MÉXICO, D.F. (apro).- Lo que se perfilaba como un acto protocolario, de rutina, se convirtió en uno de los episodios más ríspidos que ha vivido el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), luego que el comisionado Ángel Trinidad Zaldívar cuestionó la elección de Gerardo Laveaga Rendón como presidente del organismo y arremetió en su contra, al llamarlo “perezoso e ignorante”. Las expresiones de Trinidad Zaldívar revelaron lo que desde hace tiempo se comentaba en los corrillos del IFAI: que Laveaga es perezoso para desahogar los recursos que le llegan; ignora aspectos fundamentales del derecho en la materia y ha llegado al extremo de quedarse dormido en sesiones importantes para el instituto. Aun peor. Trinidad Saldívar, quien contendió por la titularidad del organismo y perdió por un voto, aludió a sus compañeras, Wanda Sigrid Artz y María Elena Pérez-Jaén, ambas designadas, como Laveaga, durante el gobierno de Felipe Calderón. De Artz Colunga denunció que ésta hizo solicitudes de acceso a la información a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal y al Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen) que, al ser rechazadas, fueron objeto de un recurso de revisión interpuesto por la propia comisionada y, al resolverse, votó en el pleno en lugar de excusarse por un evidente “conflicto de intereses”. La cuestión es que durante la presidencia del IFAI que concluyó Jacqueline Peschard Mariscal se abrió una investigación contra Sigrid Artz la que, observó Trinidad, espera que continúe. En el caso de Pérez-Jaén expresó que pudo más lo personal que lo profesional, aunque no precisó a qué se refería. Las críticas del comisionado fueron sonoramente aplaudidas al terminar su alocución, con lo que se vio empañada la toma de posesión de Laveaga como presidente del IFAI. Otro de los comentarios de Trinidad, quien hasta hace unos días se había dejado influir por criterios de Laveaga, fue el que el a partir de hoy presidente del IFAI se quedó dormido durante una sesión en el Senado, a donde acudieron los consejeros para participar en un foro de reformas en la materia. Sigrid despertó a Gerardo Laveaga. Incluso, Ángel Trinidad reveló que Laveaga admitió en el trayecto de retorno que se quedó dormido por aburrimiento, y cuestionó: “¿Le aburre el tema al señor comisionado?” Indicó que Laveaga es tan perezoso que tiene un rezago de 291 asuntos, en contraste con el resto de los comisionados, que tienen un promedio de 163, “es decir, tiene 130 asuntos de ciudadanos pendientes de resolución por falta de ganas”. Ya entrado en su disertación, hasta indicó que Laveaga se ha definido como un “lord inglés” y que, al ser elegido, lo primero que preguntó a Peschard Mariscal fue cuándo podía tomar posesión de su oficina, pero no inquirió sobre algún tema de acceso a la información. Al terminar el acto, Laveaga negó que se hubiera quedado dormido en el Senado; argumentó que “cerró los ojos” para escuchar mejor las intervenciones. También expresó que no estaba molesto por lo señalado por Ángel Trinidad –a quien por cierto en la sesión llamó José Ángel--, pues sostuvo “que vivimos en democracia”. Añadió que dará respuesta puntual a los señalamientos del comisionado Trinidad Zaldivar, y se dijo sorprendido de la capacidad para “descontextualizar frases”. Gerardo Laveaga Rendón es un condiscípulo de Calderón Hinojosa en la Escuela Libre de Derecho; de esa generación también forma parte Javier Lozano Alarcón, e inclusive Rosalinda Pérez, estos dos últimos secretarios del Trabajo con Calderón. Sigrid Artz –asesora en materia de seguridad nacional al inicio del sexenio pasado-- y María Elena Pérez Jaén fueron propuestas comisionadas en 2008 por Felipe Calderón. La aprobación en el Senado fue cabildeada por otro egresado de la Escuela Libre de Derecho, Miguel Alessio Robles, quien entonces fungía como consejero jurídico de la Presidencia de la República. Así, la presidencia de Laveaga Rendón fue una decisión impulsada por calderonistas. En el caso de Laveaga, su designación como comisionado al IFAI, en abril de 2012, fue ampliamente criticada por organismos de derechos humanos vinculados a las garantías al acceso a la información y la libertad de expresión.