Arte emergente en La Esmeralda

domingo, 26 de agosto de 2012 · 20:55
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En el contexto de su Programa de Exposiciones 2012, la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda (ENPEG) presenta en su sede de la Ciudad de México dos atractivas muestras que sobresalen por la propuesta pictórica, dibujística y conceptual de algunas piezas. Concebido para difundir principalmente la obra de estudiantes, este Programa exhibe actualmente una individual con pinturas de Francisco Muñoz (México, 1981) y una colectiva de dibujo en la que participan alumnos de la profesora coreana Kim Young Sun. Con un potente lenguaje que alterna diversas estéticas y vocabularios simbólicos –graffiti, tipografía de prensa, pintura, dibujo, retrato y fotografía de moda–, Francisco Muñoz (Fran Mun), alumno del séptimo semestre de la licenciatura en Artes Plásticas y Visuales, expone una serie de óleos de mediano formato en los que el protagonista principal es el cuerpo tatuado de un Mara Salvatrucha. Sustentado conceptualmente en la confrontación de distintos tipos de violencia urbana, su proyecto denominado Sin título/A pesar de todo se basa en la transgresión de códigos visuales a partir de la sensualidad de transparencias y sutilezas pictóricas. Trabajadas en distintos planos que permiten ubicar el logotipo de la revista mexicana Caras, especializada en la vida social de los poderosos y en el mundo del espectáculo –la tipografía de prensa con palabras que remiten a la violencia social, y el rostro y torso tatuado de los Maras–, las pinturas de Fran Mun sugieren la coexistencia de diferentes violencias: la frívola riqueza de la socialité, la crítica mediática, la delincuencia y la intervención corporal. Interesante por la experimentación y expansión del género, la colectiva Narrativas con Dibujos integra a numerosos estudiantes entre los cuales destaca un proyecto conceptual de Lillian González (México, 1988). Alumna también de séptimo semestre, su propuesta incide en la materialización visual de rituales cotidianos. Realizado como una obra procesual y biográfica que deja testimonio de su estado de ánimo durante varios días, el proyecto se origina en el acto de tomar café. Integrada por un pequeño libro cuyas páginas narran dibujísticamente el proceso de moler, preparar, ingerir la bebida y fotografiar sus residuos en la taza, la obra se expande con la estampación –transgrafía– de la imagen de estos residuos en doce filtros de café. Intervenidos con formas abstractas dibujadas con café diluido, las huellas del ritual en los filtros se acompañan de palabras que señalan las emociones vividas cada día: ansiedad, tensión, dolor, presión. Exhibidas durante dos semanas –se clausuran el viernes 31–, las dos muestras develan una positiva actitud creativa que se refiere a circunstancias personales y locales.

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