Escultura mexicana en Londres

miércoles, 19 de agosto de 2015 · 15:04
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Debido a la importancia y protagonismo que ha adquirido la escultura pública como disciplina artística y como detonante para reinventar la percepción de una ciudad, es lamentable que ni el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ni la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), hayan promovido una muestra significativa de escultura mexicana en las calles de Londres. Por el contrario, la SRE, a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid), se limitó a una participación comodina que consistió en integrar un proyecto privado como parte de las actividades del Año Dual México-Reino Unido. Organizado por las promotoras Nuri Contreras –directora de Art4–, y Katrinka Wood, el proyecto, financiado entre Art4, la empresa turística Lodgeo y los artistas participantes, consiste en la exposición de cuatro esculturas del mismo número de creadores que se ubicarán, a partir del próximo septiembre, en distintas zonas de la capital inglesa. Esparcidas entre Canary Wharf y los Jardines Grosvenor pasando por la Isla del Rey Carlos a un costado de Trafalgar Square, las piezas de Yvonne Domenge, Paloma Torres, Rivelino y Jorge Yaspik se recorren aproximadamente en dos horas a pie. Con un planteamiento curatorial que justifica la selección autoral por su pertenencia a distintas generaciones nacidas de los años cuarenta a los setenta del siglo XX –la decana es Domenge, el más joven Rivelino–, la muestra Escultura mexicana contemporánea, la visión de cuatro artistas, no merece una legitimación, difusión y resonancia institucional. ¿Qué percepción artística de México pretende difundir con estas obras la Amexcid? Londres ha destacado con programas de escultura pública que se han convertido en atractivos eventos temporales. En 1999 se dio inicio al Cuarto Pedestal en el centro de Trafalgar Square, y el pedestal vacío ha sido ocupado por artistas invitados como Marc Quinn, Fritz y este año Hans Haacke. Desde 2011, en la zona financiera de Square Mile, se presentan 15 interesantes y plurales propuestas: este año participa Damien Hirst con su niña Caridad (2002-2003) de ocho metros de altura y, en contraste, el japonés Tomoaki Suzuki expone sus características y pequeñas figuras. Identificable por sus esculturas en piedra volcánica que recuerdan a los españoles Oteiza y Chillida, Jorge Yaspik participa con una obra de mediano formato. Resonante del gusto actual por el dorado, de las estructuras con troncos de Arne Quinze y de las esculturas aéreas –o nubes– de la espléndida Janet Echelman, Paloma Torres presenta una banca que con polines de bronce sostiene una nube flotante. Fiel a sus interpretaciones de la esfera, Domenge participa con una pieza en resinas, de mediano formato, que remite al color y forma de los corales. En el mejor lugar de todos, a un costado de Trafalgar Square y enfrente del Cuarto Pedestal, Rivelino le apostó a una arriesgada instalación monumental de temática ética que, con un sólido discurso y dos enormes dedos pulgares, incide en las contradicciones de la igualdad. Excluyente y desconocedora de la espectacular originalidad de la escultura pública actual, la Amexcid afirma, en el comunicado 404 de la SRE, que la muestra posicionará a México “como un país donde el trabajo de sus artistas está a la altura de los mejores del mundo”. Cuatro creadores con posibilidades económicas, si bien pueden facilitar el trabajo de la Agencia, no pueden definir la imagen artística de un país.

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