Migrantes muertos en Europa: Cuerpos sin tumbas
BERLÍN (apro).- El 30 de mayo diversos medios de comunicación alemanes dieron fe de una tragedia más en las costas del Mediterráneo: más de 3 mil inmigrantes provenientes de África y Siria fueron rescatados por miembros de la marina italiana frente a la costa siciliana. Cuando menos 17 de ellos se encontraban ya muertos al momento del rescate.
En su cuenta de Twitter Chiara Montaldo, doctora de Médicos Sin Fronteras (MSF), subió una foto el 31 de mayo en la que se podían ver los 17 ataúdes, en tonos cafés y ocres, alineados a la orilla del puerto de Augusta. La imagen iba acompañada del mensaje: “17 personas murieron por inhalación de gasolina. Los sobrevivientes están en shock y con quemaduras severas. Intentamos, cuando menos, apoyarlos”.
Desde Alemania, activistas y artistas miembros del denominado Centro para la Belleza Política se dieron a la tarea de seguir el rastro de los 17 migrantes muertos. Uno de ellos viajó hasta las costas sicilianas y lo que ahí encontró lo dejó estupefacto: metidos en bolsas de plástico para basura, los 17 cuerpos se encontraban apilados uno sobre el otro dentro de una pequeña cámara frigorífica del hospital de la población de Augusta, Sicilia. El mal funcionamiento del refrigerador había permitido que un enorme charco de sangre de color negro --proveniente de los cuerpos-- se filtrara por el suelo e invadiera parte de la habitación hospitalaria.
Al parecer, la burocracia junto con la falta real de medios para darles una sepultura digna había generado que los cuerpos tuvieran que permanecer ahí por días luego de su fallecimiento.
“Este es sólo un ejemplo de lo que Europa hace con los muertos. Nosotros fuimos ahí e investigamos. Encontramos que en muchos casos la gente que muere puede ser identificada porque los propios familiares viajan con ellos, pero a pesar de eso, la inmensa mayoría es enterrada como desconocidos.
“Si llegan a tener suerte, reciben cuando menos un número y una fosa. Los que no, como sucede en Grecia, son enterrados en fosas comunes que ni siquiera son cementerios en regla”, dice en entrevista con Apro Joschka Fleckenstein, del Centro para la Belleza Política.
Meses en las morgues
De acuerdo con las investigaciones realizadas por este colectivo de artistas y activistas que se autodenominan “humanistas agresivos” lo que sucede con los cientos de muertos que pierden la vida en el intento por llegar a Europa y tener una mejor vida de la que tienen en sus países de origen no se aleja del gris porvenir de quienes sobreviven: ni muertos son dignos de un trato humano.
Las grandes oleadas de inmigrantes que provienen de África y de países en guerra como Siria e Irak lo hacen vía marítima a través del mar Mediterráneo. Las costas de Italia y Grecia son algunos de los principales objetivos a alcanzar por las frágiles barcas repletas de cientos y cientos de hombres, mujeres y niños.
Para el caso de Italia, los activistas alemanes lograron establecer un patrón de procedimiento para los cadáveres: debido a que la capacidad de la autoridad para manejar el asunto está desbordada, los cuerpos deben permanecer por semanas y hasta meses en las morgues de las distintas comunas entre las que se reparten los cuerpos. Una sola no tiene la capacidad para asumir todo el trabajo.
Debido a que son las administraciones municipales las que deben asumir los gastos de los entierros, éstos son simples y sencillos sin considerar las distintas religiones de los fallecidos.
“En la cercanía de Catania, en Sicilia, yacen numerosos cuerpos en cámaras de conservación a la espera de poder ser sepultados. En 2014 un alcalde de una de las comunidades de Sicilia se quejó de que el panteón municipal sólo contaba con dos refrigeradores, los cuales estarían permanentemente ocupados y serían insuficientes ante la cantidad de cuerpos”, señala la investigación del Centro para la Belleza Política.
En el caso de Grecia, la situación sería peor. Los activistas recuerdan el caso de agosto de 2010 en el cerro de Sidiro, en donde se descubrió una fosa clandestina con cerca de 200 cadáveres. Eran los cuerpos de mujeres, niños y hombres que habían muerto en su intento por cruzar la frontera entre Grecia y Turquía. A pesar de que el gobierno local había dado la orden de lavar los cuerpos y darles sepultura de acuerdo con la tradición musulmana, lo que sucedió es que fueron apilados y enterrados en una zanja de arena de dicho cerro. El escándalo tras el descubrimiento de la fosa clandestina generó que la zona fuera legalizada como un cementerio para los refugiados.
Van 40 mil muertos
Cifras oficiales de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) señalan que durante el año 2014 y lo que va de este 2015 más de 40 mil inmigrantes han muerto en su intento por cruzar el Mediterráneo.
A fin de poner el centro de atención en esos muertos y sobre la política migratoria de la Unión Europea que, aseguran los activistas, fomenta más y más muertes, el Centro para la Belleza Política realizó una acción poco común: con apoyo y autorización de los familiares, exhumó los restos de dos inmigrantes muertos en el Mediterráneo para trasladarlos hasta Berlín y en esta capital darles una sepultura digna de acuerdo con sus creencias religiosas.
El martes 16 los restos de una mujer siria de 34 años fueron los primeros en ser enterrados en el cementerio de Gatow en Berlín. Su historia: residente de la ciudad siria de Damasco, la mujer junto con su esposo y cuatro hijos decidieron emprender la huida de la guerra civil que azota al país árabe desde hace cuatro años. Como miles, siguieron un camino extenuante a través de Sudán, Egipto y Libia. En este último país abordaron el bote que los llevaría a Europa a través del Mediterráneo, específicamente a Lampedusa.
Tras horas y días a bordo, en los que no contaron con agua ni comida, apareció finalmente un barco de la Marina italiana a su rescate. En las maniobras para poner a salvo a los cientos de inmigrantes, la frágil embarcación colapsó. El padre se aprestó a poner a salvo a los tres hijos mayores. La madre no lo logró. Frente a los ojos de su familia, la mujer se ahogó y la hija menor de dos años --cuyo pequeño cuerpo fue tragado por el mar-- quedó en calidad de desaparecida.
El esposo y los hijos obtuvieron asilo en Alemania. Con ayuda del Centro para la Belleza Política lograron exhumar el cuerpo de la mujer, quien sólo había sido identificada como el muerto número dos y enterrada en una fosa en Sicilia.
El pasado 16 de junio cientos de alemanes de todos orígenes étnicos se reunieron en el cementerio de Gatow en el oeste de la capital alemana para brindar a esta mujer un entierro musulmán. Ni su esposo ni sus hijos pudieron estar presentes porque las autoridades migratorias no les permitieron desplazarse hasta Berlín. Siguieron el sepelio en una transmisión en vivo que el Centro preparó para ellos.
“Esta mujer murió ahogada en el mar. Pero nuestra sociedad se hunde en la indiferencia y en el racismo”, sentenció el imán que dirigió la ceremonia.
Y es que los activistas alemanes acusan al gobierno encabezado por la canciller Angela Merkel de ser corresponsable de la catástrofe que se vive en el mar Mediterráneo. La política de fronteras cerradas apoyada por Alemania, aseguran, lejos de resolver el problema lo empeora. Y por ello decidieron traer a los muertos hasta esta capital.
Tres días después del primer sepelio, vino un segundo. El de un ciudadano sirio de origen palestino que también huyó de la guerra civil de su país junto con los siete miembros de su familia.
Para poder realizar las exhumaciones, explica Fleckenstein a Apro, sólo es necesario contar con la autorización de los familiares y solicitar el traslado del cuerpo al lugar en el que se desea enterrar. Cada una de estas acciones, de acuerdo con los activistas, tiene un costo de 14 mil 900 euros, unos 250 mil pesos mexicanos. En sólo 12 días lograron juntar más de 54 mil euros gracias a las donaciones que la gente hizo a través de Internet.
La culminación de las acciones, hasta ahora, se dio el domingo 21, cuando miles de alemanes marcharon hasta las puertas de la cancillería alemana en el corazón de Berlín. En un claro desafío a la autoridad, derribaron las rejas que protegían la amplia zona verde que une a la cancillería con el Parlamento alemán y ahí, de manera simbólica, levantaron un gran cementerio en honor del inmigrante desconocido.
Ahora mismo alrededor de 40 mil inmigrantes que han logrado llegar a Europa con vida se encuentran varados en Italia y Grecia a la espera de poder recibir asilo en el viejo continente.
Apenas el jueves 25, y tras semanas de un intenso debate al respecto, la Unión Europea acordó la redistribución de 60 mil migrantes entre los países miembros. Alemania junto con Francia y Suecia acogerían a la mayor parte de ellos. Sin embargo, la medida no es de carácter obligatorio, tal y como el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Duncker, había propuesto.