GUADALAJARA, Jal. (apro).- El atraso en el que se encuentra México obedece más a un asunto moral que político, aseguró el historiador Enrique Krauze durante su participación en el foro “Mil jóvenes le preguntan a Enrique Krauze”. “Tengo la opinión y la convicción de que nuestro problema es más moral que político. Corrupción, impunidad. El 99 por ciento de los delitos salen impunes”, puntualizó en la Feria Internacional del Libro (FIL) el autor de El poder y el delirio y Siglo de caudillos, entre otros. Luego devolvió la pregunta a los asistentes: “¿Alguno de ustedes tiene fe de que si van al Ministerio Público se va a hacer justicia? Es una vergüenza el sistema judicial mexicano, todo el siglo XX nos olvidamos del sistema judicial, necesitamos reconstruirlo desde el origen. Creo que eso es lo que preocupa a las familias mexicanas, a sus madres, a sus padres, que han hecho un esfuerzo por tenerlos estudiando”. Durante la amena charla con el historiador, los jóvenes asistentes preguntaron de todo y Krauze ofreció un breve recorrido de la historia de México para responder las inquietudes de los universitarios: del Porfiriato a la Revolución Mexicana, el cardenismo, la represión del 68 –que vivió como joven integrante del movimiento estudiantil–, hasta llegar a la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Sobre este último tema admitió que no se ha adentrado en él, sin embargo duele, dijo, porque después de Tlatelolco, en México no debía repetirse bajo ningún motivo la muerte de estudiantes. “Creo que esa es una de las razones por las que ha dolido tanto, abrió una herida que no ha cerrado y que nunca cerrará”. Galardonado en 2012 con el Gran Premio Chapultepec, otorgado por la Sociedad Interamericana de Prensa, y el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald por su libro Redentores, el historiador recalcó que esa tragedia ocurrió en uno de los estados más pobres (Guerrero), gracias a una connivencia entre autoridades locales policiacas con el crimen organizado. Y, en su opinión, el presidente Enrique Peña Nieto reaccionó mal, pues debió ir a la entidad para desaparecer los poderes y no marcharse de ahí hasta encontrar a los culpables. A pregunta expresa sobre el legado del fundador de Proceso, Julio Scherer García, el también director de la revista Letras Libres comentó que fue amigo muy cercano del periodista. Scherer, dijo, sufrió la censura en Excélsior y “tuvo las pantalones” necesarios para salirse y construir una opción nueva. Carmen Aristegui, añadió, debería seguir ese ejemplo y crear una estación de radio propia, porque hace falta la pluralidad de voces que ella ejercía en cada emisión de su programa. De acuerdo con Krauze, actualmente no hay una libertad de expresión plena, pero el país tampoco está en la época del presidencialismo donde se hacía lo que quería el titular del Ejecutivo. Hoy, abundó, existe una pluralidad que se refleja en las redes sociales de Facebook y Twitter, “y ésa nadie la puede detener”. El historiador y ensayista envió un mensaje a los jóvenes para que se organicen y perdure su protesta, porque no basta sólo con denunciar, y resaltó que el movimiento #YoSoy132, que emergió entre la juventud para atajarle el paso a Enrique Peña Nieto, terminó disolviéndose. Finalmente, dijo que espera que las transformaciones sociales de México ocurran de manera pacífica, como ha sucedido cada seis años en el marco de las elecciones para elegir al mandatario en turno. “Ser joven es ser rebelde y ser crítico. Yo les pido que no pierdan la rebeldía, la inconformidad, pero recuerden que es bueno dialogar con la gente mayor”, subrayó, y parafraseó a su maestro, el historiador Daniel Cosío Villegas: “Si los jóvenes supieran, si los viejos pudieran”.