México restituye la figura de representante ante la Unesco

martes, 23 de julio de 2013 · 18:39
MÉXICO, D.F. (apro).- Con el argumento de un necesario ajuste presupuestal, el embajador Juan Manuel Gómez Robledo justificó, en febrero de 2010, el retiro del representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y se decidió que el embajador de México en Francia, Carlos de Icaza, asumiera las dos representaciones diplomáticas. El subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) aseguró en su momento que la decisión no obedecía a un desinterés del gobierno mexicano por la educación, la ciencia y la cultura, sino a una política de austeridad, disciplina y eficiencia presupuestaria. No consideró conveniente remover al representante ante una instancia como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y por tanto “se nos ocurrió” --dijo en entrevista con el semanario Proceso-- retirar al de la UNESCO, que era el escritor Homero Aridjis. Ahora, sin mediar argumento de por medio ni explicar si la Cancillería ha superado sus problemas presupuestarios, se ha nombrado a Porfirio Thierry Muñoz Ledo Chevannier, hijo del político Porfirio Muñoz Ledo, como representante permanente de México ante la UNESCO, con sede en París, Francia. Desde la visita a México de la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, en marzo pasado, trascendió que el gobierno a través de los secretarios José Antonio Meade, de Relaciones Exteriores, y Emilio Chuayffet, de Educación Pública, le prometieron restituir la figura de representante permanente. Y de hecho al hacer el nombramiento de Agustín García-López Loaeza como embajador ante Francia, no se mencionó si desempeñaría también el cargo ante la UNESCO. Según el comunicado de la SRE, Muñoz Ledo Chevannier es licenciado en derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana y maestro en administración pública por la London School of Economics. Es miembro del Servicio Exterior Mexicano (SEM) desde 1986 y desde septiembre de 2007 ha sido embajador de México en Marruecos. Antes fue titular del consulado en Boston y jefe de cancillería en la Embajada de México en Francia. Curiosamente, no se menciona su paso por la Dirección General de Asuntos Culturales, en la cual le tocó suceder al sociólogo Gerardo Estrada, quien dejó el cargo con la salida de la Cancillería de Jorge Castañeda y la llegada de Luis Ernesto Derbez. Cuando Muñoz Ledo Chevannier ocupó ese encargo durante escasos meses, se habló que a Derbez no le interesaba en realidad el campo de la diplomacia cultural y que la tarea del funcionario sería desmantelar el área cultural de Relaciones Exteriores. Paso fugaz En febrero de 2004, el escritor Jorge Volpi comentó en el texto Diplomacia sin Inteligentsia. Tragicomedia en tres actos, publicado por la revista Letras Libres, que el proyecto cultural de Castañeda consistió en enviar artistas, escritores y promotores culturales como representantes diplomáticos. Además --basado en una “vieja idea” de Carlos Fuentes--  crear el Instituto de México (que dirigiría Alejandra Rangel), a semejanza del Cervantes de España, el Goethe de Alemania, las Alianzas francesas o el British Council. Pero al renunciar Castañeda todo quedó en el aire: “Por desgracia, el nombramiento de Luis Ernesto Derbez no condujo a una transición institucional, sino a una renovación completa de la SRE. Durante meses, el nuevo canciller no pareció dedicarse más que a desmantelar las acciones de su predecesor.” Según el autor de La imaginación y el poder, quien se desempeñó como consejero cultural en Francia, Derbez anunció una revisión del proyecto cultural y dijo que no seguiría concediendo “becas Tlatelolco”, en alusión a esos agregados que sólo se dedicaban a “escribir novelas”. Y la evaluación “se resumió en una sola palabra: silencio”. Tras la salida de Estrada y de Rangel, sigue Volpi, “se inició un interregno que duró más de ocho meses. Porfirio Thierry Muñoz Ledo, un miembro del SEM que hasta el momento no había tenido ningún contacto con la promoción de la cultura, fue designado al frente de la Unidad de Asuntos Culturales (UAC), mientras que la dirección del Instituto de México quedó acéfala en espera de su disolución”. En su ensayo “Sumas y restas de la diplomacia y la cooperación cultural mexicana (1998-2008)”, de la Revista Mexicana de Política Exterior de febrero de 2009, el periodista Eduardo Cruz Vázquez revisa también ese capítulo: “A pesar de la buena acogida, el Instituto de México nació y se mantuvo un tanto en la penumbra; por eso se fue como llegó: con muchas dudas y sin gloria. Faltaron los adecuados amarres institucionales, el quehacer político y, principalmente, los recursos económicos suficientes para darle sustancia a tal empeño. A la salida del canciller Jorge G. Castañeda, seguido de su director general de Asuntos Culturales, el proyecto se quedó acéfalo y sin un rumbo claro. “Sin una perspectiva adecuada, el nuevo canciller, Luis Ernesto Derbez, desconoció la política de su antecesor, pero no dio nada a cambio. Suprimió el Instituto de México, dejó sin la orientación necesaria a la DGAC (a cargo de Porfirio Thierry Muñoz-Ledo) y, desafortunadamente, desmanteló el sistema de agregados culturales implantado en esos primeros años de la administración del presidente Fox. El panorama para la cooperación cultural se desdibujó tanto o más que la política exterior. Para 2004, Asuntos Culturales recibió a su tercer titular, Andrés Ordóñez, quien hizo lo que pudo para reorganizar el área y, pocos meses después, al cuarto director, Alejandro Estivill, quien mantuvo con esmero el barco a flote.” Con estos antecedentes llegará Muñoz Ledo Chevannier a la representación permanente ante la UNESCO, de ser aprobado su nombramiento por el Senado de la República. Un cargo que también ocupó su padre en 1977. Cabe señalar que el también funcionario en el gobierno foxista, Andrés Roemer, quien fue secretario técnico en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, cuando lo presidió Sari Bermúdez, se estrenará en el Servicio Exterior como  cónsul general en San Francisco, California, Estados Unidos, igualmente de contar con la aprobación de la cámara alta.

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