Gran Bretaña: Inmigración divisoria

viernes, 17 de enero de 2014 · 22:30
LONDRES (apro).- El gobierno de coalición británico, compuesto por conservadores y sus socios minoritarios, los liberales democráticos, está cada vez más dividido por las polémicas medidas de inmigración que buscan reducir a menos de 100 mil la migración neta a Gran Bretaña para 2015. El tema se ha vuelto central en la agenda política del país, luego que el pasado 1 de enero finalizaran las restricciones laborales para inmigrantes europeos provenientes de Bulgaria y Rumania, siete años después de que ambos países se sumaron a la Unión Europea (UE). El primer ministro británico, David Cameron, se ha mostrado favorable a evitar que el país se vea “inundado” por búlgaros y rumanos, mientras las portadas de los principales tabloides amarillistas del país –entre ellos The Sun, Daily Mail y Daily Express– eligen a diario fotografías que muestran a miembros de la comunidad rumana, principalmente provenientes de Bulgaria y Rumania, viviendo a cielo abierto en el parque público del Marble Arch de Londres, en el coqueto barrio de Mayfair. “Nos invaden”, “Son esponjas del sistema de Bienestar Social”, “Que el gobierno actúe ya”, son algunos de los titulares que eligen los diarios sensacionalistas. Cameron insiste, por su parte, que los niveles de migración neta al Reino Unido serán reducidos hasta menos de 100 mil para 2015, de la media actual de 250 mil, y que su gobierno impedirá que los nuevos inmigrantes comunitarios puedan acceder a subsidios públicos apenas arriben al país, teniendo que esperar hasta tres y cinco meses. A pesar de las presiones de la bancada conservadora para que Cameron refuerce aún más los controles inmigratorios, el secretario de Negocios, el liberal democrático Vince Cable, criticó duramente esa iniciativa que, dijo, "no ayuda" a la nación y "seguramente no tendrá éxito". Cable, que cuenta con el apoyo del jefe de los Liberales Democráticos (“lib-dem”), el vice premier Nick Clegg, abrió así una grieta en el seno del gobierno británico, y se espera que se acentúe en vista de los comicios generales de mayo de 2015. "Esos niveles incluyen a británicos que emigran del país, y eso no podemos controlarlo. Involucra el libre movimiento de personas dentro de la Unión Europea, y eso tampoco podemos controlarlo, e incluye a británicos que regresan a nuestro país del extranjero, que no son inmigrantes pero son contados como tales", agregó el funcionario “lib-dem”. En ese sentido, explicó que establecer una "cuota" anual de menos de 100 mil para 2015 "es impráctico" y no ayudará en el debate sobre la inmigración, que de acuerdo a las encuestas es uno de los temas que más preocupa a los británicos. A su vez, el jefe del xenófobo y anti-europeísta Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, cree que Cable "ha expuesto la verdad acerca del debate inmigratorio", es decir "que Gran Bretaña nunca podrá tener control absoluto de sus fronteras mientras siga dentro de la UE". Farage considera que durante años, el resto de los partidos políticos trató de silenciar el tema y acusar al UKIP de "ser malo y racista" por hablar "del problema de la inmigración" en el país. Para el excanciller y exministro del Interior laborista Jack Straw, los pasados gobiernos de Tony Blair y Gordon Brown "se equivocaron" en materia de inmigración", al permitir el ingreso irrestricto de un gran número de extranjeros. "Yo lo siento mucho", dijo el parlamentario opositor. David Blunkett, que también fue ministro de Interior bajo el gobierno de Blair, sostuvo por su parte que las autoridades no dijeron toda la verdad acerca del debate inmigratorio "por miedo a ser vistas como racistas". En respuesta a esas admisiones, la actual ministra del Interior, la conservadora Theresa May, destacó que el problema en el pasado "fue que se asumió de forma general que la inmigración era siempre buena para la economía". Añadió: “No creo que se haya analizado suficientemente de cerca el impacto (de la inmigración) en la población". La temática de inmigración llevó a que un grupo de 90 parlamentarios "tories" (conservadores) exhortara a Cameron a darle al Parlamento el poder de veto nacional por las leyes actuales y futuras de la UE. El grupo pidió al Primer Ministro permitirle a la Cámara de los Comunes poder bloquear nuevas legislaciones europeas y rechazar medidas existentes que amenacen "los intereses nacionales británicos", en especial en materia de inmigración. La propuesta fue ideada por el Comité parlamentario de Escrutinio Europeo. En la carta entregada el pasado domingo 12 en Downing Street, la residencia oficial en Londres del Primer Ministro, los parlamentarios conservadores afirmaron que la medida le permitiría al gobierno "recuperar el control de las fronteras, levantar controles europeos a las empresas, recuperar el control de políticas energéticas y modificar la Carta Europea de Derechos Fundamentales". Entre los firmantes de la carta, escrita por el diputado Bernard Jenkin, están los parlamentarios James Clappison, Conor Burns, John Baron y Anne Main, y el exministro de Defensa Sir Gerald Howarth. "Cada vez que el Primer Ministro ha defendido los intereses británicos en Bruselas, ha logrado mucho", indicó la misiva. "Avanzando sobre esos logros, le instamos a que apoye la propuesta del Comité de Escrutinio Europeo y haga que el veto nacional del Parlamento británico sobre las leyes actuales y futuras de la UE sea una realidad", agregó. Cameron prometió renegociar los términos de la membresía británica en la UE y convocar a un referéndum para 2017, pero sólo si el Partido Conservador gana por mayoría las elecciones generales de 2015. Sin embargo, muchos legisladores conservadores quieren que el Primer Ministro dé más detalles sobre qué cambios propone realizar al respecto. El día que los diputados entregaron la carta a Cameron, un sondeo a más de 2 mil ciudadanos de Gran Bretaña, elaborado por la consultora Ipsos Mori, concluyó que más británicos (38%) creen que el país debe permanecer dentro de la UE, pero tratando de reducir sus poderes, mientras que 28% opinaron que abandone el bloque. La encuesta para el "think tank" British Future también concluyó que los británicos consideran que los inmigrantes que llegan al Reino Unido de otros países europeos deberían aprender inglés (69%), obtener un empleo y pagar impuestos (64%) y no cobrar ningún subsidio público (48%). El tema dio incluso para otro sondeo, titulado "British Social Attitudes" (Actitudes sociales británicas) y elaborado por el organismo NatCen Social Research, que indicó que 56% de los británicos quiere una mayor regulación de la inmigración, en tanto que 47% afirma que la inmigración es mala para la economía. De acuerdo con ese informe dado a conocer el pasado martes 7, Gran Bretaña, uno de los países multiculturales y con mayor diversidad étnica de Europa, registra preocupantes niveles de xenofobia y antiinmigratorios por parte de la población, con una mayoría de británicos que quiere una reducción masiva en el número de extranjeros. El documento destaca que 77% de los británicos apoya una reducción de los niveles de inmigración. Del total de los consultados, 56% dijo que quiere un recorte "masivo" del número de inmigrantes que logran conseguir la residencia permanente en el Reino Unido, y 21% sólo pide reducciones "mínimas". El número de británicos que está a favor de recortes substanciales en los niveles de inmigración aumentó de 39% en 1995 a 49% la década pasada. Sin embargo, y a pesar de especulaciones por parte de los tabloides sensacionalistas británicos, acerca de que la llegada masiva de inmigrantes hará reducir los salarios e incrementará el desempleo en el país, el estudio dado a conocer en Londres también reveló que la proporción de aquellos que cree que la inmigración "es mala para la economía" cayó de 52% en 2011 a 47% el año pasado. Un 31% incluso consideró que la inmigración extranjera ayuda a la recuperación económica de Gran Bretaña. Del total de entrevistados, 34% manifestó que la inmigración enriquece la vida cultural del país, comparado con un 45% que opinó lo contrario. Los resultados del sondeo se incluyeron en un documental de la BBC de Londres, titulado “La verdad acerca de la inmigración”, que acusó al gobierno de generar un clima de "xenofobia" y "racismo". La encuesta también da cuenta que el tema de la inmigración es cada vez más divisorio en materia social y política. Más de la mitad de los electores conservadores consultados (52%) cree que la cultura y tradiciones británicas se ven amenazadas por la inmigración masiva, comparado con sólo 20% de los votantes liberales democráticos que opinan de esa forma. Mientras tanto, 40% de los electores laboristas consideran que la llegada de extranjeros al país es algo malo para la economía y 36% opina que, por el contrario, la inmigración es beneficiosa para las finanzas del país. La postura más positiva fue expresada por los graduados, ya que 60% de ellos consideró que la inmigración es buena para la economía británica. Del conjunto de los graduados con trabajos altamente remunerados, 48% consideró que los inmigrantes son beneficiosos para Gran Bretaña. Penny Young, directora ejecutiva del NatCen Social Research, declaró que las conclusiones del sondeo "dan cuenta de la complejidad del tema que deben enfrentar los políticos ante dos elecciones en 18 meses (las europeas y nacionales), y revela además opciones limitadas si quieren intentar reducir el nivel de inmigración proveniente de Europa". Agregó: "La población considera, en términos generales, que el nivel de inmigración en el país es demasiado elevado, pero hay marcadas divisiones sociales sobre los beneficios económicos y culturales que llegan con la inmigración". En ese sentido, la laborista Yvette Cooper, ministra del Interior en la sombra, opinó que la problemática "requiere de un debate más calmo, medido y sensato". Para más de medio millón de alumnos de las escuelas británicas, el inglés no es el primer idioma; 567.888 niños de entre cuatro y 11 años hablan en casa alguna de las cien lenguas vernáculas de los países de origen de la inmigración, incluido el chino, árabe y español. Datos oficiales divulgados en agosto indicaron que hubo un aumento de la migración neta al Reino Unido: 176 mil personas en el año que culminó en diciembre de 2012. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), 497 mil inmigrantes arribaron al Reino Unido y 321 mil personas abandonaron el país en ese período. Cerca de 97 mil inmigrantes en ese mismo período llegaron de países de la Mancomunidad Británica como Botswana, Kenia, Malawi, Bangladesh, India y Pakistán, y aproximadamente 58 mil inmigrantes arribaron de países incorporados a la Unión Europea en 2004, incluyendo Polonia, la República Checa y Lituania.

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