Calderón de la Barca: "La vida es sueño" su otra versión

viernes, 21 de marzo de 2014 · 17:13
La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, es una de las obras clásicas del Siglo de Oro. Pero hay una versión prácticamente desconocida que realizó al profesar como sacerdote. Los cambios entre ambas piezas no son sólo formales, sino de contenido y género: Aquélla es un drama barroco, y ésta un auto sacramental que será montado en el 30 Festival México Centro Histórico por la compañía Teatro de Ciertos Habitantes, dirigida por Claudio Valdés Kuri. MÉXICO, D.F. (Proceso).- A 16 años de fundada en 1997 por Claudio Valdés Kuri, la compañía Teatro de Ciertos Habitantes, A. C. cumple el más acariciado de sus proyectos montando La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), en el Teatro Julio Jiménez Rueda. Pero la obra que se escenificará las noches del viernes 21, sábado 22 y domingo 23 de marzo en el marco del 30 Festival México Centro Histórico, organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, es otra versión, un auto sacramental que el autor escribió al volverse sacerdote. Afirma el experimentado director Valdés Kuri: “La vida es sueño había sido un proyecto que siempre tuvimos en mente y ahora contamos con la maduración para abordarlo; pero no se trata exactamente del drama barroco bien conocido de Calderón de la Barca, sino del auto sacramental. Calderón escribió ora sí que su drama más famoso, La vida es sueño, hacia 1635, y casi 40 años después, habiéndose convertido al sacerdocio lo reescribió en forma de auto sacramental, para interpretarse en los atrios de las iglesias y catedrales. “Es bastante interesante que Calderón, un hombre madrileño de una vasta vida profana, haya determinado a los 37 años de edad recluirse en la devoción del sacerdocio y luego cambiar su escrito de La vida es sueño, apuntando hacia la reflexión de temas bíblicos y eucarísticos, para meditar sobre el devenir humano. “Lo más importante es que los personajes del drama se convierten en figuras filosóficas para el auto sacramental. El actor Alberto Santiago, quien personifica a Segismundo, se convierte en El Hombre y es quien lleva aquel famoso monólogo de ‘¡Ay, mísero de mí, ay infelice, apurar cielos pretendo…!’, transformado ahora en: Pues ¿por qué, si ese hermoso luminar (que a un tiempo ver y cegar hace) otra criatura fue, apenas nacer se ve, cuando con la majestad de su hermosa claridad azules campos corrió, teniendo más Alma yo, tengo menos libertad? ¿Por qué, si es que es ave aquella que, ramillete de pluma va con ligereza suma por esa campaña bella, nace apenas, cuando en ella con libre velocidad discurre la variedad del espacio en que nació, teniendo más Vida yo, tengo menos libertad?   “El príncipe Basilio, encarnado por el actor Kaveh Parmas, es El Poder; Clarín sería El Albedrío, a cargo de Guillermo García Proal, y la princesa Clotilde es La Luz, personificada por Marcos Escalante; por su parte, La Sombra es Cristóbal García-Naranjo. No es una translación perfecta, así el elenco lo conforman El Hombre con 12 personajes que lo rodean. Yo esto lo he entendido como un drama filosófico pero igual podría ser psicológico por tratarse de los 12 aspectos que conforman la psique del individuo.” Aunque hay otras posibles lecturas: las 12 casas del zodíaco o los arquetipos del Tarot. Explica Kuri –cuya ópera El gallo (en coautoría con el británico Paul Barker) fue designada en 2011 Mejor Obra Internacional en la sección oficial por sobre las 142 participantes (Proceso, 1826): “Como genio de su tiempo, Calderón no se sustrae a los grandes alquimistas que trabajaban con el cuadrívium pitagórico, el cual explicaba al universo a través de cuatro disciplinas: la aritmética, la geometría, la música y la astrología, madre de la astronomía. En La vida es sueño hallamos la métrica del verso bastante bien elaborada, nada casual y la geometría sagrada, manifiesta claramente en esta obra vía del Génesis y la Expulsión del Paraíso, o la historia teológica de la humanidad en este auto sacramental, es decir: la evolución de la conciencia humana.” Finalmente, habla de la música y la coreografía: “Están muy presentes en Calderón y en mis montajes. Asimismo, la música es un elemento trascendente del teatro barroco. Aquí lo que hemos hecho es que la música está interpretada por los actores, de tal manera que tuvimos que ensayar un año y medio en escena para que algunos aprendieran a tocar los instrumentos. Creando música barroca mexicana con instrumentos tradicionales y trabajando geometría rítmica llevada al cuerpo. “Como el grupo está conformado por 14 hombres, todos fueron producto de un largo proceso de audiciones, siendo la mitad de ellos nuevos actores. Fue totalmente deliberado usar solamente hombres para resaltar los aspectos femenino y masculino de cualquier miembro, y no sólo de género.” –Es decir, que La Sombra no es propiamente una mujer? –No, en todo caso es el aspecto sombrío del ser humano. La princesa es La Luz… “Desde el comienzo quisimos alejarnos de la temática puramente religiosa y pensamos en el teatro para representar la obra en lugar de un atrio, de tal manera que no se excluyera a buena parte del público. Calderón dignifica el devenir, la búsqueda humana. Vivimos una época en que el teatro se ha convertido en una gran denuncia y lo que tiene Calderón es una visión muy compasiva que para compartir hay que brindarle esa lectura del desarrollo de la humanidad, que es el desarrollo de la conciencia humana. Cómo ha sido la evolución de la conciencia del individuo y de la raza.” Además de presentar el auto sacramental en el Jiménez Rueda, prosiguiendo con una temporada en el Teatro Galeón, La vida es sueño contempla otros dos proyectos conjuntos. “Vamos a sacar con el texto una Bitácora del proceso, algo que se había abandonado desde hace un cuarto de siglo por las compañías teatrales. Es el registro de la obra tal como la fuimos montando para ofrecer esta información a las nuevas generaciones. Y finalmente, un documental o video de La vida es sueño, por lo que se trata de un proyecto global bastante padre”, concluye Claudio Valdés Kuri.

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