Para Nadia Dominique Vera, un poema de su madre

martes, 4 de agosto de 2015 · 00:10
MÉXICO, D.F. (apro).- Mirtha Luz Pérez Robledo (1960), poeta chiapaneca y madre de Nadia Dominique Vera --una de las jóvenes asesinadas el viernes 31 en la colonia Narvarte junto con el periodista Rubén Espinosa--, publicó en marzo de 2011 “Balada para una niña citadina”, un poema dedicado a su hija Nadia, quien en ese entonces tenía 28 años. Nadia Vera Pérez, también originaria de Chiapas, egresó de la Universidad Veracruzana. Era integrante de la Asamblea Estudiantil de Xalapa y del movimiento #YoSoy132. Vera Pérez fue una de las estudiantes golpeadas por policías de la Secretaría de Seguridad Pública durante el desfile del 20 de noviembre del 2012, por protestar contra los resultados de las elecciones presidenciales. En un video transmitido en noviembre de 2014 Nadia responsabilizó al gobierno de Javier Duarte de cualquier agresión en su contra. Nadia Vera señala al posible agresor en caso de que le sucediera algo... from Rompeviento Televisión on Vimeo. Además de “Balada para una niña citadina”, se reproduce “Ésta que soy”, que Mirtha Luz Pérez Robledo publicó en el número 37 del Periódico de Poesía de la UNAM.
Balada para una niña citadina

a Nadia Dominique, la mujer… que soy

Se están volviendo margaritas los huesos de la niña Que se consume como una lámpara olvidada Una piel transparente la seduce Para bordar en sus cabellos los pétalos de muerte Y mis manos quietas no la tocan Y mis ojos tristes no la miran Y mi alma inerte no la siente Se están volviendo secos los ojos de la madre Que se consume como una lámpara olvidada Una piel transparente se le escapa Para bordar en sus cabellos el llanto de la muerte No te vayas de mí     niña de azúcar A deshacerte entre la piel del llanto No te vayas de mí     pájara libre Hacia el páramo frío de la ausencia Entre tus venas danza mi silencio Y  hay un sonido mío en tus palabras No te vayas de mí     niña de azúcar A plantar margaritas en tus huesos No me dejes sin tus ojos Ciega No me dejes sin tu voz Silente No me dejes sin tu luz A oscuras No me dejes sin tu piel Desnuda No me dejes sin ti Niña de azúcar
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“Ésta que soy Frente al espejo  añicos el llanto cada lágrima una palabra cincelada en la luz punta de lanza mi propia voz parásito de mí atraviesa la piel Intersticios de mi ser espigas del azul concéntricos alaridos en duplicación perpetua Ésta que soy me mira desde adentro se horizonta termina de escribirse en los renglones de la sangre en las páginas del sueño Ésta que soy azula respiros en los paréntesis ojos en lo hondo del plexo solar Se enarbola hacia la galaxia infinita alude girasoles en los páramos asfaltados líquenes absorbe del viento que mitiga la sed de su viaje Ésta que soy me mira desde adentro de otros cuerpos se batracia se afelina se artropoda y pezifica se delfina     se hormiguea Ésta que soy desde los ojos de un poema inconcluso desde un texto inacabado Ésta que soy enrarecida barca de pronunciar un sueño me detengo rezo los astros que se aceleran en mis palabras convocantes Me andan las calles transparentadas de  otra copos de tiempo caen a esta realidad que me alucina Sonoridades de lo que quiero ser y no soy sobre la nostalgia de volverme yo recomenzar en el principio volverme bumerang del verbo del tiempo del silencio del corazón del ojo de la carne del espejo Ésta que soy palabra hecha mujer

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