Cuando Rubén Espinosa cantaba "me siento vivo... oh, oh, oh"
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Cosmos, un perro mestizo de pelaje café frotaba su cuerpo entre los pétalos de 200 flores y cuatro coronas. Abajo de esas ofrendas había sido enterrado, momentos antes, el cuerpo de Rubén Espinosa, fotoperiodista de Proceso asesinado el pasado viernes, junto con otras cuatro mujeres.
Mientras Cosmos buscaba el contacto con su protector, la novia de Rubén lo consolaba y le hablaba cariñosa: "sí, ahí está tu papá".
En el panteón Dolores de esta ciudad, media hora antes, reporteros y videógrafos de Veracruz cargaron el féretro de "Rubencillo" hasta la que sería su tumba.
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Otros amigos del Distrito Federal también levantaron la mano para ayudar con el ataúd de quien llevaba 50 días autoexiliado en esta capital, luego de recibir amenazas de personeros del gobierno veracruzano.
Unas 200 personas, la mayoría amigos y reporteros de Veracruz, defeños y de medios extranjeros, le prodigaron a Rubén carretadas de aplausos.
El asesinato del fotoperiodista conmocionó a la comunidad reporteril. Algunos colegas expresaban que aún no podían digerir que Rubén Espinosa estuviera muerto.
"No puedo creer que tres metros bajo tierra ya esté enterrado... No lo creo aún", comentó una de sus amigas de Xalapa.
Cosmos seguía rondando la fosa entre apapachos de los amigos. Hay una amistosa disputa por heredarlo... La novia lleva mano.
Al final, minutos antes de abandonar el panteón, amigos recordaban las ocurrencias de Rubén, su sentido del humor y su afición por ir de vez en cuando al karaoke. Uno de ellos recordó cuando entonaba a todo pulmón la canción de Fobia: "Me siento vivo... oh,oh,oh".