En 2015, otra batalla contra Hitler

domingo, 26 de julio de 2015 · 11:36
Este año se cumplen nueve décadas de la publicación de Mi lucha, el libro escrito por Adolfo Hitler que dio cuerpo ideológico al nazismo. Y durante 70 años –desde el fin de la Segunda Guerra Mundial– la reedición de la obra fue prohibida por el dueño de los derechos: el estado alemán de Baviera. Pero ahora cualquiera podrá reimprimirlo. Ante esto, Alemania decidió tomar la delantera y reeditar el texto, en un tomo que desmonta, una a una, las barbaridades que asentaba el genocida, evidenciando las omisiones y mentiras que perpetró. MÚNICH, ALEMANIA (Proceso).- Cuando en 1933 Adolfo Hitler fue nombrado canciller alemán, las ventas de su obra política Mi Lucha se dispararon. Desde ese año y hasta 1945 fue el título más leído en Alemania con 12 millones de ejemplares vendidos. Todo un bestseller que cada familia alemana tenía en su librero. El hecho no sólo convirtió en hombre rico a su autor, sino que catapultó al propio escrito como una especie de “Biblia” que sirvió como base y guía para constituir un delirante y macabro imperio –el Tercer Reich–, cuyos pilares fueron el exterminio de razas y la violencia. Y es que en las 800 páginas que conforman el volumen, cuyo formato original constó de dos tomos, el líder nazi vertió su distorsionada visión del mundo: supremacía racial de los arios, antisemitismo, conquista y violencia. Tras la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas vencedoras transmitieron en 1945 los derechos de autor del libro al estado federado alemán de Baviera. Éste determinó que Mi lucha nunca más se volvería a imprimir, al menos durante el tiempo en el que fuera dueño de los derechos. Pero tras 70 años, y porque así lo marca la ley, los derechos de autor caducarán. Eso significa que la prohibición para publicar nuevas ediciones del libro no será más válida y a partir del 1 de enero de 2016 cualquiera podrá hacerlo. Ante lo inevitable y tras años de discusiones y polémicas sobre qué hacer al respecto, el Parlamento de Baviera concluyó que lo mejor era asumir una actitud ofensiva ante posibles nuevas ediciones malintencionadas. Así, desde hace tres años un equipo del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich, liderado por el doctor Christian Hartmann, trabaja en una nueva edición –científica, crítica y comentada– de Mi lucha de Adolfo Hitler y que habrá de publicarse el próximo 1 de enero de 2016. “Mi lucha es una obra con un doble significado en Alemania. Es una fuente de información histórica, pero también un símbolo importante del Tercer Reich del cual hasta ahora nadie se había ocupado. Y uno de los motivos de ello es que se trataba de una publicación prohibida”, explica en entrevista con Proceso el historiador Christian Hartmann. Agrega: “La intención ahora es abordarlo de una manera crítica, como uno de los últimos restos del nacionalsocialismo, y como antes se hizo ya con otros símbolos, como los búnkeres o los campos de concentración. De eso se trata y por eso se genera ese gran interés, tanto en Alemania como en el extranjero, por este libro”. El origen Fue en la cárcel de Landsberg, Baviera, en 1924, cuando Hitler escribió el primero de los dos tomos que conforman Mi lucha. Un año antes –en noviembre de 1923– había protagonizado un intento de golpe de Estado en contra del gobierno de la República de Weimar. En aquel momento estaba muy lejos de ser el líder en el que se convertiría. De hecho, la fallida rebelión acabó con el naciente Partido Nacional-Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP, por sus siglas en alemán) y, en apariencia, con la también incipiente carrera política de Hitler. Pero, convencido de lo contrario, fue durante su estancia de nueve meses en la cárcel en donde proyectó una estrategia para brindar nuevas perspectivas a su partido disuelto y posicionarlo de nuevo en la esfera política alemana. Instalado en un cómodo encierro –tenía derecho a recibir visitas y regalos de seguidores– dictó la primera parte de su obra a su correligionario Rudolf Hess. Así, el primer tomo de Mi lucha está centrado en su propia biografía, así como en la historia del precursor del NSDAP, el Partido Obrero Alemán (DAP), y salió a la luz pública en julio de 1925. El segundo tomo, escrito su mayor parte durante su residencia en Obersalzberg, también Baviera, luego de su liberación, concentra el programa político del nacionalsocialismo y fue publicado en 1928. En un principio, las ventas de las obras fueron más bien mediocres. Pero luego de ser nombrado canciller federal en 1933, éstas se dispararon. No sólo las escuelas, bibliotecas e instituciones públicas del país tenían una edición de Mi lucha. Cada matrimonio nuevo que se registraba en el país recibía como regalo de bodas un ejemplar de la obra. Y lo mismo sucedió con cada nuevo graduado en las universidades. El tabú Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el libro pronto se convirtió en un tabú. Su prohibición y el halo de misterio y maldad que lo envuelven hasta ahora contribuyeron a ello. A pesar de todos los intentos por mantenerlo en el olvido, lo cierto es que Mi lucha está presente y disponible en todas partes. Traducido a decenas de idiomas, es posible descargarlo desde internet o encontrarlo en librerías de viejo en cualquier rincón del mundo, desde India hasta Turquía, pasando incluso por Israel y Egipto. “Sabemos que tiene muy buena acogida en el mundo árabe, por ejemplo, donde existe mucho odio hacia Israel. Pero no sólo ahí. En Turquía se encuentra muy fácilmente como un clásico, como un libro antiguo, y en la India es vendido incluso como ejemplo de éxito de management, lo cual, me parece, es un problema muy serio”, explica Hartmann mientras hojea y muestra justamente una edición india en inglés que tiene junto a otras, en su oficina del Instituto de Historia Contemporánea en la ciudad de Múnich. Panfleto radical Como buen demagogo que fue, Hitler vertió en su escrito algunas verdades, pero también muchas medias verdades, mentiras y omisiones, señala Hartmann, quien desde hace tres años se ocupa día a día de la obra. –¿Cuáles son las principales o más peligrosas mentiras en Mi lucha? –Desde nuestro punto de vista es el planteamiento de que los hombres tienen distinto origen y, por lo tanto, diferente valor. Y aunque en realidad esa tesis no es invención de Hitler, pues ya existía desde el siglo XIX, él se aferró a ella basándose en fuentes de información muy pobres. Así que estaba convencido de que los blancos o arios tenían que dominar sobre el resto de las razas y que la peor de éstas era la judía –¿Y cómo confrontan estas falsedades en la nueva edición? –Hacemos una comparación con las investigaciones serias sobre genética que había en esa época. Y así llegamos a la conclusión de que lo que él afirmaba no tenía nada que ver con la ciencia de aquella época y que sus fuentes racistas también estaban muy alejadas de la realidad. Agrega otro ejemplo: La tesis de que los judíos querían controlar el mundo como un ente único. El argumento crítico a ello: tan sólo en la República de Weimar –primer gobierno democrático y de corte socialista alemán– había judíos que habían alcanzado distintas posiciones políticas y que no dominaban como él lo aseguraba. “Había judíos socialistas, judíos nacionalistas, y eran un grupo heterogéneo, no un bloque como él afirmaba”, dice. Más aún: Hitler aseveraba también que durante la República de Weimar no hubo ningún tipo de apoyo para los veteranos de la Primera Guerra Mundial. “Investigamos y descubrimos que eso no era cierto. Hubo sustento y manutención incluso para los huérfanos de la guerra, así como para los heridos, que se contaron por millones. Fue un trabajo permanente y muy bien organizado del gobierno. Y exactamente lo que ­Hitler planteó como una verdad, que era una mentira, sucedió durante su Tercer Reich: la situación de esa gente empeoró, y entre 4 mil y 10 mil veteranos que se encontraban hospitalizados en psiquiátricos por los traumas de la guerra fueron gaseados por los nazis”. La nueva edición Para la nueva edición crítica de Mi lucha han trabajado desde hace tres años –en distintas etapas– hasta seis investigadores e historiadores del Instituto de Historia Contemporánea, cada uno especializado en áreas como judaísmo, historia alemana, política… También han recurrido a científicos especialistas en genética humana y en otras materias, como derecho y economía, a fin de tener herramientas suficientes para confrontar los dichos del líder nazi. Los trabajos consistieron en desmenuzar y analizar frase por frase de las 800 páginas que conforman la obra. El resultado final: alrededor de 30 mil 700 notas explicativas que irán colocadas al margen del escrito original. Si bien la obra duplicó su volumen, ahora quien la lea tendrá información suficiente para otorgarle el verdadero valor que tiene. En su libro, Hitler esboza cuatro grandes líneas de su pensamiento enfermo: la supremacía racial acompañada del antisemitismo; la violencia como medio de solución y única forma de poner orden; el desalojo y conquista de territorios en pro de la raza superior, y la dictadura como forma de gobierno. Explica Hartmann: “La supremacía racial tiene que ver con esa tesis ya mencionada de que hay hombres de distintos tipos y valor. El tema de la violencia lo veía como el medio para solucionar todo, pero además señalaba –y no era sólo una postura de él, sino también de la época– que la violencia era saludable porque era una especie de limpia necesaria: sólo sobreviven los mejores y más fuertes, y los débiles quedan eliminados. “En cuanto al desalojo, se trataba de conquistar territorios para su pueblo. El ejemplo ideal de ello fue el ataque contra la Unión Soviética: tenía que despejar y eliminar para poder ocupar. Y finalmente el asunto de la dictadura: tenía la idea de que los hombres necesitaban una conducción porque aún en una buena raza, como la aria, había mejores hombres que otros y éstos necesitaban un líder. Sin duda, fue algo totalmente descabellado lo que este hombre sin ningún tipo de formación académica hizo y pensó.” –Mucho se dice que Hitler fue en realidad un producto de su tiempo y su sociedad. –Exacto, así fue. –¿Eso significa que de no haber sido Adolfo Hitler el que hizo lo que hizo, otro hombre lo hubiera hecho? –Muchos historiadores han trabajado justo con esa pregunta. Y la respuesta es sí y no. Por su puesto que Hitler es un producto de su tiempo. En aquel momento en Europa había un número muy importante de radicales de extrema derecha y fascistas. Era algo muy típico. Pero en realidad no eran todos tan radicales como se propagaba. “Uno podría imaginarse muy bien para la Alemania de entonces un modelo así, con fascistas y extremistas, pero no de radicales que practicaron el genocidio de un pueblo ni provocaron una guerra como lo hicieron. Definitivamente el estilo y la forma como Hitler lo llevó a cabo sólo fue porque era él. Porque no sólo lo ideó, sino lo ejecutó.” La polémica Hartmann y su equipo, que en esta fase final del proyecto consta sólo de él y un investigador más, están convencidos de la utilidad e importancia de publicar una edición crítica y científica de Mi lucha. Y es que, como todo lo que ha rodeado al libro, este nuevo libro también generó polémica. En un principio el Parlamento de Baviera no sólo aprobó los trabajos de la nueva edición, sino que los solicitó e incluso destinó 500 mil euros para ello. Sin embargo, la fuerte presión de organizaciones judías, basadas sobre todo en Israel, que se oponen rotundamente a una nueva edición alemana de la obra, motivaron que el ministro presidente del estado, Horst Seehofer, determinara unilateralmente que el proyecto daría marcha atrás y que Mi lucha no podría reimprimirse de nuevo. Pese a no contar más con el apoyo del gobierno regional, el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich decidió continuar con el proyecto y llevarlo hasta el final. “Somos un instituto de investigación independiente y por eso decidimos que teníamos que realizar el análisis del libro como una acción ofensiva frente a ediciones mal intencionadas. El gobierno de Baviera no puede evitarlo. En Alemania ya se han hecho cosas muy buenas con los símbolos de aquel periodo negro de nuestra historia. Los memoriales en los campos de concentración son un ejemplo de ello. Ahora es importante hacer lo propio con Mi lucha”, concluye el investigador. Inicialmente se editarán sólo 4 mil ejemplares del libro en alemán, y existe la intención de que más adelante el escrito comentado pueda estar disponible en internet para que cualquiera pueda descargarlo. Además, ya se estudia la posibilidad de traducirlo al inglés y otros idiomas.

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