Rechaza Texas conmutar pena de muerte al morelense Édgar Tamayo

martes, 7 de enero de 2014 · 20:33
CUERNAVACA, Mor. (apro).- El gobierno de Texas rechazó conmutar la pena de muerte que le fue impuesta al morelense Édgar Tamayo por el asesinato de un policía en Estados Unidos. En diciembre pasado, el gobernador Graco Ramírez envió una carta a su homólogo de Texas, Rick Perry, pidiéndole una revisión minuciosa del caso, pues de origen –aseguró– se violaron los derechos de Tamayo. En respuesta, Lucy Nashed, secretaria de prensa de la oficina de Rick Perry, respondió: “Hemos recibido esta carta. No importa de dónde vienes, si usted comete un crimen despreciable de este tipo en Texas, usted está sujeto a nuestras leyes estatales, incluyendo un juicio justo por un jurado y la pena máxima”. Édgar, originario del municipio de Miacatlán, fue sentenciado  a la pena capital el 1 de noviembre de 1994, por la muerte de un policía estadunidense ocurrida 10 meses antes. En diciembre pasado, un juez dictó sentencia de ejecución para el próximo 22 de enero, por lo que el morelense fue trasladado de la cárcel de Livingston a Houston, Texas. Édgar, pero sobre todo sus padres, profesores de toda la vida, esperan un milagro de Dios o la clemencia de las autoridades de Estados Unidos, cuyo sistema judicial lo acusó de perpetrar el homicidio de un policía y lo sentenció a la peor de las condenas: la pena capital. El mexicano fue detenido cuando tenía 18 años, y desde entonces ha sostenido su inocencia. Dice que él no mató al policía Guy Gaddis y que, al igual que otros connacionales condenados a muerte, no tuvo asistencia consular ni se respetaron sus derechos humanos. Desde noviembre pasado, otros morelenses residentes en Estados Unidos iniciaron una campaña mediática para frenar la ejecución de Édgar Tamayo Arias, programada para el próximo miércoles 22, después de haber sido declarado culpable. Su familia y algunos amigos que lo han visitado, narraron que Édgar mantuvo el entusiasmo hasta que el 13 de noviembre del año pasado, cuando la Suprema Corte de Estados Unidos rechazó revisar su caso y las autoridades judiciales del estado de Texas reprogramaron su ejecución por inyección letal. Entrevistado vía telefónica, Pablo Antonio Castro Zavala, presidente de la Confederación de Asociaciones y Clubes de Morelenses de Estados Unidos y Canadá, dijo que en varias ocasiones visitó a Édgar en la prisión y sostuvo con él largas conversaciones. El hombre de 45 años, quien ha pasado 27 en la cárcel, le contó a Pablo Castro sobre sus añoranzas y recuerdos. “La primera vez que lo visité se veía optimista, echándoles ganas, lo único que lo hacía sentir mal moralmente era el sufrimiento de sus papás”, dijo Castro. No obstante, el tiempo y el limbo en que se encuentra Édgar han hecho mella en su salud. “La última vez que lo vi había caído en depresión, estaba muy triste, decepcionado, porque se daba cuenta de que las autoridades no hacían nada por ayudarlo a comprobar su inocencia. Con el estrés, en prisión desarrolló el vitíligo y además sufre de dolores de cadera y espalda, derivado de las lesiones que sufrió cuando la patrulla en que era trasladado chocó”. De acuerdo con Pablo Castro Zavala, Édgar tenía nostalgia por su pueblo natal y recordaba a su antigua novia, sus tiempos de infancia y juventud, su familia, e incluso pretendía estudiar en prisión la carrera de leyes, con el afán de tomar su propia defensa. Para animarlo, Castro Zavala inició en Estados Unidos la campaña “Salvemos a Édgar de la pena de muerte”, y junto con un grupo de connacionales realiza los enlaces para difundirla en México. Además, aseguró que solicitará la intervención en el caso del máximo líder del Senado de EU, Henry Reid. También hizo contacto con el gobierno de Morelos para que interviniera y ejerciera presión a su similar de Texas. Este martes el secretario de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén, informó que su intervención ha sido sólo epistolar y con recursos para que los padres de Tamayo viajen a ver a su hijo. “Insistiremos que la pena de muerte no es la salida”, apuntó.  

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