Fotografía y activismo político de Tina Modotti

sábado, 25 de julio de 2015 · 10:17
Tina Modotti, el dogma y la pasión se titula el impactante documental realizado por Laura Martínez Díaz acerca de la bella fotógrafa italiana, a quien en 1929 quisieron culpar del asesinato en la Ciudad de México del militante cubano Julio Antonio Mella, con quien vivía un romance. Más tarde la obligaron a salir del país acusándola de participar en un atentado contra el presidente Pascual Ortiz Rubio. En el largometraje hay entrevistas con Raquel Tibol, Elena Poniatowska, Pablo Ortiz Monasterio y Antonio Saborit, y los compatriotas de Tina, el historiador Gianfranco Ellero y el fotógrafo Ricardo Toffoletti. MÉXICO, D.F. (Proceso).- Documentalista desde hace más de 20 años, Laura Martínez Díaz expone en un filme de ese género la vida de Tina Modotti, porque “ella reúne muchas características que la crean un personaje singular: emancipada, militante, emigrante y fotógrafa”; es decir: “una vida donde el arte, la militancia y el drama se encuentran”. El largometraje lo nombra Tina Modotti, el dogma y la pasión. La directora del proyecto explica a Proceso su propósito con el filme, el cual se exhibirá en Cinemanía Loreto, a partir del 24 de julio, y se pondrá en VOD (video bajo demanda) en la plataforma de cine MUBI (mubi.com). “La finalidad es dar a conocer la vida de una mujer que se abrió camino por derecho propio, más allá de haber sido la alumna y compañera sentimental de un fotógrafo tan reconocido como Edward Weston, y que hizo de su arte fotográfico un modo de militar al denunciar las injusticias del México postrevolucionario.” Una voz en off, de mujer, introduce así la película de 52 minutos: “Hay vidas que destacan por su dificultad, por su excepcionalidad o por su intensidad. La vida de Modotti reúne las tres cosas. Los momentos cruciales que le tocaron vivir, tanto personales como históricos, la obligaron a comenzar de cero y a inventarse una nueva vida en diversas ocasiones. “…Con la fotografía se abrió camino con su sensibilidad, su estilo y su técnica. Sin embargo, cuando estaba más alto como artista, la abandonó en nombre de una revolución que no vio jamás.” –¿Cómo surge la idea de realizar este documental sobre la fotógrafa, la activista y la luchadora social Modotti? –Hacia 2005 logré un documental llamado Crónica de un sueño. Italianos en México. La primera parte es acerca de las colonias italianas que se crearon en México, como la Chipilo, en Puebla, y la Manuel González, en Huatusco, Veracruz. La segunda parte es sobre italianos que de manera individual se han instalado en México, ahí volví a encontrarme con Modotti. En la pantalla hablan de esta artista los italianos Gianfranco Ellero, historiador, y Ricardo Toffoletti, fotógrafo. Y los mexicanos Pablo Ortiz Monasterio, fotógrafo; Elena Poniatowska, escritora; Antonio Saborit, historiador, y Raquel Tibol, crítica del arte y fundadora de esta revista. El filme rememora que Modotti nació el 16 de agosto de 1896 en una tierra muy pobre, muy campesina: Údine. A los dos años emigró a Austria con su familia y volvieron a su pueblo cuando contaba con siete años de edad. Para ayudar a sus padres en la parte económica, ella tuvo que abandonar la escuela cuando iba en tercer grado y se dedicó al oficio de costurera. De nuevo se escucha la voz en off, para matizar: “Tina recordaba cuando su padre la llevó a una manifestación el 1 de mayo en Austria, donde además de ondear banderas rojas se pronunciaron discursos obreros.” –¿Qué tan conocida es Modotti en Italia? –se le pregunta a Martínez Díaz, realizadora también de los documentales Ola roja y La Magnolia, sobre los pintores Joaquín Clausell y Julio Ruelas; Chinos en México, una historia olvidada, y la serie Cuéntame un cuadro, cápsulas y medio metrajes sobre artistas plásticos del México de la primera mitad del siglo XX. –Es relativamente conocida en Italia. El escritor italiano Pino Cacucci es quien la ha dado a conocer; principalmente, ha escrito dos o tres libros sobre Tina. Y también se ha ocupado de ella la asociación Cinemazero de Pordenne. Modotti es más conocida en la región del noreste italiano llamada Frilui, donde está Údine. Rumbo a América Para 1913, Modotti alcanzó a su padre y a su hermana Mercedes en San Francisco, Estados Unidos, donde había una pequeña Italia independiente. “Allí se discutía de política y se propició una actividad cultural y artística donde surgieron periódicos, círculos de ópera y teatro en los que Modotti participó como actriz; pero para ella el mundo era más amplio, intuía que su horizonte no terminaba allí”, aclara la narradora en el filme. Entonces conoció al poeta y pintor estadunidense de origen francés Roubaix de L’Abrie Richey, a quien llamaban Robo. Se fueron a vivir a Los Ángeles. Su casa era centro de reunión de intelectuales y artistas donde se hablaba de filosofías orientales, socialismo y psicoanálisis. Según el largometraje, dos artes jóvenes y en plena experimentación llamaron la atención de Modotti: la fotografía y el cine. Ella viajó a Hollywood, donde hizo papeles secundarios en algunas películas, entre ellos, curiosamente, uno de mexicana. La directora anuncia al respecto: “Pero el cine mudo la usó como estereotipo de mujer exótica a la que vestían de odalisca, gitana o femme fatale. Abandonó el séptimo arte desilusionada, al constatar que sólo les importaba el físico, lo que para ella era una banalidad.” –¿Qué opina de esa relación que tuvo con el poeta Roubaix de L’Abrie Richey? –Con él se inició en la vida intelectual y salió del estrecho ambiente italiano de San Francisco. Su relación con el poeta se deterioraba. Modotti conoció por 1920 y 1921 a Weston, quien para entonces ya era un gran fotógrafo estadounidense. Estaba casado y con hijos, pero su matrimonio finalizaba. La creadora y él mantuvieron por 10 años una relación amorosa. Vuelve la voz en off: “Es probable que Weston comenzara a enseñarle la cámara, pero además ella tenía experiencia como modelo y posó para él. Una de esas primeras fotos debió haber tenido un significado especial para ella. La conservó hasta su muerte y es la que sirvió para el relieve que el grabador mexicano Leopoldo Méndez hiciera para la tumba de ella.” Robo se mudó a México y Modotti decidió alcanzarlo, ya que lo de Weston aún no se concretaba. Pero el poeta enfermó de viruela. Modotti no lo alcanzó vivo. Después, Weston y Modotti se instalaron en el Distrito Federal, donde se iniciaba un movimiento artístico y revolucionario: el muralismo. Pablo Ortiz Monasterio platica en el documental que Tina es ayudante y alumna de Weston, y ella comienza a tomar fotos. Antonio Saborit complementa a cuadro que “en ocasiones tomaban juntos las mismas imágenes, pero Modotti era más humanista y Weston más abstracto”. La directora desmenuza para este semanario la relación de Modotti con Weston: “Le aportó mucho a Tina desde el punto de vista técnico y de composición, pero con el paso del tiempo ella creó su propio estilo.” Weston creía que a él ya no le aportaba nada México y retornó a Estados Unidos. En México, Modotti se dedicó a su militancia. Comenzó a colaborar para el periódico del Partido Comunista Mexicano El Machete. Y se dedicó de lleno a tomar imágenes en la calle. La realizadora, quien estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica, desglosa que “resalta de Modotti su parte creativa como fotógrafa, en cuanto a su compromiso político”. Enseguida, Martínez Díaz confiesa: “Fue difícil para mí aceptar su estalinismo. Digamos que tengo sentimientos encontrados con Tina; pero lo que admiro de ella es que tuvo que empezar de cero en distintas ocasiones, tuvo que reinventarse una nueva vida para poder seguir. Fue una mujer fuerte, se supo sobreponer a las tragedias.” Rescata la cinta una carta que Modotti le escribe a Weston: Volvamos a la fotografía, Edward. No sabes con cuánta frecuencia me viene a la mente lo que te debo por ser tú la persona importante que en cierto momento de mi vida, cuando no sabía qué hacer, fueras la única guía e influencia vital que me inició en este trabajo que no es sólo un medio de vida, sino un trabajo al que he llegado a querer con verdadera pasión, y que da muchas posibilidades de expresión. De verdad, querido Edward, en mi corazón hay un profundo agradecimiento hacia ti. Romance con Mella El Partido Comunista Mexicano tenía entre sus dirigentes y militantes al pintor Xavier Guerrero, indígena tolteca, y Modotti se relacionó sentimentalmente con él; pero se fue a estudiar a la Unión Soviética. Es cuando Modotti se enamoró del periodista cubano Julio Antonio Mella, a quien una noche asesinaron en la Ciudad de México frente a ella, y la culpan de su muerte. –Enamorarse de Juan Antonio Mella, ¿fue su final como revolucionaria? ¿Qué opina de ese homicidio? –El asesinato de Mella nunca fue aclarado. En ese entonces se pensaba que el culpable había sido el dictador cubano Gerardo Machado, pero creo que la balanza se inclina más a pensar que fue el militante comunista italiano Victorio Vidali (quien después sería compañero de Tina, por órdenes del Kremlin, ya que Mella era trotskista). Después, Modotti fue expulsada de México. La acusaron de haber participado en el atentado contra el entonces presidente Pascual Ortiz Rubio, quien salió ileso. –La expulsión de México, ¿le afectó más? –Ser expulsada de México le dolió profundamente, pues amaba este país, donde se formó como fotógrafa y militante. Ortiz Monasterio concreta ante la cámara que varias de las imágenes originales de Modotti, “son de las fotos más altamente valuadas del planeta”. –¿Qué tan difícil o fácil fue realizar este filme? –El documental es una coproducción entre el Fonca, del cual obtuve apoyo en 2006 gracias al programa de Coinversiones y Cinemazero de Pordenone Italia, Piero Colussi, y del equipo de producción: Dorino Minigutti y Ricardo Costantini. Yo hice la edición, sin embargo fue un poco complicada la posproducción en Italia, pues había distintos formatos, como NTSC y PAL. “La musicalización la hicimos por internet, ya que yo mandaba al musicalizador Massimo Toniutti algunas músicas sugerentes que me gustaban y él me enviaba sus composiciones, hasta que pusimos punto final.” –¿Qué le deja este documental? –Que cualquier ortodoxia, en este caso la comunista-estalinista, nunca deja nada bueno.

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