El hampa canadiense en motocicleta

viernes, 21 de agosto de 2015 · 20:55
MÉXICO, D.F. (apro).- El gobierno canadiense ha señalado en repetidas ocasiones que las bandas de motociclistas representan una preocupante amenaza por sus acciones al margen de la ley. Las páginas de los periódicos y los noticieros informan frecuentemente sobre la eficiente estructura de estos grupos, las enormes ganancias derivadas de sus actividades delictivas, la extrema violencia en su proceder y también de los logros y desatinos por parte de las autoridades gubernamentales para perseguirlos. En operativos realizados a lo largo de los años se han logrado asegurar armas y narcóticos en bares y centros de reunión de estas bandas. Asimismo el trabajo de agentes encubiertos ha permitido el arresto de varios de sus integrantes y el aseguramiento de importantes recursos financieros. Pero, a pesar de estas acciones, su influencia no ha disminuido considerablemente dentro del mundo criminal canadiense. Es por ello que está siendo necesario actuar con mayor vigor frente a estos grupos. Un ejemplo de estos esfuerzos policiales ha sido la denominada “Operación SharQc” llevada a cabo en Quebec. La provincia francófona es, junto con Ontario, uno de los territorios con mayor presencia de los motociclistas criminales. Lanzada en abril de 2009, la “Operación SharQc” permitió la captura de 148 miembros y colaboradores de los Hells Angels, la banda más vigorosa de esta índole en Canadá. Ocho acusados más continúan aún prófugos. En un primer momento, el actuar de la policía quebequense fue aplaudido a lo largo de todo el territorio canadiense. Sin embargo, varios de los detenidos recuperaron su libertad debido a que juzgarlos requeriría de procesos demasiado prolongados, además de que la factura por gastos legales sería colosal. En los últimos años, otros más de los capturados aceptaron declararse culpables a cambio de sentencias reducidas, por lo que aquello que se consideraba en un inicio como un serio golpe contra la organización fue perdiendo fuerza en los tribunales. El pasado 10 de agosto comenzó el primero de los juicios contra aquellos miembros de los Hells Angels aún detenidos como resultado de la “Operación SharQc”. Los siete acusados en este juicio son señalados como autores de varios asesinatos cometidos entre 1997 y 2001 en la provincia de Quebec, dentro de la guerra desatada entre grupos de motociclistas por control territorial. La violencia en esos años provocó cerca de cien muertos, nueve desaparecidos y 84 incendios. Además de las dificultades existentes en el sistema judicial para combatir a las bandas de motociclistas, otro aspecto ha resultado un verdadero dolor de cabeza para las autoridades. Estas bandas han logrado infiltrar a algunos cuerpos de seguridad. El caso más sonado en Canadá es el de Benoît Roberge, laureado investigador de la policía de Montreal y quien vendió a los Hells Angels información clasificada sobre delatores y expedientes abiertos de este grupo. Roberge fue condenado en abril del año pasado a ocho años de prisión. Hells Angels, Bandidos, Rock Machine, Outlaws, Red Devils y otras bandas más de motociclistas se dedican a diversas actividades criminales. La extorsión, las redes de prostitución, el fraude por Internet, el comercio de armas y la usura garantizan a estos grupos generosas ganancias, pero sus mayores beneficios provienen del tráfico de drogas, especialmente de cannabis y cocaína. El negocio de los narcóticos Éric Thibault, reconocido periodista criminal de Canadá, ha descrito a lo largo de los años la forma de operar de parte de las bandas de motociclistas en el negocio de la droga. Además de implicarse en la producción de diversas sustancias – metanfetamina y mariguana-, dichas organizaciones reciben grandes cargamentos provenientes del exterior, principalmente de cocaína. Después distribuyen estos narcóticos en complejas redes propias, aunque de igual manera provisionan a otros grupos del hampa y cobran por la venta en los territorios bajo su control. Desde hace varias décadas, Canadá dejó de importar marihuana. Productores principalmente de Columbia Británica, Ontario y Quebec satisfacen la demanda nacional. Así, pandillas jamaiquinas, clanes de origen asiático y bandas de motociclistas participan en la producción y distribución de la hierba. Incluso varias toneladas son enviadas a los Estados Unidos, donde la marihuana canadiense goza de gran popularidad. Los debates sobre la despenalización del cannabis son frecuentes en Canadá. Académicos, políticos de la oposición y miembros de diversas asociaciones señalan que un enfoque legal distinto respecto a la marihuana golpearía seriamente las actividades de las bandas de motociclistas y de otros grupos. Line Beauchesne, profesora de criminología de la Universidad de Ottawa, señala sin embargo lo siguiente: “Todo dependerá del tipo de reformas. Si sólo se modifican los aspectos relativos al consumo, el hampa seguirá beneficiándose, pero si se contemplan puntos como la producción y la venta, esto sí disminuiría el poder de los grupos criminales, aunque no les impediría seguir exportando cannabis”. En el caso de la cocaína, las bandas de motociclistas mantienen pactos con miembros de la mafia ítalo-canadiense, a modo de asegurar un control sobre el precio de esta sustancia y de evitar pugnas entre ambas organizaciones en este negocio de grandes dividendos. El tráfico de cocaína, tanto en las grandes ciudades canadienses como en las zonas rurales, lleva en la mayoría de los casos la impronta de los motociclistas criminales. Sin embargo, para que esto ocurra es necesario recurrir a proveedores en el extranjero. Nexos internacionales Investigaciones policiales, documentos gubernamentales y notas periodísticas señalan la relación entre bandas de motociclistas canadienses y traficantes mexicanos, específicamente en cuanto al comercio de la cocaína. De acuerdo a la agencia de noticias The Canadian Press, citando un informe de la Policía Montada de Canadá redactado en mayo de 2012, los motociclistas compran directamente esta sustancia a los grupos mexicanos a modo de reducir los costos por intermediarios y de garantizar su provisión constante. El diario Vancouver Sun ha hecho público por ejemplo que los Hells Angels y otras bandas más que controlan la venta de cocaína en el oeste de Canadá mantienen contactos con traficantes mexicanos; de igual manera, los viajes a México de estos miembros del crimen canadiense para cerrar acuerdos o para evitar durante un tiempo la persecución policiaca no son un hecho aislado, tal y como quedó registrado con Larry Armero, miembro de los Hells Angels quien viajaba con frecuencia a México. Actualmente está detenido en Montreal por acusaciones relacionadas con el narcotráfico. El pasado 13 de mayo, la policía de Quebec detuvo a 21 personas en el este de la provincia. Se trataba de una red de vendedores de narcóticos que trabajaba en colaboración con los Hells Angels. La policía informó que la cocaína vendida por esta red era enviada directamente desde México, donde un canadiense fungía ahí como enlace con los traficantes locales. Y a principios de este año, Marianne Ryan, subcomisionada en Alberta de la Policía Montada de Canadá, declaró públicamente que ha sido detectado un aumento considerable de las actividades de bandas de motociclistas y traficantes mexicanos en las principales ciudades de esa provincia. Otro ejemplo rotundo de esta conexión se puede encontrar en la carrera delictiva del canadiense Jimmy Cournoyer. Durante la década pasada, Cournoyer organizó junto con miembros de la mafia de Montreal y de Nueva York, de los Hells Angels y del Cartel de Sinaloa un millonario negocio, enviando cerca de 109 toneladas de marihuana canadiense a territorio neoyorquino. Una buena parte de las ganancias de esta operación era destinada a la compra de cocaína a los mexicanos para venderla posteriormente en Canadá. Jimmy Cournoyer fue detenido en Cancún en febrero de 2012. Fue sentenciado en Estados Unidos en agosto de 2014 a una condena de 27 años de prisión. Y es posible que los nexos de estos grupos ya hayan llegado a otros continentes. De acuerdo a miembros de la Comisión contra el Crimen de Australia en declaraciones a la cadena CBC de Toronto, desde el pacífico canadiense cada vez se envía más cocaína a suelo australiano, por lo que es probable que traficantes mexicanos actúen con la ayuda de algunas organizaciones criminales canadienses (Hells Angels entre ellas) para el transporte de esta droga. Una vez en suelo australiano, los motociclistas locales participarían en la operación. Cabe subrayar que agrupaciones como los Hells Angels cuentan con presencia en una larga lista de países. Cambio de perfil Con altas ganancias derivadas de sus actividades criminales, las bandas de motociclistas en Canadá se sirven de distintos medios para el lavado de dinero. Durante décadas, lo efectuaron a través de salas de masaje, lava-autos, refaccionarias, bares y restaurantes. Sin embargo, estas bandas han adoptado con el tiempo otros modelos de negocios. Según Brian Myles, periodista de la revista L’Actualité, los líderes de las bandas de motociclistas se decantan cada vez más por un bajo perfil que los aleje de la atención de la policía. También señala que debido a las medidas gubernamentales para luchar contra el lavado de dinero, ha sido necesario que estos líderes copien el modelo de la mafia ítalo-canadiense, optando por invertir en distintos negocios relacionados con la industria de la construcción. Así, diversas compañías constructoras y de renovación han pasado a ser controladas por los motociclistas -prestanombres de por medio- para inyectar los recursos principalmente del narcotráfico a la economía legal. Las operaciones financieras de estas bandas cuentan con el apoyo de notarios, contadores, agentes de bienes raíces y delegados sindicales. La visión atribuida a los Hells Angels y demás grupos está cambiando. Ya no se les identifica tan fácilmente con motocicleta, tatuajes y chaleco de cuero. Tampoco organizan más publicitados festines para cientos de personas y con reconocidos cantantes en el escenario. Los arrestos y la persecución policiaca han golpeado a estas bandas, por eso sus miembros han aprendido a camuflarse mejor y su poder continúa expandiéndose. Existen clubs y asociaciones de motociclistas en Canadá desde los años cincuenta. Pocos años después, algunos de ellos comenzaron a realizar pequeños trabajos para la mafia ítalo-canadiense. Es a finales de los años setenta cuando estas bandas se involucraron de lleno en un sinfín de actividades criminales. A pesar del trabajo de policías y jueces para reducir su poder, actualmente estos grupos destacan como uno de los rostros más poderosos del hampa canadiense y, tal y como lo ha señalado Jerry Langton, uno de los grandes investigadores de la criminalidad en Norteamérica, los motociclistas son la única organización de delincuentes con verdadera presencia en todo el territorio canadiense. De acuerdo a Line Beauchesne de la Universidad de Ottawa, los Hells Angels y demás bandas han organizado de manera altamente efectiva la distribución de drogas en Canadá, pero el combate a bandas dedicadas a este negocio no puede únicamente hacerse desde una perspectiva policiaca. También es necesario reflexionar sobre cambios en el marco legal respecto a diversos puntos relacionados con las drogas. El gobierno de este país ha señalado que proseguirá en todo esfuerzo para garantizar la lucha contra estos grupos. Cabe destacar que el gobierno conservador de Stephen Harper ha mencionado en distintas ocasiones su rechazo a cualquier proyecto que busque despenalizar aspectos relacionados con las drogas. Los miembros de las bandas de motociclistas han mostrado una alta capacidad de adaptación; la misma que se espera que ocurra dentro de las instituciones gubernamentales para poder hacerles frente.

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