MÉXICO, D.F. (apro).- Organizaciones, instituciones y empresas reunidas en la Alianza Pro Transgénicos pidieron a las autoridades escuchar “la voz de la ciencia” y expedir “de manera urgente permisos para la siembra experimental, piloto y comercial de maíz transgénico". También, continuar con las siembras comerciales de soya y algodón transgénicos, así como de cultivos que están en desarrollo en los diferentes centros de investigación en México. Actualmente, señalaron a través de un desplegado, más de dos mil estudios científicos en todo el mundo, y más de dos mil millones de comidas servidas con ese tipo de productos por más de 20 años “han demostrado que los alimentos transgénicos y sus derivados son tas seguros para el consumo humano y animal como los alimentos convencionales y equivalentes”. Además, consideraron contradictorio que se importen y consuman alimentos transgénicos y que los productores mexicanos no puedan optar por tecnologías que les permitan competir en igualdad de circunstancias con agricultores de otros países. Las organizaciones, entre ellas Monsanto, Agro Bío México, Unipro, la ANTAD y el Consejo Nacional Agropecuario, pidieron a las autoridades que se tome en cuenta que todos los alimentos derivados de cultivos transgénicos han sido evaluados y aprobados previamente por numerosas autoridades sanitarias, incluyendo a la Cofepris en el caso de México “y que hoy permiten su consumo en casi 70 países, por considerarlos tan seguros como los alimentos convencionales”. Solicitaron también que el consumidor tenga acceso a información “científica, clara, objetiva, útil y oportuna sobre la biotecnología agrícola moderna, y que se permita el libre desarrollo de la investigación científica en México, “debido a que las moratorias impuestas sólo han propiciado rezago y fugas de talentos por ser un freno a la investigación y a la generación de conocimiento en el país”. Asimismo, pidieron que se considere la siembra de semillas genéticamente mejoradas o transgénicas como “una herramienta útil” para los agricultores mexicanos por su resistencia a ciertos insectos, tolerancia a ciertos herbicidas” y por su tolerancia a sequías, heladas y altas temperaturas. Ello, abundaron, permite producir más alimentos de manera oportuna, e insumos productivos para la creciente población, “además de que su siembra no impacta negativamente al ambiente”, afirmaron.