investigadores encabezado por su coordinador de campaña, el senador Ricardo Monreal, se hiciera cargo de proyectar su imagen, su discurso y sus propuestas entre los mexicanos para el presente proceso electoral. Otra sorpresa en la nueva etapa es su reconciliación con Cuauhtémoc Cárdenas, de quien se mantenía distante desde 2000. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1856, ya en circulación)

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