Suicidio juvenil es un problema de salud pública: experta de la UNAM

martes, 9 de septiembre de 2014 · 18:51
MÉXICO, D.F. (apro).- En México, 6.5 personas por cada 100 mil habitantes se quita la vida y la mayoría de las víctimas son jóvenes. De hecho, el suicidio en ese sector de la población es la tercera causa de muerte, lo que lo convierte ya en un problema de salud pública, alerta Emilia Lucio Gómez Maqueo, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM. Según la especialista, el suicidio juvenil está íntimamente ligado a tres aspectos: la intención de llamar la atención, acabar con el sufrimiento o vengarse de alguna figura de autoridad. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Suicidología, de la que Gómez Maqueo es integrante, en 1998 las autolesiones, actividad relacionada con el suicidio, representaron 1.8% de los problemas de salud mental entre los jóvenes. De no atenderse el problema, dice, en 2020 será de 2.4%. Las razones son variadas, influyen factores de riesgo biológico, psicológico y social. Quienes experimentan una depresión severa –un trastorno del estado anímico en el que los sentimientos de tristeza, pesimismo, desesperanza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria–sienten que su entorno está perturbado y que no tienen escape, entonces empiezan a pensar en el suicidio. En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se conmemora este 10 de septiembre, la académica de la UNAM explica que ese acto sigue un proceso de ideación, planeación e intento, “aunque no siempre es así; en ocasiones algunos individuos se drogan o embriagan y de manera impulsiva se suicidan, sin haberlo ideado”. También hay diferentes momentos en el ciclo de vida de una persona que intenta suicidarse. “No es lo mismo que cometa este acto un adulto de 70 años con una enfermedad terminal, que decide hacerlo por temor al deterioro de su salud, a un joven de 14, que no tiene el entendimiento suficiente de su proceder y de las consecuencias”, dice. En el caso de los adolescentes, la especialista afirma que en ocasiones ellos evidencian ante los psicólogos su deseo de quitarse la vida. “Nos dicen ‘cuando me suicide, mis papás se van a arrepentir o van a estar tristes’. Tratamos de explicarles que ya no estarán ahí para verlo y si fallecen ya no habrá nada, pero con frecuencia no entienden el significado de morir. En términos generales, no deberían cometer ese acto porque tienen la vida por delante, pero no desean estar deprimidos, abandonados o maltratados”, explica. Muchos estudios, comenta Gómez Maqueo, demuestran que el suicida pide ayuda de alguna manera, pero pasa desapercibido. Por ello recomienda a los padres tomar en serio las amenazas y recurrir a especialistas para hablar de ello. Esta conducta puede prevenirse, particularmente en los adolescentes, y para lograrlo se requiere brindar atención a quienes acepten que han pasado por ese proceso, asegura la académica. Además, dice, es necesario crear un centro de atención integral ya que en México se invierte poco en salud mental, “es una realidad, sólo existe un hospital a nivel nacional para atender estos problemas en ese segmento de la población”, lamenta. Hasta hace unos años, abunda, los niños y adolescentes estaban más protegidos en todos sentidos, los padres tenían recursos suficientes para cuidarlos y educarlos, ahora los salarios de la mayoría no alcanzan ni siquiera para darles una alimentación adecuada. Ante esa situación, advierte, no basta con crear una institución o generar leyes, sino remediar los problemas sociales que los afectan. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en dos décadas, la tasa de suicidios entre jóvenes de 15 a 19 años casi se triplicó en México, al pasar de 2.8 a 7.4 casos por cada 100 mil personas.

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