Los diez mandamientos de Andrés Granier

lunes, 17 de junio de 2013 · 12:18
MÉXICO, D.F. (Proceso).- 1ºAmarás al Hueso sobre todas las cosas. Te aferrarás a él a lo largo de tu sexenio, y te rodearás de tesoreros de finanzas que piensen de la misma manera. Harás todo con tal de vivir en el presupuesto y asegurar la forma de vida que te provee y los privilegios que te asegura: las casas, los carros, los celulares, los contratos, los guaruras, las cuentas bancarias, el séquito que te sigue dondequiera que vas. Brincarás de puesto en puesto por todos las ramas del gobierno, por todos los niveles del tabulador. Podrás acumular mil camisas y 100 trajes de vestir y múltiples propiedades en tu estado natal. Podrás ser Totalmente Desvergonzado pensando que nadie te descubrirá, y si ello ocurre dirás que estabas “muy pasado de copas”. 2º Tomarás el nombre de la Democracia en vano. Hablarás de ella con frecuencia pero rara vez te regirás por sus preceptos. Te referirás a ella en todos tus discursos sin entender en realidad de qué se trata y lo que tendrías que hacer para volverla realidad. Insistirás en que México ya es democrático y en que la corrupción de la que se te acusa es tan sólo un “linchamiento mediático” del PRD. Hablarás todo el tiempo de la transparencia aunque no quieras decir cuánto ganabas ni cuántos “asesores” tenías. Dirás que la aparición de 88.5 millones de pesos es “parte de un plan burdo del gobernador de Tabasco”, Arturo Núñez. 3º Santificarás las fiestas patrias y tomarás un puente vacacional cada vez que puedas para aprovecharlas. Darás “El Grito” de Independencia, preferiblemente en alguna ciudad de Estados Unidos, donde usarás la ocasión para ir de compras con tu familia. Hablarás de la gloriosa Revolución y cuánto hizo por los pobres aunque en realidad te importen un rábano. Celebrarás el 5 de mayo cenando en el Champs Elyseés y le cobrarás la cuenta al erario. Te presentarás en la marcha del Día del Trabajo y darás gracias por el asueto obligado, mientras le aplaudes a la clase obrera que gana una fracción de tu sueldo. Aprovecharás las fiestas navideñas para regalarle relojes Cartier a tus empleados y así asegurar que no le informen a la prensa cuánto dinero te has embolsado. 4º Solicitarás la protección política a tu padre y a tu madre –los líderes de tu partido–, ya que ellos te dieron vida. Dirás que Enrique Peña Nieto es el político más talentoso de todos los tiempos. Dirás que Luis Videgaray es el secretario de Hacienda más carismático de la historia de México. Dirás que Jesús Murillo Karam es el procurador más eficaz desde los aztecas. Dirás que Jorge Emilio González es el muchacho más inteligente y honesto que has conocido. Le reclamarás a tu partido que “tome distancia” y criticarás a los priistas que te piden “acreditar tu inocencia”. 5º No matarás a la gallina de los huevos de oro que es el presupuesto público. Por ello, nunca apoyarás iniciativas para recortarlo o que obliguen a rendir cuentas reales y detalladas sobre cómo se gasta. Resistirás cualquier esfuerzo por fomentar la transparencia en los gastos del Congreso local y negarás que le regalaste cuatro automóviles de lujo a tu extesorero. Dirás –como lo dijo Enrique Peña Nieto siendo gobernador– que la ley te “exige tener en resguardo como confidencial” la información patrimonial de tu puesto. Obstaculizarás cualquier intento por esclarecer o aclarar cualquier asunto relacionado con el uso inapropiado del erario. Dirás que lo haces por el bien de México. Dirás que es necesario ser “consistentes”, y lo demostrarás rehuyendo la rendición de cuentas como muchos que ocupan puestos públicos en el país. Fragmento del análisis que se publica en la edición 1911 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

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