"Ana Karenina" y la febril pasión adúltera

sábado, 9 de marzo de 2013 · 11:59
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- León Nikolaievich Tolstoi, uno de los más grandes escritores rusos, vivió antes de la revolución bolchevique. Aristócrata siempre del lado del pueblo, de los campesinos, y con la conciencia del dolor y la miseria, escribió una de sus obras más representativas, Ana Karenina (1875-1876) sobre una febril pasión adúltera. Este año el director Joe Wright retoma la historia después de que ésta ya ha inspirado ópera, ballet, teatro, y varias otras versiones cinematográficas; así, Ana Karenina ha encarnado en la seducción alemana de Greta Garbo, la belleza perfecta de Vivien Leigh, la deslumbrante bailarina de ballet Maya Plisètskaya, la elegancia afrancesada de Jaqueline Bisset y en la también francesa Sophie Marceau en 1997. Esta vez toma vida en la inglesa Keira Knightley, quien ha sido calificada por las revistas de moda como la más glamorosa. Ella ya trabajo con el director en Expiación, y Orgullo y Prejuicio. La magia de Tolstoi logra ser traducida por el cineasta, quien atrapa al espectador con mezcla y sincronía de ballet, ópera y teatro durante toda la película. La cinta refleja una fuerte crítica a la aristocracia rusa de la época y al rechazo por parte de la élite social, e hipocresía debido al adulterio de Ana Karenina. Con un apabullante y vanguardista diseño de vestuario (y en general todo el diseño de arte), el espectador del siglo XXI se siente un bolchevique mirando el esplendor del mundo rico a través de una ventana. En una súper producción tan delirante, poca chance tiene el espectador de fijarse en las actuaciones o cualquier otro elemento que compone la película. La armazón coreográfica lo lleva sin darse cuenta de un escenario a otro, y de una pasión a otra, con tanta fuerza que al terminar la película uno despierta de un sueño.

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