¡Qué bien por Alexandra Haas!

sábado, 12 de diciembre de 2015 · 10:51
MÉXICO, DF (Proceso).- Entre los duros dilemas que enfrenta nuestra sociedad contemporánea se encuentra, en palabras de Chantal Mouffe, el de optar entre la “deserción de las instituciones” o el “involucramiento crítico con las instituciones”. En su libro más reciente (Agonística/Pensar el mundo políticamente, FCE, 2014) Mouffe suscribe el “involucramiento crítico” con el objetivo de dar lugar a una hegemonía diferente, en un proceso de rearticulación de los discursos y las prácticas existentes. Más que una “extinción” del Estado o de sus diversas instituciones, su reflexión plantea la necesidad de provocar una “profunda transformación” de las mismas para organizar a través de ellas el pluralismo existente. De nada sirve tener el voto si no se tiene voz, y tener voz implica ser escuchado. Y para ser escuchado hay que contar no sólo con legisladores/as que nos representen, sino también con funcionarios públicos capaces de escucharnos, debatir y conducir las dependencias u organismos públicos siendo incluyentes y dialogantes, sin claudicar ante las tentaciones o las amenazas, y rindiendo cuentas claras y transparentes. Una institución que ha resultado un vehículo indispensable contra la discriminación es el Conapred. Y a la salida de Ricardo Bucio, luego de un comprometido y exitoso periodo de ocho años al frente de ella, se abría una incógnita: ¿quién sería la persona designada para sucederlo? La Asamblea Consultiva del Conapred, preocupada por que la persona elegida fuera realmente alguien con trayectoria en el campo de los derechos humanos, elaboró un perfil de idoneidad, buscó a candidatos que cumplieran con él y finalmente propuso dos nombres a la Secretaría de Gobernación, con la esperanza de que fueran incluidos en la terna. La verdad yo no tenía muchas esperanzas. Sin embargo, ha sido una gratificante sorpresa que una de nuestras propuestas fuera elegida: Alexandra Haas. Esta joven abogada mexicana es un bicho raro por su excepcionalidad. Premiada por su excelencia académica en la Ibero, Haas pasó luego a realizar una maestría con enfoque en derecho internacional público, derechos humanos y medio ambiente en la New York University. Después cursó el Programa de derecho internacional público de The Hague Academy of International Law, en La Haya, y luego el Programa sobre el Sistema de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra. Su experiencia en este campo es amplísima, y va desde el documento que preparó al Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) sobre los costos de acceso a la justicia en Argentina, hasta su trabajo en el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos de Guatemala dedicado a la construcción de la argumentación jurídica contra el presidente Ríos Montt por genocidio. También estuvo en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, donde participó en la revisión y reforma de la Ley para Prevenir y Erradicar la Discriminación en el DF, así como en la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. No sólo el compromiso humanitario, sino también un sólido conocimiento técnico la han llevado a ocupar posiciones en el gobierno. El ambientalismo que defiende la colocó en uno de sus primeros trabajos en la Secretaría del Medio Ambiente, donde contribuyó a negociar y acabó redactando 16 decretos de Áreas Naturales Protegidas. Como jefa de la Sección de Asuntos Políticos en la embajada de México en Washington para fortalecer el trabajo en materia de derechos de la comunidad LGBT, Haas promovió la relación entre la Human Rights Campaign y la red consular mexicana. Son varias sus acciones notables por las que muchas personas, activistas feministas, ambientalistas y de la diversidad sexual, la admiramos y respetamos su labor. Los procesos de selección de figuras con una responsabilidad pública siempre están atravesados simultáneamente por intereses espurios y nobles. En la profunda insatisfacción que muchas personas tenemos ante ciertos nombramientos está presente una poderosa crisis de representación. El conflicto suscitado por la equivocada –y escandalosa– designación de Arturo Escobar como subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de Gobernación mostró al gobierno que la ciudadanía mexicana vigila –y cuestiona– sus nombramientos. Es importante realizar designaciones atinadas para lograr una mínima sinergia entre los movimientos sociales y el gobierno, indispensable para el consenso social. El beneplácito que ha despertado el nombramiento de Alexandra Haas se debe a su trayectoria impecable y a su compromiso probado con los derechos humanos. Esta acertada elección tranquiliza a muchos ciudadanos involucrados en la lucha contra la discriminación, al mismo tiempo que garantiza una gestión cuidadosa y respetuosa. Una de cal por las que van de arena o, dicho de otro modo, ante tantos nombramientos incorrectos, producto del favoritismo personalista y de las trácalas partidistas, ¡finalmente el gobierno federal acierta! Y la cereza del pastel es que, encima de todo, Alexandra está embarazada de siete meses. Antes no se hubiera soñado con nombrar a una mujer en ese “feliz estado”. ¡Así también se hace una intervención simbólica y se ponen en cuestión prejuicios!

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