G-20: el reto del crecimiento

lunes, 18 de junio de 2012 · 12:49
En medio de críticas internas por su pobre desempeño económico, México preside esta semana la Cumbre del G-20 que se celebrará en Los Cabos. Tras intensas negociaciones, los gobiernos de estas naciones –que en conjunto representan el 80% del PIB mundial– intentan consensos para fortalecer el sistema financiero internacional, dice Gerardo Rodríguez Regordosa, subsecretario de Hacienda y Crédito Público y artífice del trabajo en materia financiera para la Cumbre. Señala que uno de los temas será clave para Europa –“cuyo error fue no tomar medidas a tiempo” – y para el resto del mundo: los dolorosos ajustes financieros deben ser acompañados por el crecimiento. MÉXICO, D.F. (Proceso).- Otra vez, México de cara al mundo. El lunes 18 y el martes 19 será anfitrión, en Los Cabos, Baja California Sur, de la reunión cumbre de los líderes (presidentes, primeros ministros, jefes de Estado) del Grupo de los Veinte, mejor conocido como el G-20. Dicho grupo reúne a los ocho países con las economías más industrializadas: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia, que integran también el G-8; a los 11 países emergentes de mejor desempeño económico: Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y a la representación de la Unión Europea. Este año, además de España y Holanda, que son los invitados permanentes a todas las reuniones del G-20, asistirán también Benín, Camboya, Etiopía, Chile y Colombia, como invitados especiales del gobierno mexicano, toda vez que el país ejerce actualmente la presidencia del grupo, desde diciembre pasado y hasta noviembre próximo. A la cita internacional, México llega con una doble imagen: en el exterior, la de un país que ha logrado sortear satisfactoriamente la reciente crisis financiera internacional; con una economía en crecimiento, con finanzas públicas sanas y una estabilidad macroeconómica muy elogiada en el mundo. Por eso hubo consenso en el G-20 para asignarle la presidencia este año. Pero internamente la imagen es muy distinta. Inclusive, los candidatos presidenciales –salvo Josefina Vázquez Mota, del PAN, el partido en el gobierno– se han encargado, en sus campañas, de señalar lo que ha sido, a su juicio, una desastrosa conducción de la economía nacional en los últimos 10 años: un crecimiento económico mediocre, que no alcanza siquiera el 2% en promedio, incapaz de generar empleos suficientes y de procurar mejores condiciones de vida a los mexicanos. Al subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Gerardo Rodríguez Regordosa –segundo de a bordo de la dependencia que encabeza José Antonio Meade Kuribreña, y artífice del trabajo en materia financiera previo a la cumbre de líderes del G-20–, le parece injusta, por decir lo menos, la crítica de los candidatos presidenciales, cuando no carente de argumentos, simplista y hecha con el único afán de descalificar la gestión económica de los últimos dos gobiernos, para sacar provecho electoral. Lo cierto, dice, es que “México está creciendo y sin desequilibrios. Este año andamos en el 3.5% de crecimiento del producto; el año pasado crecimos 3.9%; el anterior, 5.5%. México es de los países que más están creciendo en el mundo”. Explica: “¿Qué pasó en la década? Básicamente tuvimos dos choques externos espectaculares, negativos, que nos afectaron los términos de intercambio y nuestras posibilidades de crecimiento. Uno fue la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), que generó un ajuste importante en el sector industrial en Estados Unidos y en México y que generó una recesión en ambos países. No es un tema menor. “El segundo fue la crisis financiera de 2008-2009 en Estados Unidos, que provocó un colapso de la actividad financiera y, por tanto, de la actividad comercial. Hemos crecido mucho más que Estados Unidos en esta década que lo que habíamos hecho en décadas anteriores.” –Sin embargo, no es mentira que el crecimiento ha sido pobre. Aunque también habría que decir que en décadas anteriores el crecimiento económico también fue mediocre y con peores agravantes: inflación altísima, tipo de cambio en extremo volátil, con devaluaciones recurrentes, tasas de interés altas y desajustes fiscales, entre otros. Cosas que no se ven ahora. –Qué bueno que reconoce esto último. Así es. Por eso es injusta la crítica cuando sólo se compara el crecimiento absoluto. Nosotros enfrentamos una realidad dramática, en la década, a diferencia de lo que vivieron, por ejemplo, los países exportadores de commodities –sobre todo materias primas–, particularmente de América Latina, con los que nos comparan los candidatos a la Presidencia. “Esos países se vincularon a China, y ahora parece –o quieren los candidatos hacerle creer a la población– que fueron sus políticas económicas las que les permitieron un crecimiento económico más acelerado que el nuestro. En realidad fue China quien los impulsó. Sus términos de intercambio mejoraron muchísimo y, no obstante, están enfrentando hoy dificultades por no haber hecho la tarea en materia macroeconómica, como México sí la hizo, por cierto.” En resumen, dice Rodríguez Regordosa, a pesar de las dificultades de la década, “se establecieron las bases, México se volvió más competitivo, el sector financiero se acabó de consolidar y los componentes locales de la demanda agregada empezaron a funcionar como motores de la economía; el crédito está creciendo y el empleo también. Y eso nos ha permitido reducir la intensidad del vínculo con Estados Unidos. “Esas bases son las que nos están permitiendo crecer como lo estamos haciendo ahorita, a diferencia de todos los otros países. Una crítica justa tendría que ser ponderada por esa realidad que enfrentó Estados Unidos durante la década y también debería ser ponderada por lo bien que estamos creciendo por tercer año consecutivo.”   Equilibrios   Con esas prendas México asumirá un papel protagónico en Los Cabos. Aunque queda la duda de si no será un liderazgo efímero, como el que se logró en eventos similares desde hace 30 años. Como la Cumbre Norte-Sur de 1981 en Cancún, en plena Guerra Fría, en el gobierno de José López Portillo; o las cumbres Iberoamericanas que inventó Carlos Salinas de Gortari en 1991; o la Cumbre Internacional de Financiación para el Desarrollo de 2002 en Monterrey, la que se hizo famosa por el “comes y te vas” de Vicente Fox a Fidel Castro. Sobre el particular se le pregunta al subsecretario Rodríguez Regordosa. Rechaza la comparación y dice: “Nunca en la historia México ha tenido una reunión tan importante, con una presencia de jefes de Estado de las principales economías del mundo, que representan más de 80% del PIB mundial. Eso no había pasado antes. Un evento visto de esa perspectiva se convierte en algo muy relevante. “Si analizamos el papel que ha tenido el G-20 en estos últimos años, pues ha sido el foro en donde se han acordado, en los momentos de crisis internacional, las medidas para evitar que el mundo caiga en una nueva gran depresión. “Además, es ya un logro que México sea el primer país latinoamericano y segundo emergente –después de Corea del Sur– en asumir la presidencia del G-20.” –Resulta difícil creer que en una reunión de presidentes, de sólo unas cuantas horas, se puedan conciliar las urgencias nacionales con la agenda global. Los europeos, China, los demás emergentes, todos los países traen su propia agenda –se le pregunta al entrevistado. –Ha habido un trabajo previo muy arduo, con reuniones frecuentes de viceministros, ministros de Economía, Hacienda, Exteriores, gobernadores de bancos centrales, empresarios, jóvenes, intelectuales, organizaciones no gubernamentales, y siempre con el concurso de organismos internacionales e instituciones financieras multilaterales. “Han sido intensos el cabildeo y las negociaciones. Todo ello deriva en los acuerdos y los ‘entregables’ específicos que se verán reflejados en una declaración, un comunicado de los presidentes, de los líderes, en lo que se llamará ‘Plan de Acción para el Crecimiento y el Empleo’, y algunos otros elementos en materia de turismo, trabajo, agricultura. “Todo eso es lo que se va a presentar a los líderes para su validación, su acuerdo, y esas son las herramientas que tiene el G-20 para comunicar todo lo que se estuvo trabajando, y a lo que se llegó para la cumbre. “Pero, sí, es complicado el tema de la conciliación de las agendas. El G-20 funciona con base en consensos. Eso quiere decir que, por ejemplo, un país puede entorpecer por sí solo los acuerdos, las negociaciones, y se requiere de mucha diplomacia financiera para poder empujar los acuerdos que se requieren. “Es un ejercicio muy interesante de tratar de buscar el equilibrio, las posiciones comunes, el común denominador, para tener una expresión de consenso en temas que siempre resultan difíciles. No hay fórmula mágica. Este es un proceso muy artesanal, que se construye a través de la confianza de los países. Ha sido un reto muy importante poder avanzar. –Sin duda, habrá temas difíciles de consensar… –Todos los países tienen siempre algún interés, en cada tema hay ángulos distintos. No hay un tema en particular que sea complicado. Pero por ejemplo, cuando discutimos la seguridad alimentaria, la relevancia de la volatilidad y los altos precios de las materia primas, pues hay países que producen y exportan, y hay países que importan y no producen, las posiciones, por ende, son diferentes, entonces hay que encontrar un equilibrio en donde sí no es deseable para nadie tener mucha volatilidad en estos precios. “Todos los que se sientan en el G-20 también están conscientes de la responsabilidad que eso implica y, por tanto, el nivel de diálogo generalmente es constructivo, cada quien defendiendo sus posiciones, eso es lo que permite llegar a algunos acuerdos sobre la base de que el G-20 es un grupo en el que hay posiciones individuales y no necesariamente posiciones en bloque. Hay otros foros en donde se reúnen por separado, pero en la mesa del G-20 cada quien tiene su voz, su representatividad, así se reconoce, se entiende y sobre esa base se trabajan los acuerdos.”   Crecimiento   A Rodríguez Regordosa se le pregunta si la crisis fiscal, política y social en Europa, así como las elecciones en Grecia el domingo 17 serán temas obligados. –Por supuesto –responde–. Hay tres reflexiones sobre la situación de Europa que nos han llevado a ajustar el planteamiento hacia la cumbre. Una de ellas es la del crecimiento. Sí le estamos dando una narrativa mucho más a favor del crecimiento en todo el G-20 porque es lo que se necesita en este momento: restablecer las condiciones para que se pueda volver a crecer. Sin duda el ajuste es una de las condiciones necesarias, pero es algo que también se puede manejar en el tiempo, y darle así una arista de más crecimiento a la narrativa. En eso hemos estado trabajando y hay un buen nivel de consenso en el G-20 de que por ahí tenemos que seguir. “También hemos caminado en otras medidas de integración europea, que van a permitir que haya una perspectiva de estabilidad en el euro, y en esa perspectiva de estabilidad se pueda generar este entorno de crecimiento. “Y, tercero, unas medidas más puntuales para atender los retos del sector financiero europeo, como las que tomó España, que admitió un rescate de 100 mil millones de euros para salvar a su sistema bancario.” –Hace poco el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, dijo que México no tenía por qué hacerse cargo de “catarritos” ajenos. En el caso particular de Europa, ¿cuáles han sido sus errores, que ahora nos tienen a todos en la incertidumbre? –Es un error muy básico: no haber atendido con oportunidad, decisión y con una acción de política decisiva y contundente los retos en la crisis que se les fue presentando desde hace tiempo. Cuando hay épocas de bonanza es natural que se generen algún tipo de desequilibrios en distintos sectores, puede ser el financiero, el fiscal en algunos países, el de vivienda. “Es normal que se den y son difíciles de detectar a tiempo porque se dan en épocas de bonanzas, en donde nadie quiere ver los problemas. Pero una vez que los detectas los tienes que atender con contundencia. Y ese fue el error europeo (…) “Vea todo lo que han venido haciendo. Una capitalización de 10 puntos del PIB al sector bancario español. Más atrás: el acuerdo fiscal de la eurozona para la disciplina fiscal de los países que la integran. Todavía más atrás: la creación de las facilidades de apoyo para los países. Programas de apoyo específico para Grecia, Irlanda, Portugal. Medidas estructurales en España e Italia. “El menú de cosas que han hecho es, la verdad, muy importante y se ha requerido de una voluntad política y de asumir costos políticos enormes para poder ir tomando todas estas medidas. Han costado cambios de gobierno en varios países y sin embargo seguimos en una situación de crisis. Si este paquete de medidas lo hubieran tomado el día uno y lo hubieran perfilado como un plan, estaríamos en otra situación y el costo para Europa sería mucho menor. “Hay que recordar que lo primero que dijeron los europeos, cuando empezaron a batallar con Grecia, es que no necesitaban al FMI. Pues acto seguido se tuvieron que desdecir de eso. En lugar de haber pensado con mucho mayor amplitud, han ido resolviendo las cosas por pedazos, sin poder capitalizar todos los beneficios que implican estas medidas complicadas que han tenido que aplicar. “Resumiría: el problema de la situación europea es no haber atendido el problema con mucho más contundencia y oportunidad.”   Agenda mexicana   A Rodríguez Rogordosa se le pregunta cuál va a ser la aportación de México en Los Cabos, que vaya más allá de ganar imagen y presencia, Explica: “Durante la presidencia mexicana se está fortaleciendo el proceso del G-20 y se está generando mayor legitimidad porque hemos enfatizado mucho en la transparencia, desde el armado de la agenda y la publicación de lo que creemos son las prioridades para el mundo. “Pero no sólo eso. En temas específicos que se han ido abordando, temas nuevos, como el financiamiento del cambio climático, o crecimiento verde, pues hemos publicado documentos específicos para eso, con la idea de que se beneficien los que participan en el proceso del G-20 y podamos tener una discusión mucho más informada. “Todos los documentos que nos van produciendo los organismos internacionales –FMI, BM, OCDE–, los hemos hecho públicos. Esa transparencia que ha caracterizado a la presidencia de México es algo nuevo, que no necesariamente estaba en el G-20, y eso generaba desconfianza. Por eso creemos que para fortalecer el propio proceso y legitimarlo era importante. También lo era, y será un legado nuestro, la rendición de cuentas sobre compromisos previos en materia de política. Se evaluarán los avances comprometidos en las anteriores cumbres. “Entre la aportaciones específicas de México serían tres: haber insertado los temas de crecimiento verde, como tema relevante de la agenda mexicana. Hemos establecido una agenda de ocho pilares en materia de crecimiento verde, que hemos estado trabajando en distintos canales, que van desde la incorporación de herramientas de crecimiento verde como parte de las reformas estructurales que tienen que seguir haciendo los países, hasta cuestiones muy básicas de energía limpia, desarrollo de tecnologías y un tema muy puntual de reducción de los subsidios a los combustibles fósiles alrededor del mundo. “El segundo es el fortalecimiento de la arquitectura financiera internacional en su conjunto. Al haber concluido la presidencia mexicana habremos terminado la capitalización del Banco Interamericano de Desarrollo, le habremos dado una estructura institucional jurídica muy sólida a una red de protección a los usuarios de servicios financieros. “Un tercer tema, también aportación mexicana, es todo lo que tiene que ver con inclusión financiera, educación financiera y protección a los consumidores de servicios financieros. Es una agenda complementaria a todos los temas tradicionales de regulación, que contribuyen a tener un sector financiero más estable. “Habremos establecido las bases para la institucionalización del Consejo de Estabilidad Financiera, que viene trabajando la agenda regulatoria del sistema financiero internacional, y habremos también fortalecido al Fondo Monetario Internacional no sólo dotándolo de mayores recursos sino también de herramientas más poderosas, instrumentos de supervisión más eficientes. “En su conjunto, todo ello cae en una prioridad que se estableció en la presidencia mexicana de fortalecer la arquitectura financiera internacional en un mundo interconectado. –En este tipo de cumbres, ¿son abiertas las discusiones, debaten fuerte los presidentes, hay agarrones? –Hay de todo –concluye el subsecretario Rodríguez Regordosa.

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