El grupo Son de Aquí

martes, 22 de septiembre de 2015 · 14:21
MÉXICO, D.F. (apro).- Son un híbrido y, como tal, inclasificables dentro de los cánones normales, aunque sus afluentes se reconocen perfectamente y se sienten en cada una de sus rolas, aunque ese hecho se dificulte bastante en algunas y, en otras, es tal la mezcla idiomática –incluso-- que se necesita ser un verdadero especialista para diseccionar con exactitud ritmos y modos. Esta mescolanza, sin embargo, no implica sonidos ofensivos y poco gratos sino al contrario, resultan una masa “pegadora” que, por lo menos la noche del concierto, auténticamente “prendió” a los asistentes. Se trata de la banda Son de Aquí, que juega justamente con el hecho de que son de aquí, aunque en realidad muchos de sus integrantes pasados y presentes no lo sean, y el ritmo de son --esa música sabrosona que en múltiples formas se produce en nuestro país y muchos otros--. Entonces, son ellos, los músicos los que ¿son de aquí? O el son, un son urbano ¿el que es de aquí? La respuesta es una combinación a medias de ambas cosas porque ni todos son de aquí ni el son que tocan es exclusivo de este lugar pero, para efecto de los resultados, la verdad es que eso es lo que menos importa porque, en última instancia, la música como todas las demás artes no tiene fronteras y, por lo tanto, toda termina siendo de aquí o de allá, como poéticamente, escribiera Machado. Así pues, Son de Aquí y su origen se remonta a ya hace 15 años cuando, en el 2000, como naciendo a la vida con el nuevo milenio, salieron a la luz y desde entonces, aunque eso se acentúa en su nuevo disco que fue el pretexto para el concierto que la semana pasada ofrecieron en el bello Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, empezaron a juntar elementos de, entre otras, músicas afroindígenas de ayer y hoy de Veracruz, México, pero también de Cuba, imprescindible, y de más al sur, de Colombia, que vaya que tiene lo suyo, piénsese solamente en la cumbia. Empero, por si lo anterior no fuera suficiente para, necesariamente, sonar de una manera diferente, como buenos citadinos que dicen que son, se han adueñado también de modos y formas que, en principio, tienen mayor sabor urbano --tales el reggae y el hip-hop que, ya sabemos, son por sí mismas maneras diferentes de música, verbo y danza. Así las cosas, estos que Son de Aquí, o vaya usted a saber por qué en la banda hay y han habido músicos, danzantes, compositores y practicantes de la poesía de lenguas francesa e inglesa provenientes de algunos países africanos y otras latitudes que no ha muchos años aún eran colonias, y de nuestro propio México que, ya sabemos, produce son jarocho pero también sones calentanos y otros muchos para no citar sino dos ejemplos y, en el Zócalo, Coyoacán, otras explanadas. Pero también en la Macroplaza de Monterrey y en Guadalajara, Puebla y Querétaro es común encontrar a los raperos, reggatoneros y hiphoperos por lo que, entonces, ya puede usted imaginar cómo suena aquello cuando, en una rola, incluyen gaita y percusiones colombianas y, en otra, se escuchan elementos típicos del “dub”, que es una variación del reggae, y una tercera tiene letra en francés y una cuarta en inglés y hasta se dan tiempo para protestar y denunciar cosas como en “El polecía” (sic), que en una parte a ritmo de pachanga dice: “…no todos son así pero hay criminales vestidos de oficiales”. Sí, vale la pena escuchar a Son de Aquí.

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