Calais, otro foco de la crisis migratoria

viernes, 31 de julio de 2015 · 20:49
Londres/París (apro).- En el cementerio municipal de Calais, al norte de Francia, hay una pequeña lápida con el nombre de Samir Khedija, un bebé que murió varias semanas antes de su nacimiento. La muerte del pequeño se debió a que su madre, una mujer de Eritrea, de 25 años, cayó violentamente de un camión con acoplado en su fallido intento por alcanzar Gran Bretaña y comenzar una nueva vida allí, como había soñado. Enterrado en una pequeña fosa sin nombre ni flores, Samir se convirtió en otra víctima de la creciente crisis humanitaria que azota a ese puerto francés desde hace meses y que se exacerbó en las últimas semanas como consecuencia de una serie de huelgas de trabajadores portuarios y granjeros franceses. Calais se parece cada vez más a una fortaleza. Una vaya alambrada de varios kilómetros de extensión, reforzada con puntas de lanza y púas para evitar el ingreso de inmigrantes, fue construida en el perímetro de las autopistas que van a Calais para evitar el ingreso de indocumentados. Cerca de allí se encuentra un campo de refugiados con al menos 5 mil personas, conformado en su mayoría por inmigrantes que escaparon de la violencia, la inestabilidad política y la falta de oportunidades en países como Siria, Irak, Etiopía, Eritrea, Sudán y Afganistán. El sitio, al que la prensa llama “La Jungla”, por las pésimas condiciones sanitarias y por su peligrosidad, cuenta con cientos de tiendas de campaña hechas con bolsas de plástico y rodeadas por pilas de basura y deshechos. El campo se formó con inmigrantes que esperan para cruzar ilegalmente a Gran Bretaña a través del túnel subfluvial sobre el Canal de la Mancha, que une Calais con el puerto inglés de Folkestone, y por donde cruza el tren Eurostar. “La situación está empeorando con el correr de los días. Cientos, miles de inmigrantes buscan a toda costa cruzar el Canal con la esperanza de llegar a Gran Bretaña. Ese trayecto es muy peligroso y ellos arriesgan su vida en el intento”, afirma Cécile Bossy, voluntaria médica que trabaja con inmigrantes en Calais. Durante las últimas semanas, las portadas de los principales periódicos franceses y británicos incluyeron fotografías con inmigrantes que trataban de esconderse en grandes carros de transporte para intentar arribar a Inglaterra. La crisis coincide además con el período de comienzo de vacaciones de verano para miles de familias, muchas de las cuales quedaron varadas en el puerto inglés de Dover a la espera de poder cruzar en ferry el Canal. El problema dejó una vez más en evidencia la enorme crisis de migración que enfrenta Europa, y que registró en los últimos meses la muerte de cientos de inmigrantes norafricanos en pateras que intentaban cruzar el Mediterráneo. En Calais, la compañía Eurotúnel, que maneja el servicio del túnel del Canal, se vio severamente afectada por el intento diario de miles de inmigrantes que buscan alcanzar Inglaterra. La “jungla” En los últimos 12 meses al menos 30 inmigrantes perdieron la vida tratando de cruzar a través del eurotúnel; muchos de ellos fueron arrollados por autos, camiones o por trenes.La mayoría provenía de “La jungla”. Sentado en una pila de basura en dicho campo, Teddy, oriundo de Eritrea, mira cómo un grupo de jóvenes del lugar trata de evitar las redadas de la policía francesa y saltar las vallas de seguridad que le permita ingresar al eurotúnel. Teddy se vio forzado a abandonar su país luego que su padre fuera asesinado hace dos años por las milicias del régimen de Eritrea. El joven logró sobrevivir a las terribles condiciones del desierto de Sahara y pasó un año en una prisión de Libia. “Mi novia sigue allí. Este sitio donde estamos ahora no es nada bueno, pero comparado con el lugar de donde vengo es OK”, dice Teddy. Bahad, un adolescente de 16 años, abandonó Etiopía hace un año luego que sus padres fueran asesinados por el régimen dictatorial. Sentado afuera de una tienda de campaña precaria que comparte con otros seis jóvenes, Bahad cuenta cómo 10 de las 40 personas que cruzaban el Sahara con él cayeron de la parte trasera de un pick-up que los transportaba, debido al cansancio extremo y la deshidratación. “La Jungla” es uno de los mayores campos de migrantes de Europa Occidental y ha recibido a miles de inmigrantes que lograron cruzar en patera el Mediterráneo a través de Italia y Grecia. Muchos ven con ansias la promesa de trabajo y un futuro mejor en Inglaterra, donde los niveles de desempleo son de sólo 5%, comparado con el 10% en Francia. Algunos de esos inmigrantes buscan solicitar asilo en Alemania y Suecia –que lideran la lista de países que más refugiados reciben–, mientras otros arriesgan su vida en el peligroso cruce a través de Calais. Aquellos que terminan en “La jungla” son los migrantes con menos recursos y contactos, ya que aquellos que tienen algunos ahorros logran pagar sus dólares a contrabandistas y criminales para que les aseguren el paso escondidos en la parte trasera de un tráiler con remolque con destino al Reino Unido. Pero el problema no es nuevo. Desde hace 15 años Calais ha sido escenario de campos improvisados con inmigrantes indocumentados que buscan arribar a las costas de Inglaterra y que esperan meses y hasta años para intentar el peligroso cruce. Adil, un mecánico sudanes, arribó hace siete meses al campo en Calais. Afirma que en una oportunidad incluso logró arribar al Reino Unido, pero terminó deportado a Italia por falta de documentación. Dentro del campo, Adil ayuda a arreglar bicicletas y motos. “Es un buen negocio. Muchos usan bicicletas para tratar de llegar al sitio desde donde abordar camiones o trenes. Si tienen suerte, se van y no regresan, y entonces dejan la bicicleta o la moto allí. Yo voy, las junto, las arreglo y las vuelvo a vender”, declara el joven sudanés. “La jungla” ya cuenta con una veintena de negocios improvisados, desde un kiosco que vende bebidas gaseosas y cafés, hasta un taller mecánico y una tienda precaria con parlantes en estéreo que pasa música de Etiopía y vende té. También hay una iglesia construída con maderas y bolsas de plástico, al menos dos mezquitas y una pequeña escuela. El sitio padece de problemas sanitarios por falta de baños y agua potable para todos los migrantes, y suele ser escenario de peleas entre bandas y pandillas. Bossy, otro de los voluntarios que trabaja con los inmigrantes en el campo de Calais, afirma que la situación allí es peor que en campos de refugiados de países en guerra, ya que en Francia no existe la ayuda de ONGs o grupos como UNICEF. “Ni siquiera podemos llamarlo un campo de refugiados, ya que no cuenta con los estándares humanitarios globalmente acordados para recibir ese estatus”, indica. A pesar de que públicamente el gobierno de Francia le informó a Gran Bretaña que busca erradicar el sitio, lo cierto es que en las últimas semanas instaló un sistema de luz eléctrica, algunos baños y un precario sistema de agua potable. Un exhospital infantil cerca del campo ofrece ahora refugio para unas 100 mujeres con niños. Allí los inmigrantes pueden bañarse y se les provee de una comida caliente al día. Gilles Debove, agente policial de Calais y jefe del operativo de vigilancia del campo, sostiene que las cifras de inmigrantes que buscan cruzar a Gran Bretaña “se han cuadruplicado en las últimas tres semanas”. Operativo Stack El gobierno conservador británico de David Cameron está cada vez más preocupado por la situación. Las autoridades del Reino Unido lanzaron hace algunos meses el Operativo Stack, que incluye la descongestión de rutas en Kent por las largas filas de camiones con remolques y vehículos en dirección a Dover, y mayores medidas de seguridad en los puertos de Dover y Folkestone. El primer ministro británico, David Cameron, afirmó al respecto el pasado 27 de julio que su administración hará todo lo posible para descomprimir la situación y evitar la llegada de miles de inmigrantes indocumentados al país. “Esta es una crisis que se ha agravado y quiero garantizar a la población que vamos a destinar unos 15 millones de dólares junto al gobierno de Francia para reforzar la seguridad en Calais y Dover”, subrayó el mandatario. Parte del financiamiento se destinará a crear una nueva valla de 1.2 millas de extensión en las cercanías de Coquelles. “Lamento mucho las enormes demoras de los veraneantes que tratan de llegar a Calais. Vamos a hacer todo lo que podamos con nuestros colegas franceses para terminar con esto”, confirmó Cameron. “No tiene sentido echar culpas, tenemos que trabajar junto a Francia, aumentar las medidas de seguridad y la inversión en este aspecto”, agregó. En tanto, la ministra del Interior británica, Theresa May, encabezó en Londres, el pasado 29 de julio, una reunión de emergencia para decidir qué medidas tomar ante el problema, además de comunicarse con su colega francés, Bernard Cazeneuve, con quien habló sobre esta crisis. “Ambos tenemos en claro que estamos lidiando con bandas criminales, contrabandistas de personas, que están haciendo mucho dinero con las vidas de los migrantes”, dijo May a la BBC, poco después de informarse que un joven de Sudán había sido arrollado en el túnel del Canal cuando intentaba cruzar hacia el lado inglés. La firma Eurotúnel explicó que el intento de miles de inmigrantes por cruzar a Inglaterra se ha vuelto una actividad diaria, en general por las noches.“El lunes pasado unos 2 mil inmigrantes trataron de ingresar por la noche al túnel, con al menos dos muertos aplastados por camiones con remolques. Los gobiernos de Gran Bretaña y Francia deben resolver ahora esta crisis. Tienen que detener el flujo migratorio desde Calais, pero por ahora parece que no están haciendo nada”, indicó un vocero de la empresa. La Comisión Europea, la rama ejecutiva de la Unión Europea (UE), llamó a sus 28 Estados miembros a apoyar su propuesta para reubicar a 40 mil migrantes, a medida que los barcos que los trasladan desde sus países de origen, de donde huyen de la pobreza y la guerra, siguen llegando a las costas italianas y griegas. Según la Organización de las Naciones Unidas, más de 100 mil inmigrantes cruzaron el mar Mediterráneo hacia las costas europeas desde que comenzó el año, y aproximadamente mil 800 murieron en la peligrosa travesía. Miles de personas ingresaron a Francia, a menudo en el intento de llegar a Gran Bretaña y otros países. Pero París y Londres son contrarias a recibir las cuotas de migrantes que propone la UE, y la cantidad de personas que serían reubicadas a territorio francés equivale apenas a una “gota en el océano”. Por su parte, el jefe del anti-inmigratorio Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, dijo que la gravedad de la situación requiere que el gobierno británico despliegue tropas para requisar a todos los vehículos que ingresen a Gran Bretaña con inmigrantes indocumentados. “En emergencias civiles como ésta, el Ejército, con la ayuda del Ejército Territorial, debería apoyar las labores de la policía y los agentes de Inmigración, que están desbordados por la situación. Es hora de que despleguemos a las tropas”, sostuvo. Don Armour, jefa de Asuntos Internacionales de la Asociación de Transportistas Comerciales, apoyó el pedido de Farage, al indicar que los soldados “están entrenados y saben qué hacer en situaciones como estas”. “Puede que no sea la medida más querida, pero podría ayudar a resolver esta crisis, especialmente cuando estamos hablando de que ya hay una veintena de inmigrantes muertos tratando de cruzar la frontera”, señaló. En junio pasado, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y el Grupo de Información y Apoyo a los Inmigrantes, exigieron una solución duradera y permanente a la crisis migratoria en Europa. Stephan Oberreit, director general de Amnistía Internacional Francia, dijo que no se pueden seguir buscando “soluciones temporales”. “Las personas deben ser capaces de tener un proceso adecuado de su situación con el fin de acceder a la condición de refugiados, y los migrantes deben tener algún tipo de refugio para que no tengan que estar en la calle y pasando hambre”, exhortó el activista.

Comentarios