Pintores veracruzanos guardan un minuto de silencio por Rubén Espinosa

lunes, 10 de agosto de 2015 · 20:10
MÉXICO, D.F. (apro).- Luego de guardar un minuto de silencio por la muerte del fotoperiodista Rubén Espinosa, asesinado el 31 de julio en un departamento de la colonia Narvarte, los pintores veracruzanos Néstor Adrián Andrade y Manuel Zardaín inauguraron este lunes una exposición de sus obras en el Espacio Cultural Donceles, en el Centro Histórico de la capital mexicana. Bajo el título “El color de la alegría”, Andrade presentó 25 obras sobre el mar y carnaval del puerto de Veracruz, con máscaras muy coloridas y peces mágicos. “El tema de la máscara tiene algo de mágico, ritual y una estética de belleza inigualable”, precisó el artista, quien calificó de “mágicos” a los peces, que plasma tal como los imagina. En sus más de 20 lienzos, con el título “Alegoría y Fandango”, Zardaín, por su parte, expuso imágenes coloridas sobre las costumbres veracruzanas como el fandango, los toros y el mariachi, y agradeció su presencia a los más de cien asistentes. A su vez, Jesús Piña, organizador de la exposición que podrá ser visitada a partir de hoy y hasta el viernes 28, se lamentó por la violencia que padece Veracruz y dijo esperar “que lleguen tiempos mejores”. Adrián Andrade inició sus estudios de pintura, dibujo y grabado en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y posteriormente ingresó a los talleres libres de artes plásticas de la Universidad Veracruzana. El artista cuenta con un sinfín de exposiciones colectivas e individuales en diversas entidades de la República mexicana y en Cuba, que lo han llevado a ser uno de los 35 artistas plásticos más reconocidos en el estado de Veracruz. Es fundador del taller de pintura autoexpresiva en el puerto veracruzano, ha dirigido cursos de pintura infantil y de capacitación para maestros y ha fungido como jurado en innumerables concursos de arte. En 1996 el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes le otorgó una beca por su trayectoria. Andrade describe su obra como expresionismo mágico, sin comprometerse a realizar trabajos que satisfagan el gusto de los compradores. Para él, dice, pintar es dejarse llevar, disfrutar el proceso creativo, dejando salir al niño que se divierte y juega con una completa libertad, sin límites. Sus coloridos cuadros han inspirado críticas, comentarios, presentaciones y textos de escritores y críticos de arte como Juan Vicente Melo, Juan Joaquín Pérez Tejada y el pintor Carlos Jurado. Desde temprana edad, Manuel Zardaín mostró una gran inclinación por el dibujo y la pintura, y a los seis años ganó su primer concurso en el Colegio México de la ciudad de Orizaba. Posteriormente se involucró en el movimiento estudiantil de 1968, por lo que su familia, temerosa de posibles consecuencias, lo envió a la ciudad de Baton Rouge, Luisiana, en Estados Unidos, donde se inscribió en la facultad de Historia del Arte de la Universidad LSU. No pasó mucho tiempo para que manifestara su repudio a la guerra de Vietnam, tema que quedó plasmado en la obra que exhibió en noviembre de 1968 en el ‘Union’ de la universidad donde estudiaba. Más adelante cambió su residencia a Sausalito, California, y se integró al movimiento hippie. Pasados un par de años, su naturaleza desasosegada lo llevó a la guerrilla de El Salvador, en la que participó de manera activa, aunque también se dio tiempo para exponer su obra en la capital de ese país. De regreso a México formó parte de los jóvenes ayudantes de Siqueiros para trabajar en el Poliforum de la Ciudad de México, y después participó en diversos talleres, como el de Leonora Carrington, y trabajó con maestros de renombre como Chucho Reyes y Gilberto Aceves Navarro, entre otros. Zardaín ha participado en más de 90 exposiciones dentro y fuera del país, y ha ilustrado diversos periódicos, libros y revistas. Dos elementos marcan la obra plástica del artista: los movimientos políticos y sociales en que estuvo involucrado, y las vivencias de su infancia entre cafetales húmedos, animales, insectos y exuberante vegetación.

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