Las cifras alegres (II)

martes, 8 de enero de 2013 · 21:02
MÉXICO, D.F. (apro).- Existe un universo de acciones culturales que impacta de forma directa a bailarines, coreógrafos y aficionados a la danza: El Centro Nacional de Investigación y Difusión del Danzón AC, que preside Miguel Ángel Zamudio Abadala, es un hito como no hay en otra parte del mundo. Con 2 mil asociados aproximadamente y 100 grupos registrados, Zamudio tiene un poder de convocatoria multidisciplinaria. En ciertas ocasiones el fundador del grupo Tres Generaciones de Danzón Veracruzano se preocupa porque piensa que cinco mil personas bailando al mismo tiempo bajo los códigos estrictos del danzón es una cifra pequeña. Hasta ahora ha creado un Premio Nacional para la investigación del danzón y otro para músicos interesados en la composición del ritmo que tiene más de un siglo que llegó a México. Con eventos y congresos especializaos en Oaxaca, Querétaro, Guadalajara, Acapulco, Guanajuato, Monterrey, Veracruz, San Luis Potosí Puebla, entre otros estados y un Campeonato Nacional pone a bailar diariamente a miles de personas que asisten a clases, plazas y talleres para adentrarse en el conocimiento musical, corporal y estilístico del sabroso baile. Es notorio que desde la exquisitez de Arturo Márquez y hasta la fuerza interpretativa de Acerina y sus trampas de timbal, aquellos que son parte de la élite danzonera viven en un ritual de elegancia que nada tiene que ver con las atmósferas que el cine nacionalista trato de implantar. El danzón se baila a plena luz del día y quienes lo ejecutan son bailarines que merecerían ser incluidos en las convocatorias del Fonca. Basta ver bailar a Alfredo Salazar Pérez, Anaid Chávez, Dolores Moreno, Arturo Ugalde, Laura Calderón de la Barca, José Luis Juanes y Antonia González, entre otros para o dimensionar lo que hacen. Otro movimiento dancístico y musical es de los sonideros. Con cerca de 10 mil asistentes por evento --se puede ampliar al doble--, según uno de los dueños de Polymarchs en una entrevista, se tiene desde el foro, una torre de luces, la estructura de un foro gigantesco y por supuesto un ballet con ejecutantes de primer nivel. El fenómeno del tecno y la música tropical tiene a cientos de miles bailando cotidianamente presenciando las insólitas coreografías que incluyen faraones, apaches y toda clase de producciones. Con tráileres y una estructura organizativa muy elemental, Polymarchs y otros sonideros como La Changa --música tropical-- han logrado tener público cautivo que paga por ir a bailar y ver bailar en los Estados Unidos, Centroamérica y América del Sur. Su promoción se lleva a cabo a través de pintas y de boca en boca. Nunca pagan por publicidad. Las instituciones oficiales no ven lo que hacen los famosos Tíbiris porque en el limbo de lo que consideran “alta cultura” la ignorancia les impide apreciar un baile tan particular. Se trata de un fenómeno de dimensiones estéticas y sociales de gran profundidad. Hasta ahora el único bailarín y coreógrafo que transita en ese mundo es José Rivera, director de la Cebra Danza Gay, que ciertos días, vestido como un príncipe, alterna con los mejores bailarines del Patrick Miller, famoso antro donde se dan cita los mejores ejecutantes de la Ciudad de México. Conarte se ha convertido en un fenómeno extraordinario. Presidida por Lucina Jiménez, la asociación realiza de forma cotidiana una labor educativa con una trascendencia enorme. Ya sea en la Ciudad de México o en Ciudad Juárez, cientos de niños, adolescentes y adultos tienen acceso a una formación artística que la educación pública le negó. Se destaca su labor en pro de la paz en zonas de alto riesgo y la enseñanza de altísimo nivel que se imparte en La Nana, sede de las acciones culturales que son ejemplares. Rocío Barraza Ribacova lleva años difundiendo todas la noticias posibles a través de internet, Facebook y ahora en Twitter. Danza Dance es una red de información de todo tipo que se lee en todo el mundo de habla hispana. Lo curioso de semejante proyecto es que Barraza lo hace sólo por el placer de contribuir de alguna forma al conocimiento de la danza nacional y mundial. No recibe un sólo centavo por hacerlo e invierte todo su tiempo en dar no menos de veinte o treinta notas diarias de todos los medios del mundo. Streaming Dance de Gustavo Lara Equihua se ha transformado en una de las formas cruciales para tener acceso a los registros de la danza escénica. Con un alcance que llega hasta la proyección de programas que el mismo produce ha llegado hasta TVUNAM para dar a conocer lo que hace el gremio de la danza, ya que sus registros abarcan todos los géneros escénicos. Con sus DVD en su portafolio, el videoasta le obsequia su material a casi todas las personas con las que se encuentra y es espectador asiduo en todas las funciones de danza posibles. El salón de danza de la UNAM fue en su inicio un espacio para que ciertos grupos pudieran ensayar o hacer léase antes de función. Hoy en día es un foro experimental sin parangón. Muy a su estilo poco oficialista, Cuauhtémoc Nájera convive con técnicos y subido en escaleras sin fin, cambia focos, arregla el sonido, programa computadoras y hasta hace el diseño de iluminación si es necesario. En ese espacio se presenta de todo y sobre todo se le permite a los que no tienen currículum que hagan sus pininos. Pero algunos que sí tienen currículum también procuran estar ahí en el ánimo de experimentar con el espacio, la música y el público, tal es el caso de los bailarines y coreógrafos, Vladímir Rodríguez y Omar Carrum que presentaron Escrito Absurdo. Un “high ligth” en la carrera de ambos que se ha presentado en París, Bogotá y otras ciudades de interior del país. Con modificaciones que el público decide abiertamente, la puesta en escena es sorpresiva para quienes la ven, pero también para los propios intérpretes que a través de la improvisación y códigos fijos logran un resultado contundente. Se destaca el buen humor de ambos y ver bailar en “close up” a Carrum es un verdadero banquete por la madurez y seguridad que posee y que asume con gran humildad. Otro acierto de Nájera fue crear el Sistema Juvenil de Danza de la UNAM que preside la primera bailarina Laura Morelos con bailarines muy jóvenes. Un proyecto pensado para los bailarines y, en función de ellos, se montan ciertas coreografías para su mejor conocimiento de la danza. La temporada que dieron en la sala MIguel Covarrubias al lado de la Orquesta Juvenil Universitaria fue una buena oportunidad para que los muchachos vivieran, sugieran y hasta gozaran la evidencia de la música en vivo. La broma cotidiana que le hacen al coreógrafo y bailarín Miguel Mancillas es que no audiciona a sus bailarines, sino que les hace un casting. Guapos, de físico envidiable, los integrantes del Núcleo Antares de Hermosillo, Sonora son estudiantes modelo que no siempre logran integrarse a la compañía de Mancillas pero que tienen un potencial envidiable. Sin papeles de por medio que avalen sus estudios o créditos por cubrir simplemente aprenden a bailar. Y lo hacen de forma espectacular. Los resultados están a la vista, la última coreografía del sonorense Que no descubran tu nombre, es un experimento escénico para foro a la italiana o espacios experimentales que quita el aliento, sobretodo porque jóvenes y bailarines de gran trayectoria como Tania Alday e Issac Chau logran tesituras de gran nivel.

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