MÉXICO, D.F. (apro).- La coordinación nacional de la corriente perredista Nueva Izquierda (NI), que dirige Jesús Ortega, fijó hoy su postura en relación con la salida de Andrés Manuel López Obrador del Movimiento Progresista que respaldo su candidatura a la Presidencia en las pasadas elecciones. En su “declaración política”, NI dice que no le sorprende la decisión asumida por el tabasqueño porque era de sobra conocida las diferencias de hacer política con su línea. De hecho, recuerda que en varias ocasiones el tabasqueño pidió “licencia” como militante del partido. “Es lo mejor y si, como es el caso, se tienen diferencias que él considera irreconciliables, lo congruente es adoptar su propio camino. Así lo ha hecho y su decisión, reiteramos, es respetable”, destacó. Pese a que su dirigente Jesús Ortega declaró que, con la salida de López Obrador, se terminaba la “esquizofrenia” en el PRD, en su pronunciamiento formal considera que la probable transformación del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de asociación civil a partido político no los vuelve necesariamente antagónicos en el acontecer político nacional. “Para López Obrador, para MORENA y para el PRD, así lo consideramos en Nueva Izquierda, los contrincantes son otros y están ubicados en la oligarquía económica, en la derecha del PRI, PAN y otras formaciones partidistas, así como en otros sectores reaccionarios y conservadores”, destacó, un día después de que su presidente nacional, Jesús Zambrano, abriera la posibilidad de realizar alianzas con los panistas en las 14 elecciones para gobernadores del 2013. Nueva Izquierda aceptó que hay coincidencias, pero también diferencias “programáticas, conceptuales y de línea política” para la izquierda. Por eso, señaló que el PRD debe definir su identidad política y programática “como izquierda progresista” para sumar adeptos y crecer en el país como partido: “Ganar en la competencia electoral, triunfar en el debate y la confrontación de las ideas, para finalmente convertirse en opción de gobierno”. Para terminar con la ambigüedad perredista, Nueva Izquierda presentó su proyecto que consiste en la formación de un “partido frente” que defienda un Estado democrático y social de Derecho, busque la democracia como una forma de gobierno republicana, democrática, representativa y participativa, laica y federal. También que garantice la libertad de expresión y medios de comunicación; defienda los derechos humanos y la igualdad de géneros, incluyendo a las comunidades indígenas; preservar los derechos sexuales y reproductivos, entre otras puntos.