MÉXICO, D.F. (apro).- En medio de un ambiente hostil (Compton, Los Ángeles), pobre y con drogas inundando el vecindario, peleas entre pandillas y un acoso policial constante, un grupo de jóvenes encontró la forma de expresar su realidad a través del rap para así cambiar su destino. Estamos hablando de Eazy E (Jason Mitchell), Dr. Dre (Corey Hawkins), Ice Cube (Oshea Jackson Jr), Dj Yella (Neil Brown Jr) y MC Ren (Aldis Hodge), integrantes del grupo NWA que hiciera historia en el mundo de la música a mediados de los años 80. Las siglas NWA significan, Niggaz With Attitudes (en español “Negros con actitudes”), donde la palabra “actitud” se relaciona con una postura orgullosa y cercana a lo arrogante; es decir, un postulado en contra de la situación social (represión y racismo) que estos raperos padecían. Letras explícitas (Straight Outta Compton, EU-2015), dirigida por F. Gary Gray, da cuenta de los orígenes de la banda, su éxito y su posterior “caída”. Aunque finalmente la desaparición del grupo abriría el camino para que los miembros principales de la banda, Dre y Cube, consolidaran exitosas carreras de solistas, al tiempo que Eazy E luchaba contra los malos manejos de su mánager y posteriormente con el VIH-SIDA, enfermedad que finalmente lo mataría. En general, la película es bastante disfrutable, en sus buenos momentos es conmovedora y capaz de inspirarnos… y claro, de pronto nos pegan lo “compton” y uno está dispuesto a salir al mundo a comportarse como ellos. Sin embargo, hay que reconocer que tiene más sentido para quienes conocen al grupo o son fans de este tipo de música. Y es que Letras explícitas contiene demasiada información sobre las personalidades en escena, dos horas y 20 minutos son insuficientes para contar todo lo que la cinta podía haber contado, así que por momentos el ritmo se cae un poco. Es decir, hay tanto qué contar que no nos da tiempo de analizar, disfrutar o conmovernos con ciertos pasajes de la cinta, porque en un abrir y cerrar de ojos ya nos cambiaron de tema. Letras explícitas quiere abarcar mucho y eso demerita la estructura dramática. Y sin embargo, la cinta funciona como un hermoso homenaje a la libertad de expresión, a un grupo de jóvenes que hacían crónicas de su día a día, mismas que de pronto se confunden con apología de la violencia, aunque para ellos eran una especie de “protesta pacífica”. Esta cinta es un claro ejemplo de que la música puede transformar nuestra realidad.