"El Señor de los Túneles"

martes, 21 de julio de 2015 · 10:48
Desde los años noventa la organización delictiva de Joaquín Guzmán usaba pasajes subterráneos para traficar drogas hacia Estados Unidos y armas hacia México. Eso lo sabían las autoridades, al grado de que llegaron a llamarlo El Señor de los Túneles. Y a nadie se le ocurrió que El Chapo tenía especialistas en esas construcciones trabajando para él. Excavar el que llevó a la libertad al sinaloense produjo más de 2 mil 500 metros cúbicos de tierra, que nadie vio a kilómetro y medio de la cárcel. Los antecedentes y las evidencias estaban ahí y nadie las notó. El túnel también está ahí, y Proceso lo recorrió. ALMOLOYA DE JUÁREZ, EDOMEX. (Proceso).- De poco más de 1.5 kilómetros y a una profundidad que en algunos puntos alcanza los 19 metros, el túnel entre el Centro Federal de Readaptación Social de El Altiplano y la colonia Santa Juanita, en este municipio, por su dimensión es la mayor obra ordenada por Joaquín El Chapo Guzmán. Pero éste, a diferencia de las decenas de túneles descubiertos en la frontera norte de México, no fue para traficar drogas, dinero ni armas, sino para fugarse del penal de máxima seguridad. Y para que el túnel llegara con precisión a la celda del capo fue necesario utilizar un geoposicionador satelital (GPS) de alta precisión, pues el empleo solamente de los planos de la cárcel hubiera sido insuficiente para permitir el escape. Esta obra rebasó con creces el “supertúnel”, llamado así por la Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE), por ser el más largo localizado hasta el 31 de octubre de 2013. Éste, con 530 metros de extensión, conectaba Tijuana, Baja California, con San Diego, California. La ICE calculó que su costo pudo ser de entre 1 y 2 millones de dólares. Con base en este cálculo, el túnel por el cual se fugó El Chapo Guzmán habría costado entre 3 y 6 millones de dólares. Con su huida, El Chapo evidenció, por un lado, que El Altiplano tiene serias deficiencias y está lejos de ser un penal de máxima seguridad; por otro, que no hay protocolos de seguridad en la prisión, pues pasaron 18 minutos antes de que se activara la alerta roja, ni en el área externa, pues en los sobrevuelos cotidianos de vigilancia nadie detectó que en los terrenos de la casa de donde parte el túnel había grandes volúmenes de tierra recién excavada... Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2020 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

Comentarios