Arte: "Ice Watch" París

lunes, 14 de diciembre de 2015 · 12:48
MÉXICO, DF (Proceso).- En el marco de la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21) que se llevó a cabo del 30 de noviembre al 13 de diciembre en París, el internacionalmente reconocido artista danés Olafur Eliasson (1967) presentó una poética, inteligente –y también ambivalente– instalación en La Plaza del Panteón, que permite reflexionar sobre el potencial estético del buen arte, la función social del artista, y el reto que tienen las prácticas visuales cuando se emplazan en el espacio público. Interesado no sólo en llamar la atención sobre el daño que está causando el calentamiento global en los glaciares del Ártico, sino también en conectar emocionalmente a los espectadores con el problema y animarlos a la acción contra el cambio climático, Eliasson, en colaboración con el geólogo Minik Rosing, diseñó una instalación que consiste en el emplazamiento en círculo de 12 enormes trozos de hielo provenientes de icebergs flotantes, cosechados en un fiordo a las afueras de Nuuk, Groelandia. Emplazados como si señalaran las horas en un reloj, los bloques de aproximadamente 80 toneladas, al derretirse lentamente, evidencian que ya es tiempo de atender el problema que los destruye. Titulada Ice Watch (Reloj de hielo), la instalación fue presentada por primera vez en octubre de 2014 en Copenhague, con motivo del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Convencido de que el arte tiene la capacidad de cambiar la perspectiva sobre el mundo cuando se generan conecciones entre la obra y la emotividad de los espectadores, Eliasson ha desarrollado una potente y a la vez sutil propuesta estética que transmuta la naturaleza en ficción, el arte en realidad y la percepción espacial en una experiencia corporal que es seducida por la misteriosa belleza de las formas, volúmenes y ambientes convertidos en colores, nieblas o luces. Interesado en crear comunidades de contemplación y en inspirar sentimientos de inclusión que conecten a los espectadores con el problema que trata o devela la obra, Eliasson ha restituido al arte una función social que integra al individuo a su entorno, planeta y sociedad. En sus proyectos, el arte público no es una escultura monumental, ni un espectáculo, ni un telón de fondo para fotografiarse. Por el contrario, es una experiencia silenciosa y profunda que exige sentir y mirar: acariciar el hielo milenario, escuchar el crujido de su estructura y recuperar el líquido de su derretimiento. Cuestionado por las emisiones de gas efecto invernadero que generó la cosecha y el transporte de los bloques desde Groenlandia hasta París, el proyecto sobresale también por la transparencia de estos datos –que se publican en su portal– y la discreción de los testimonios de su producción. Inmerso en el territorio público de la globalidad, Ice Watch París puede conocerse y visitarse en: www.icewatchparis.com #icewatchparis y www.olafureliasson.net

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