La odisea fílmica de los 33 mineros chilenos
Un sinfín de dificultades tuvo que enfrentar la cineasta mexicana Patricia Riggen durante tres años para filmar Los 33, cinta donde recrea la experiencia de 33 mineros chilenos rescatados el 13 de octubre de 2010 tras 69 días de colapsar la mina donde trabajaban. Riggen relata aquí las peripecias del rodaje y los problemas de su distribución, al tiempo que denuncia cómo las grandes corporaciones se han aprovechado de los protagonistas reales de la tragedia.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La película Los 33 “es una lección de humanidad y muestra que cuando la gente se une con un objetivo común, se logran muchas cosas”, resalta convencida la directora de dicho drama, la mexicana Patricia Riggen.
El reconocido productor de cine estadunidense Mike Medavoy le envió un guión de Los 33 a Riggen para que dirigiera el largometraje sobre los mineros que quedaron atrapados a 700 metros bajo tierra, tras el colapso de la rampa principal a la mina San José, ubicada en Copiapó, Atacama.
“Fue muy complicado conseguir el financiamiento para la filmacióny también tuvo dificultad lograr su distribución, pues por ser una historia latina no había interés”, revela la destacada cineasta por teléfono desde Atlanta, Estados Unidos, donde rueda otro drama, Miracles from heaven, pero de Sony Pictures, con los actores Jeniffer Garnes y Eugenio Derbez para los productores Joe Roth, TD Jakes y Devon Franklin, cuyo estreno se programó para la primavera de 2016.
Los 33 es distribuida en México por 20th Century Fox (desde el jueves 27 ya se encuentra en los cines del país) y en Chile fue estrenada el jueves 6. En las dos primeras semanas logró colocarse en primer lugar en la taquilla cinematográfica de ese país. El próximo 13 de noviembre se proyectará en mil 500 salas de Estados Unidos.
El elenco lo conforman Gustavo Angarita, Antonio Banderas, Adriana Barraza, Juliette Binoche, James Brolin, Gabriel Byrne, Mario Casas, Cote de Pablo, Kate del Castillo, Elizabeth de Razzo, Lou Diamond Phillips, Alejandro Goic, Bob Gunton, Tenoch Huerta, Óscar Núñez, Rodrigo Santoro, Juan Pablo Raba, Naomi Scott, Marco Treviño y Jacob Vargas.
El relato trata sobre el deterioro físico y mental que sufren los 33 mineros cuando yacen atrapados en la mina chilena de oro y cobre durante 69 días, desde el 5 de agosto de 2010 al 13 de octubre del mismo año, y finalmente son rescatados. También se observan sus vidas personales y emotivas, y cómo sus familiares, los rescatistas y el entonces gobierno de Chile lucharon por sacarlos vivos. Además, la historia muestra la manera en que las grandes corporaciones se aprovechan de los trabajadores.
Diez personajes principales
–¿Cómo le llegó el guión? –se le pregunta a la también realizadora del exitoso corto La milpa, el documental Family portrait y los largometrajes de ficción La misma luna y Educando a mamá.
–Duré tres años en crear Los 33. Me enviaron el guión para leerlo, pero presentaba demasiados problemas el texto. Me tardé mucho en acudir a la entrevista con el productor Medavoy porque no hallaba cómo arreglar el guión. Lo trabajé unas tres semanas y finalmente me presenté con él. Creo que ya no tenía mucho interés en conocerme o en escucharme, porque no prestaba atención hasta que comencé a hablarle de cómo quería crear la película, de qué se iba a tratar, y que se debía comenzar de nuevo. Dos horas después me ofreció el trabajo. Fue muy inmediato.
“Le expliqué que lo primero eran los mineros, porque nadie había narrado sobre su tiempo atrapados; lo segundo era la familia, sus esposas fueron las que pelearon para que los encontraran, de lo contrario no hubiera pasado nada, como no sucedió nada en México y en muchos otros países. Lo ejemplar de este suceso es que los buscaron, los encontraron y los sacaron. En tercer lugar estaban los rescatistas y el gobierno. Había que entrelazar esos tres mundos.”
–¿Y el guión que le dieron?
–Lo desechamos, y volví a comenzar. Contratamos un guionista y comenzamos de nuevo, basado en mis ideas de cómo veía la historia. Trabajé con tres diferentes guionistas (Mikko Alanne, Craig Borten y Michael Thomas). También participé como guionista en determinado momento del proceso hasta que estuvo lista la producción, y ya arranqué la filmación.
El rodaje inició en diciembre del 2013. Primero se filmó dentro de dos minas de Colombia, Nemocón y Zipaquirá, y continuó en febrero del 2014 en el desierto de Atacama, Chile. Culminó con escenas filmadas dentro de La Moneda, el palacio presidencial de Chile en Santiago.
–¿Cómo le hizo para hilar a tantos personajes?
–Uno de los retos más grandes era cómo contar una película cuando hay tantos personajes. Tenía treinta y tres varones abajo, en la mina, y afuera a las familias, los rescatistas y el gobierno. Entonces, empecé por delimitar el número de mineros abajo y darle nombre sólo a diez, porque el desafío era hacerlo lo más respetuoso y fidedigno con la historia original, con los personajes verdaderos.
“Se trataba de acercarnos a la realidad, y a la vez que funcionara para película. Así que me limité a que fueran diez los personajes principales al interior de la mina, que construí a través de las experiencias de los 33.”
Mineros reales
“Obviamente hablé con todos los mineros, les expliqué cómo le íbamos a hacer para que sus experiencias estuvieran representadas, aunque no estuvieran todos personificados con nombre y apellido”, explica Riggen.
–¿Aceptaron?
–Sí. Desde el principio viajé a Chile para conocerlos y entrevistarlos; igual a sus familiares, y entablar una relación muy cercana, escuchar los detalles de su cautiverio y su experiencia. Son un grupo maravilloso de hombres. Lo primero que hice fue conocerlos, y lo último mostrarles la película un par de meses antes del estreno en Chile. Les hice una función privada.
–Al ver el largometraje, ¿cuál fue su reacción?
–Para ellos este accidente minero aún está muy vivo. Muchos no han superado lo que les pasó. El suceso los trastocó de por vida. La mayoría ya no pueden ser mineros; unos no pueden trabajar por el estrés postraumático o como se hicieron famosos, ya no los contratan en minas porque si hay algún problema donde laboran, van a llamar mucho la atención de los medios informativos. Casi todos están desempleados, muy amolados.
Relata que los 33 mineros son socios de la película:
“Se publicaron libros y se realizaron otras películas sobre ellos, y nunca los tomaron en cuenta. En este caso, la producción les compró sus derechos antes de que yo formara parte del proyecto. Si a la película le va bien financieramente, a ellos también les va bien. Eso me da mucho gusto.
“Otro aspecto sensacional es que se les dio una pensión vitalicia. Cuando los conocí me di cuenta de que a pesar de la fama y de que el gobierno chileno del presidente Sebastián Piñera los rescató con vida, no se les otorgó una pensión. La compañía se declaró en quiebra y no les dio nada.”
Destaca que ni su último cheque recibieron:
“Cuando estuvieron en la mina atrapados, ya no les pagaron nada a sus esposas. Entonces Antonio Banderas, algunas otras personas de la producción y yo tuvimos oportunidad de conversar con Michelle Bachelet sobre la situación de los mineros, y al poco tiempo de que ella entró a la presidencia les entregó una pensión vitalicia.”
–También algunos mineros fueron asesores en el guión y la filmación, ¿verdad?
–Durante la escritura del guión, preproducción y producción estuvimos con ellos. Varios trabajaron en la película y siempre los estábamos consultando. Fue fácil la relación porque es gente bellísima, a la cual quiero mucho. Hay de todo también, entre los mineros hay ciertos grupos y ciertas rencillas…
Banderas conoció al minero que interpreta. El verdadero Mario Sepúlveda fungió como coordinador de los extras en el set en Atacama durante la filmación de las escenas en el Campamento Esperanza.
–Sin embargo, uno de los rescatados, Juan Carlos Aguilar, ha dado entrevistas en Chile y a medios internacionales de que la productora del largometraje les hizo firmar un contrato donde cedieron los derechos a perpetuidad y les pagaron muy poco, y sin oportunidad de consultar otros abogados. ¿Qué dice al respecto?
–A final de cuentas siempre están juntos y todos apoyaron el proyecto. Son mineros y chilenos, por lo cual son de armas tomar. Por lo que tengo entendido, el contrato fue completamente justo. Se les dio más dinero de lo que normalmente se otorga a personas individuales en cesión de derechos. Al ser tantos, treinta y tres, hay cierta inconformidad porque unos son más famosos que otros, algunos han sabido capitalizar más su fama que otros. Pero todos participaron en la cinta. Incluso, yo los filmé a todos para la película, hicimos una escena preciosa, muy bonita, que van a ver…
Al final, Riggen precisa que no fue nada fácil crear Los 33:
“La película costó mucho dinero y uno creería que en Estados Unidos este tipo de proyectos son fáciles de financiar, pero no; porque no es un filme de franquicia, ni de súper héroes, ni una comedia y sobre todo, porque no son personajes estadounidenses. Lo mismo afecta para la distribución.”