La parábola de Pablo Escobar, "el patrón del mal"

martes, 4 de diciembre de 2012 · 22:18
MÉXICO, D.F. (apro).- Diciembre es el mes más cruel para la historia reciente del pueblo de Colombia, quien se resiste a olvidar los miles de caídos en la guerra feroz que emprendiera entre 1984 y 1993 el Estado colombiano en contra del narcoterrorismo, como evoca el reggaetón compuesto por Yuri Buenaventura para la nueva telenovela de Canal Caracol sobre ese terrible período, Escobar, el patrón del mal:
Mi patria no cae; tropieza y resbala, se pone de pie, se limpia la cara. Se mata a la gente, pero no las almas… Contaré esta historia una y mil veces, ¡no la borres de tu mente, en honor a nuestros muertos que cayeron vilmente! ¡Nunca más!
La guerra al jefe del Cártel de Medellín comenzó en Bogotá el 18 de diciembre de 1984 con el asesinato del periodista Guillermo Cano, director del periódico El espectador, ordenado por el mismo Pablo Escobar Gaviria. Alcanzaría su culminación nueve años después, tras la cacería y eventual suicidio del máximo líder del narco en la ciudad de Medellín, el 2 de diciembre de 1993. La Furia Norteña le dedicó un corrido grupero clásico “Al rey de los capos”, dando su peculiar versión de los hechos:
De los narcos, era el rey… La suerte lo traicionó a Pablo el dos de diciembre, ya lo tenían chequeado por una llamada urgente; a la casa le cayeron por encima del tejado, lo acribillaron a tiros, como lo tenían planeado. Llanto, tristeza y dolor por todo el mundo se dio, Antioquia perdió al amigo, Colombia entera lloró; las obras buenas que hizo quedarán para la historia, y a Pablo Escobar Gaviria, que Dios lo tenga en la gloria.
(http://narcomusicacolombia.blogspot.mx/) Durante el estreno de los dos primeros capítulos de esta historia que dirigió Laura Mora con el cineasta Carlos Moreno (Perro come perro), inspirada en la novela biográfica El evangelio de Pablo: Auge y caída de un gran capo del narcotráfico, de Alonso Salazar, Escobar, el patrón del mal fue vista por dos millones de telespectadores en EU, rompiendo así el récord de televidentes logrado por La reina del sur con Kate del Castillo. “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”, anuncia una voz en off al abrir cada uno de los 131 episodios, en recuerdo del último mes del año 1986, uno de los más sangrientos para Colombia. Entonces, el 6 de diciembre, el célebre Zar de la cocaína y sus socios autoapodados Los Extraditables (entre otros: El loco, Popeye, El Pana, Mugre, Otto, La Quica, Tyson, Pinina y El mexicano), hicieron estallar un carro bomba frente al edificio de la policía secreta, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) en el sector Paloquemao de Bogotá. Fue un fracaso el atentado pues no liquidó al general Miguel Ángel Maza Márquez, que encabezaba la DAS. No obstante, destruiría el inmueble y acabó con la vida de unas 70 personas inocentes. Aún se le condena como “el mayor genocida en la historia de la humanidad”, y pese a que Moreno desmiente que haga apología del narcotráfico, los productores de Caracol comercializaron bien un álbum de estampitas con las figuras del nutrido elenco de la serie, que coleccionaron afanosamente los niños de Colombia. Pablo Escobar había nacido un primero de diciembre de 1949 en Rionegro, Antioquia. En la cima de su poder proclamó ser “el segundo hombre más importante del mundo, después del Papa”. Acababa de cumplir 44 años un día antes de que “fue asesinado” (según presumió inicialmente la policía colombiana), y la revista Forbes reveló que su fortuna ascendía a “8 mil millones de dólares”: cifra a todas luces ridícula. Pero eso, sí: “cantaba bonito”, como muestran las piezas caseras que grabó “Si yo fiera rico”, del musical Mi bella Dama, y un aria de la ópera Rigoletto, de Verdi:
La donna è mobile, qual piuma al vento, muta d’accento e di pensiero…
“Muerte anunciada” de Los Tigres del Norte, expresa:
…En cinco y 10 mil millones su fortuna calcularon, ¿cómo es que tanto dinero los gringos no lo notaron? “¡Ya mataron a papá!” decía la gente llorando. Cerca de 100 mil personas al panteón lo acompañaron…
En su lápida del cementerio Montesacro jamás faltan flores y su tumba es la más visitada de Colombia. Los pobres de Medellín elogian su generosidad con suma veneración y la colonia donde construyó 500 casas para reubicar a familias enteras del basurero municipal, como parte de su amplio proyecto “Medellín sin tugurios”, se sigue llamando Barrio Pablo Escobar. La verdad es que esa fama legendaria ha vuelto a repuntar con esta telenovela que protagoniza el actor Andrés Parra. El papel de su fuerte socio El loco Carlos Enrique Lehder Rivas (que sale como Marcos Hérber) lo representa el también cantante Alejandro Martínez, quien había escrito su personal reggaetón para Escobar, el patrón del mal:
Érase una vez un fulano de tal que quería poner a su madre en un pedestal y se volvió un criminal con sentido social, dejando un reguero de sangre y dolor general.
Capturado en 1987, Carlos Lehder fue el primer capo que extraditó Colombia a EU y todavía purga su condena en una prisión de Florida. A su vez, el actor nacido en México en 1956, Christian Tappan, interpreta el papel de Gustavo Gavira, primo y contador de Escobar. Afirma: “En El patrón del mal hay nombres cambiados y otros originales; pero es obvio que el público se va a dar cuenta de quién es quien. Por ejemplo, abundan escenas de las pródigas pachangas que organizaba Escobar en su finca Nápoles en Antioquia y a las que se dice acudieron Los Rolling Stones, Pastor López El rey de la cumbia, Vicente Fernández, Marco Antonio Solís, Juan Gabriel, Gloria Trevi, Julio Iglesias, o Roberto Bolaños Cacho alias Chespirito…” En una de esas escena vemos el arribo en helicóptero de un cantante con el porte José Luis Rodríguez, El Puma, quien luego de subir en el templete a la guapa esposa de Pablo, concluye su actuación con una canción muy romántica y luego es corrido a golpes por un par de sicarios al servicio del capo. Nunca se menciona el nombre real del artista venezolano; pero los otros socios lo sugieren al exaltar con burla su energía sexual, llamándolo El pantera, cosa que termina por provocarle a Escobar un serio ataque de celos. “Todo eso es cierto… Yo mismo estuve en una fiesta de los socios de él, pero vi descender de una avioneta a un artista de nivel mundial y el tipo lo había mandado traer… Pablo Escobar podía darse tales lujos, ¿por qué no? Pagaba en una sola noche lo que ganaban durante toda una gira.” Fiel a la notable calidad de las telenovelas colombianas El capo, El cartel de los sapos y Las muñecas de la mafia que le precedieron triunfales, Escobar, el patrón del mal es asimismo otra afortunada delicia de profesionalismo por los ambientes musicales del fondo sonoro. En Colombia se da por sentado que para el octavo cumpleaños de su primogénito Juan Pablo, en 1984 el padre lo obsequió con la presentación de Chespirito y el equipo completo de El chavo del ocho, al tiempo que se rumora que el cómico también actuó para El Cártel de Cali, de tal modo que causa risa que en la serie se muestre la dichosa fiesta amenizada por un payaso colombiano de renombre (http://www.pabloescobarinedito.com/escobar). Chespirito ha negado hasta el cansancio haber protagonizado aquella visita narco cultural por la nación colombiana.

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