Dilma Rousseff propone un "gran pacto" para atender crisis social en Brasil

viernes, 21 de junio de 2013 · 21:25
MÉXICO, D.F. (apro).- Luego de casi dos semanas de masivas protestas en las principales ciudades, con un saldo de dos muertos hasta ahora, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, propuso “un gran pacto” nacional para mejorar los servicios públicos y encontrar formas “más eficaces” de combatir la corrupción. "Voy a conversar con los jefes de otros poderes y voy a invitar a los gobiernos y a los alcaldes de las principales ciudades para un gran pacto en torno a la mejoría de los servicios públicos", dijo Rousseff en cadena de radio y televisión. En su primer mensaje a la nación tras las mayores protestas registradas en los últimos 20 años, la mandataria brasileña prometió mantener el orden en las calles y condenó los actos de violencia y vandalismo. "Voy a recibir a los líderes de las manifestaciones pacíficas, de sindicatos y asociaciones populares, precisamos de todas sus contribuciones, reflexiones y experiencias", afirmó Rousseff. La mandataria izquierdista refrendó su apoyo a los cambios sociales y destacó que tiene la obligación de escuchar las voces en las calles y liderar un diálogo entre todas las partes. Desde que estallaron las protestas, Rousseff sólo se había referido al asunto en público el pasado martes, cuando en una ceremonia oficial dijo que "la voz de la calle tiene que ser escuchada". La mandataria afirmó que las multitudes que han salido a las calles han "enviado un mensaje directo a los gobernantes", "demuestran el valor de la democracia" y dicen que "los ciudadanos están a la búsqueda de sus derechos". Las protestas fueron originadas por un aumento del precio del transporte y se extendieron por todo Brasil en los últimos diez días. Pese a que el alza fue revocada, las protestas siguieron con la exigencia de mejorar los servicios públicos de salud y educación, acabar con la corrupción del gobierno y en protesta por el gasto excesivo en la organización de la Copa del Mundo 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, de los que Brasil será sede. Al respecto, la mandataria brasileña afirmó que el dinero gastado en la construcción de estadios no sale del erario. "En relación a la Copa, quiero aclarar que el dinero que el gobierno federal gastó en los estadios es fruto del financiamiento que será debidamente pagado por las empresas y gobiernos que están explotando esos estadios", afirmó. Y en cuanto a la corrupción en su gobierno admitió que se precisan "formas más eficaces de combate a la corrupción". Las protestas masivas se mantuvieron todavía hoy en algunas ciudades de Brasil pero el jueves las protestas congregaron a cerca de 1.2 millones de personas en una centena de municipios del país. El movimiento Pase Libre convocó en Sao Paulo las primeras protestas tras el aumento del precio del transporte que fue derogado el miércoles pasado, sin embargo las protestas se intensificaron el jueves con un saldo de dos muertos. Las víctimas fueron una barrendera que inhaló gas lacrimógeno lanzado por la policía contra los manifestantes en la ciudad amazónica de Belén quien murió de un paro cardíaco, y un joven que murió atropellado la noche del jueves en la ciudad de Ribeirao Preto. La organización civil anunció hoy que no organizará nuevas manifestaciones, debido a que detectó que en las marchas se han "infiltrado" grupos ajenos a sus intenciones. "Consideramos que grupos conservadores se infiltraron en los actos para defender propuestas que no nos representan", dijo Rafael Siqueira, portavoz de Pase Libre, quien explicó que surgieron grupos que defienden la penalización del aborto o la reducción de la edad de responsabilidad penal, a las que el movimiento se opone. Pese a que el movimiento decidió suspender las protestas, hoy pequeños grupos de manifestantes tomaron las calles de algunas zonas de Sao Paulo y Río de Janeiro. En Sao Paulo, cerca de un millar de personas ocupó parte de la autovía Dutra, que une la ciudad a Río de Janeiro. La movilización provocó caos vial pero no se registraron incidentes. En Río de Janeiro, una 500 personas tomaron las calles del barrio de clase media de Barra da Tijuca en forma pacífica y sin más consecuencias que atascos de automóviles. También en Río de Janeiro, se registraron desórdenes menores que fueron controlados por la policía frente a la favela Ciudad de Dios. Las demandas fueron las mismas: servicios públicos de calidad, mejoras en la salud y la educación y ética en la política.

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