Carlos Sánchez retoma su lucha contra las infamias de Azcárraga

domingo, 29 de noviembre de 2015 · 11:44
Engañado y desechado por Emilio Azcárraga Jean y sus empresas, el futbolista que sufrió un infarto cerebral durante un entrenamiento con el club América, Carlos Alberto Sánchez Romero, retoma demandas retiradas y emprende otras nuevas. Amenazado por altos funcionarios y por abogados del consorcio, no se arredra e incluso denuncia negligencia médica y daño moral, luego de que le negaron apoyo médico, se le rescindió el contrato y fue despedido sin la indemnización correspondiente. MÉXICO, DF (Proceso).- En plenitud de su carrera futbolística, Carlos Alberto Sánchez Romero sufrió un infarto cerebral el 12 de agosto de 2008, durante un entrenamiento con el club América, que derivó en graves secuelas e irreparables daños, por los cuales se vio forzado a retirarse del futbol a los 28 años de edad ante el riesgo latente de perder la vida. No obstante, el equipo de futbol, cuya franquicia es propiedad del consorcio Televisa, se desentendió de la situación desde diciembre de 2012, al grado de dar por concluido el contrato laboral de Carlos Sánchez sin indemnización alguna y negarle los derechos médicos para sus terapias de rehabilitación, así como los medicamentos que el exfutbolista debe ingerir por el resto de su existencia. Todo ello, pese al “apoyo total” que en su momento le garantizó el dueño de la empresa, Emilio Azcárraga Jean. Por lo anterior, Carlos Sánchez emprendió nuevas acciones legales –incluyendo una demanda por daño moral– contra Emilio Azcárraga Jean, dueño tanto del Grupo Televisa como del Club América, y Yon de Luisa, quien se desempeñaba como vicepresidente del equipo y actualmente es vicepresidente de Eventos Especiales y Deportivos de la referida empresa. La Federación Mexicana de Futbol, que preside Decio de María, también está demandada. El exdefensa Carlos Sánchez, quien perdió una parte de la movilidad de su cuerpo, exige 140 millones de pesos de indemnización por los daños ocasionados, y afirma que hubo negligencia médica del equipo, el cual acostumbra no afiliar a sus jugadores en el IMSS. Asimismo, reactivó la demanda laboral contra el Club América y sus empresas, ya que se mantenía entrampada en la Junta de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal. Durante su rehabilitación, el futbolista aceptó firmar contratos con América por periodos de dos años y con percepciones cada vez inferiores por órdenes de Yon de Luisa, asegura Sánchez. La empresa tampoco tuvo empacho en signar dichos compromisos con cambios constantes de razón social, en los que sólo coincide el domicilio fiscal del club: Calle del Toro número 100, colonia ex Hacienda de Coapa, Delegación Coyoacán. Entre 2008 y 2010, Sánchez Romero firmó contratos con las empresas que administrativamente le pagaban, del mismo consorcio televisivo: Club América, S. A. de C. V.; Televisa Talento, S. A. de C.V. y Corporatel, S. A. de C.V. Luego de su infarto, a Carlos Sánchez nada de eso parecía importarle, limitado por su precaria condición de salud y convencido de las promesas del patrón de Televisa, quien además de garantizarle un trabajo en las fuerzas básicas del equipo condicionado a obtener el certificado de entrenador expedido por la Federación Mexicana de Futbol, le ofreció integrarlo al Sistema Teletón CRIT (Centros de Rehabilitación Infantil Teletón), el programa de la Fundación Teletón, del referido consorcio. Nada le cumplieron. Más de siete años después, el padre del deportista, Benjamín Sánchez, declara por primera vez que el club y la televisora los amenazaron tanto a él como a su esposa, Yolanda Romero Hernández, y asevera que fueron obligados a mentir ante los medios de comunicación sobre la gravedad de su vástago. De acuerdo con su testimonio, el club les advirtió que de no hacerlo se rescindiría de inmediato el contrato al futbolista y se le suspendería la atención médica… como finalmente sucedió. No habían transcurrido ni cuatro horas desde que Carlos Sánchez ingresó de emergencia a terapia intensiva del hospital Médica Sur cuando ya el club había convocado a conferencia de prensa en la referida clínica. En medio del dolor y la impotencia, los padres declararon al pie de la letra todo lo que les ordenaron los directivos del América en un escrito de cuatro hojas que memorizaron sobre la marcha. De esa manera, “informaron” que su hijo “se encontraba en perfecto estado de salud”, que había recibido todos los apoyos y atenciones de la empresa televisiva, e incluso que su padecimiento no fue causado por el golpe que recibió en el juego de la Copa Libertadores, sino por “un mal congénito”. Mientras tanto, el defensa se debatía entre la vida y la muerte. Las amenazas Benjamín Sánchez responsabiliza de los males de su familiar a Michel Bauer y a Yon de Luisa, presidente y vicepresidente del América en aquel entonces. Fue tanta la presión ejercida, que “Bauer nos desafió diciendo que todo lo que habláramos en contra del club y de la empresa lo iban a desmentir esa misma noche en El Noticiero de Joaquín López Dóriga. Ambos se ufanaron de que prácticamente ellos son la ley, los que hacen todo aquí, los que quitan a unos y ponen a otros”. El progenitor del deportista revela que hasta el propio Decio de María, actual presidente de la Federación Mexicana de Futbol, llegó a la habitación de Carlos Sánchez “para amenazarnos. Decio nos exigió guardar una conducta muy favorable hacia el club América al tiempo que nos advertía: ‘No se les olvide que el contrato de Carlos Sánchez con el equipo va a prescindir’. Fuimos intimidados por todos ellos”. Según Benjamín Sánchez, él y Yolanda Romero Hernández retiraron la demanda promovida contra el club por la falta de afiliación al IMSS, debido a que “nos prometieron que iban a ayudar a Carlos con una cantidad de dinero suficiente para sufragar todos sus gastos de rehabilitación y medicamentos. Eso fue lo que nos hizo desistir”. Y el colmo, dice ahora Carlos Sánchez: “Ni siquiera podía ni hablar, y Televisa ya me estaba invitando a que asistiera a sus programas. Me pedían que hiciera más que lo imposible para acudir puntual con ellos”. En 2010, América y Grupo Televisa, en lugar de cubrir los gastos médicos del jugador y proporcionarle un empleo, dieron por finalizada la relación laboral en plena rehabilitación del defensa que, aun cuando logró sobrevivir a un infarto cerebral, jamás volverá a experimentar la adrenalina de jugar en una cancha de futbol profesional. En medio de esta trama de engaños, la situación legal de Carlos Sánchez con su anterior club se encuentra más entrampada que nunca. Sin embargo, no está dispuesto a rendirse en los tribunales e, inclusive, promoverá una demanda ante las evidencias de que existió negligencia médica. “Nos entregaron a mi hijo cuadrapléjico. Así lo recibimos”, acusa Benjamín Sánchez. En la querella promovida el pasado 10 de julio, los demandados son las siguientes personas físicas y morales: Club de Futbol América, S.A. de C.V.; Televisa, S.A. de C.V.; Televisa Talento, S. A. de C. V.; Federación Mexicana de Futbol, A. C.; Emilio Fernando Azcárraga Jean y Yon de Luisa. Además, el abogado que representa al exdefensa –el quinto en lo que va del proceso contra el consorcio televisivo–, Alfredo Massad, reactivó la demanda laboral promovida en mayo de 2013 contra el Club de Futbol América, S.A. de C.V.; Televisa Talento, S.A. de C.V.; Corporatel, S.A. de C.V., y Femexfut, las cuales signaron el contrato laboral con el entonces futbolista Carlos Sánchez Romero. Este litigio se reactiva después de que los anteriores abogados del jugador abandonaron repentinamente el juicio. Nada de análisis clínicos Carlos Sánchez refiere que el infarto cerebral que tuvo en las instalaciones del conjunto futbolístico, en Coapa, y las dos trombosis posteriores, fueron producto del golpe que recibió en la cabeza en mayo de 2008 por un miembro del Flamengo, de Brasil, durante un juego con el América en la Copa Libertadores. Alega que hubo negligencia médica porque a partir de la contusión que derivó en el derrame cerebral fue retirado en carrito de la cancha del estadio Azteca, pero que, en lugar de ser trasladado a un hospital, el cuerpo médico terminó por llevarlo al vestuario del equipo. Y dice que en los días siguientes Yon de Luisa le negó cualquier posibilidad de ser sometido a un análisis clínico más exhaustivo, a pesar de que el dolor no cedía. –¿Le avisaste a Yon de Luisa que los dolores no aminoraban? –Primero se lo dije a los médicos del equipo, Alfonso Díaz y Joaquín Velázquez. Me respondían que ellos también son empleados y por lo tanto no pueden tomar ese tipo de decisiones si no las autoriza el jefe. Me comentaron que le insistiera a Yon sobre la necesidad de realizarme los estudios. En días previos a sufrir el infarto cerebral, me encontré a De Luisa en los pasillos del club y le expuse la situación sobre la urgencia de asistir a un chequeo riguroso. Y recibí como respuesta: “No hay presupuesto para eso. Además, se trata de un dolor muscular que en cualquier momento se te va a pasar. Sigue confiando en la atención médica del equipo, que todo va a salir bien”. Según el exdeportista, únicamente pretendía que el club le realizara el chequeo médico general para descartar cualquier tipo de daño o lesiones, “y de esa manera continuar sin riesgos los entrenamientos. Sin embargo, al negarme el club esa posibilidad, dio como resultado el infarto cerebral”. Carlos Sánchez manifiesta que el América y Televisa incumplieron sus compromisos, en primera instancia el de brindarle todas las facilidades para que se recuperara mediante las rehabilitaciones con el fin de proseguir en el futbol. –¿Existe un contrato de por medio entre el jugador y el club? –Después de la demanda laboral que presenté llegamos a un convenio en el que el club se comprometía a hacerse cargo de la parte médica y a darme un trabajo como asesor técnico. Por eso me preparé como entrenador de futbol. Sin embargo, no cumplieron el acuerdo. El abogado Alfredo Massad advierte que dicho convenio debería seguir vigente al tratarse de un acuerdo entre las partes. “Pero ellos no lo respetaron, y ahí es donde se concreta todo el daño. Además, le dan el título de director técnico, que sólo funciona en el ámbito de la Federación Mexicana de Futbol; pero si Carlos demanda al organismo –como de hecho ya sucedió–, entonces si no lo utiliza aquí no puede ocuparlo en ningún otro lado”. El litigante prosigue: “La Federación como cuerpo de vigilancia le da un título de director técnico, y Carlos no puede ejercer esta profesión. Ahí está el daño”. A juicio de Massad, los pactos de caballeros –ese acuerdo no escrito en la Femexfut para beneficio de los dueños y presidentes de los clubes– deben respetarse como tales, “pero no pueden existir pactos de caballeros entre personas morales, porque se trata de empresas que tienen un interés mediático y económico. Estamos hablando de los derechos humanos de una persona, en el caso de Carlos, quien estuvo en el América desde los cinco años, en la categoría ‘Dientes de leche’, y le entregó toda su vida al equipo”. El abogado recuerda que el reglamento del América impedía al jugador medicarse por su cuenta o acudir con algún especialista. “Lo tienes que hacer con los médicos del club, pero resulta que los médicos del equipo no le recetaron algo tan sencillo como una aspirina para evitar que dos trombos se le fueran al cerebro y le causaran una lesión que dejó a Carlos Sánchez inservible como futbolista. Su daño ya no tiene vuelta atrás, y aparte le responden: ‘Lo que el equipo pudo haber hecho por ti ya lo hizo’. ¿Y el daño, que ya es irreversible? ¿Y las terapias, los medicamentos…?”. Massad explica que Carlos Sánchez se restableció de un infarto cerebral y salió adelante, y puntualiza además que el club le hizo una promesa de contrato “y Carlos dijo: ‘Sigo creyendo en el equipo: Me convierto en director técnico para seguir en contacto con mi profesión’, y le ofrecieron un contrato más de seis meses (en 2013), y adiós. Eso fue todo. Ya no hay vuelta de hoja: El daño se consolida a partir de ese momento”, sentencia el litigante. La problemática, plantea Massad, es que su cliente “debe tomar anticoagulantes de por vida, realizar sesiones diarias de terapias, una vez que le truncaron su carrera en plenitud”. Carlos Sánchez realiza tres terapias al día a un costo de mil pesos por sesión, y tiene revisiones periódicas y consultas con el neurólogo, que representan gastos adicionales entre 10 y 15 mil pesos mensuales. Peor todavía: “Los recursos de lo poco que pude ahorrar –relata– ya se agotaron. Ya todos los gastos corren por cuenta de la familia. No hay economía que soporte un padecimiento como el mío”. Sánchez no guarda los mejores recuerdos de la Liga Mx, que para entonces dirigía Decio de María: “Este señor me visitó en la cama sólo para darme un par de libros de la Federación y una playera de la Selección con mi nombre atrás. Fue el único apoyo que recibí, además de un sillón que me entregó la Comisión del Jugador, integrante de la propia Federación, que a su vez es totalmente Televisa. El jugador está totalmente desprotegido. Urge que alguien legisle en la materia, además de formar un sindicato de futbolistas para evitar tantos abusos”. Carlos Sánchez refiere que en septiembre pasado, durante la más reciente audiencia en la Junta de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal, acudió Yon de Luisa con su grupo de abogados. Justo ahí, uno de los litigantes de Televisa le informó que la empresa le había puesto sobre la mesa 7 millones de pesos por su finiquito, y que sus anteriores abogados se lo ocultaron. Sin embargo, también los abogados de la televisora sentenciaron que por haber interpuesto la demanda por daño moral se retiraba la propuesta. Afirma que ha sido objeto de amenazas para que se desista de sus demandas, y remata: “Me dejan entrever que pueden manejar a cualquier autoridad para que resuelva a su favor…”.

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