MÉXICO, D.F. (apro).- El presidente Felipe Calderón pasó este martes de formular buenos deseos a explicar lo que a su juicio debe hacer el próximo gobierno: la lucha por la seguridad, sin límites de administración ni de partidos políticos. Sin mencionar de manera explícita a su sucesor, el priista Enrique Peña Nieto, Calderón Hinojosa sostuvo que debe ser una política de largo aliento que asuma, como hizo él, los costos del corto plazo, con el objeto de que se llegue a mejores condiciones en el mediano y largo plazos. De visita en Sonora, donde inauguró diferentes obras, entre ellas un centro penitenciario federal, presumió como un logro de su gobierno que, en 2006, al asumir la Presidencia, había seis reclusorios federales con 3 mil 164 internos, y que ahora hay 21 penales que albergan a 25 mil reos. Acompañado por el embajador estadunidense Anthony Wayne; el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y el gobernador Guillermo Padrés, entre otros, Calderón afirmó que ninguna de las fugas de reos ha ocurrido durante su sexenio en algún penal federal. El reclusorio inaugurado por Calderón es el primero de los ocho que decidió fueran construidos y operados mediante una asociación con inversionistas privados, tuvo un costo de 4 mil 200 millones de pesos y tiene capacidad para 2 mil 500 reos. En otra de las obras que inauguró, también relacionada con la seguridad, Calderón insistió en acelerar la depuración de cuerpos policiacos en estados y municipios. Durante su mensaje inaugural del Centro de Respaldo de Plataforma México y una nueva estación de Policía Federal (PF), el mandatario admitió que es un “enorme reto” concretar la modernización policiaca.