Otro almanaque de las instituciones culturales

miércoles, 12 de diciembre de 2012 · 21:11
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Cuando el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) dio a conocer en agosto de 2010 la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales, se publicó conjuntamente el voluminoso libro Instituciones Culturales de México 2010, además del Atlas de infraestructura y patrimonio cultural de México. A pocos días de terminar la gestión de Consuelo Sáizar, al frente del Conaculta, se editó una segunda versión de Instituciones Culturales de México, ahora, 2012, de 1134 páginas, en el cual según la exfuncionaria se puede contemplar “la grandeza de la cultura mexicana”. Profuso en imágenes antiguas y actuales, repetitivas de la tradicional iconografía de “lo mexicano”, el volumen de 38 cm de altura por 26 de ancho, 7.5 de grosor y aproximadamente 10 kilos de peso, es ciertamente para ver. Poca información contiene acerca de la historia, sentido, objetivos, metas, resultados y quehaceres de las instituciones culturales. Baste un ejemplo: En el apartado del Instituto Nacional de Antropología e Historia no se menciona nunca que fue fundado por Lázaro Cárdenas. Se dice cuántas zonas arqueológicas y museos existen y cuáles –desde luego– abrió el sexenio recién concluido. Ni una palabra sobre la investigación antropológica o histórica que se realiza en esta instancia. En cambio hay a lo largo de todo el libro frases de artistas e intelectuales como ésta de Silvestre Revueltas: “Sueño con una música que es color, escultura y movimiento.” Parafraseando a la propia Sáizar en la presentación de la primera edición de este libro, “es enorme” pero “no definitivo ni completo”, y el libro repite el esquema que diversos especialistas le señalaron al evaluar la encuesta de hábitos: Su concepto de cultura es “aristocrático”, centrado en las artes; y su enfoque es limitado al quehacer de las instituciones y no a la cultura amplia y diversa del país. No se señala el número de ejemplares de obsequio que realizó Impresora y encuadernadora Progreso, S.A. de C.V. La Coordinación Editorial estuvo a cargo de Fernando del Collado, la Coordinación de Arte y Diseño Editorial recayó en León Muñoz Santini y la investigación y el cuidado de la edición fue de Mario Gutiérrez Vega.

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