Su Pacto espurio los condenó

sábado, 13 de junio de 2015 · 19:46
El voto de castigo imperó. Los grandes perdedores en los recientes comicios fueron los partidos que impulsaron el Pacto por México a inicios de este sexenio: PRI, PAN y PRD. El priismo se quedó sin gubernaturas importantes y profundizó el repudio que concita entre grandes sectores debido a sus prácticas antidemocráticas. El panismo obtuvo su peor resultado en un cuarto de siglo, y el perredismo se desmoronó en la Ciudad de México: en sólo dos años y medio pasó de obtener 65% de la votación a alrededor de 20%. MÉXICO, D.F. (Proceso).- El PRI se alzó con el triunfo en la Cámara de Diputados al lograr cuando menos 260 legisladores en alianza con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal). Sin embargo, la selección de sus nueve candidatos a gobernadores y el abandono económico en que la dirigencia nacional dejó a sus abanderados locales el pasado 7 de junio “disminuyeron a la presidencia del partido y fortalecieron a los gobernadores”. Así resume la situación un operador priista, que detalla cómo a las dos de la tarde del 7 de junio la alerta sonó en el segundo piso del edificio sede del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI. Ahí, el presidente de este instituto político, César Camacho; la secretaria general, Ivonne Ortega; el secretario de Administración, Luis Vega, y el recientemente nombrado secretario de Elecciones, Arturo Zamora, empezaron a recibir desde Los Pinos llamadas de reclamo: Nuevo León y Querétaro, dos estados claves, se estaban perdiendo. Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia, fue el encargado del regaño. Primero habló con Camacho, quien de inmediato exigió a los gobernadores priistas “operar” para revertir las tendencias. Éstos le reclamaron que “al cuarto para las doce y sin que bajara el dinero, era imposible”. Después lo evidenciaron ante Nuño; Camacho se defendió arguyendo lo siguiente: Luis Vega “nunca nos dejó operar el dinero, ya sabes que sólo responde a Peña”. Uno de los participantes en la encerrona sigue con el recuento: “Para las cuatro de la tarde esto era un pleito, había reclamos de todos lados. Nuño hablaba con los gobernadores, éstos le aseguraban que ni Camacho ni Ortega hicieron trabajo político en los estados: ‘Nos dejaron solos’”. Nuño seguía reclamando a Camacho, y éste se defendía alegando: los propios gobernadores “no quisieron que me metiera a operar”. Y mientras la dirigencia priista recibía desde la Presidencia de la República presiones y reprimendas, en la sala de prensa instalada en la explanada central del partido se tenía el dato de que el candidato independiente Jaime Rodríguez El Bronco estaba nueve puntos por arriba de la priista Ivonne Álvarez García en Nuevo León, y que Claudia Pavlovich, ahijada política de Manlio Fabio Beltrones, recuperaba la gubernatura de Sonora con siete puntos de ventaja. A las 7 de la tarde las dirigencias nacionales del PRD y el PAN salieron a dar tendencias. El PRI aguardó. Camacho nunca dio la cara a los medios de comunicación. En tanto, en los nueve estados donde se disputaban las gubernaturas, los aspirantes priistas se iban apareciendo tímidamente –acompañados incluso por voceros designados un día anterior, como fue el caso con Héctor Gutiérrez de la Garza, en Nuevo León–, hablaban de tendencias que no les favorecían o cómo aventajaban ligeramente en Colima y San Luis Potosí. Proceso consultó a cuatro analistas del PRI, y todos coincidieron en que Camacho no quiso hablar para no arrogarse la responsabilidad de la derrota. Sólo apareció ante Televisa y, el lunes ante noticieros de radio, vía telefónica. En charla con Javier Solórzano, en el Canal 11, Camacho aceptó: “A las dos de la tarde me enteré por la tendencia (que íbamos perdiendo Nuevo León). Se empieza a abrir la línea, de suerte que estadísticamente es imposible que regrese. Nos provoca un gran dolor pero hay que admitir las cosas como son: hubo claroscuros (para el PRI)”. (Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 2015, ya en circulación)

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